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[Claudio Lísperguer] [En uno de los foros de la página web del senador Guido Girardi  ha estallado recientemente una especie de diálogo de sordos entre animalistas y bienestaristas después de que Pepa García (Teleperra) criticara a Patricia Cocas (ProAnimal) que se presente como animalista al mismo tiempo que representa a la WSPA (Sociedad Mundial para el Bienestar Animal), que es una organización que no sólo propugna el sacrificio de mascotas, sino además fomenta el consumo de carne y rechaza agresivamente el vegetarianismo y veganismo. La WSPA es financiada por la industria ganadera.]

No parece que todos estemos de acuerdo en lo que significa ser animalista. Hay muchos que se definen como animalistas, pero no lo son. El principal principio de los animalistas es la defensa del derecho a la vida de los animales, y no solamente de los animales domésticos o mascotas. Para un animalista, un león tiene el mismo derecho a la vida que un perro. Los bienestaristas luchan porque los animales, tanto las mascotas como los de producción y consumo, sean bien tratados y que no sean sometidos a tratos crueles ni torturas. Por eso a menudo se los encuentra proponiendo nuevos métodos de sacrificio, que dicen que son indoloros, o nuevos modelos para mataderos, o reformas en el tamaño de las jaulas y en las condiciones de transporte hacia el matadero. A diferencia del animalismo, el bienestarismo acepta que los humanos puedan matar animales para su consumo como carne y utilización de partes de su cuerpo. Por esta razón, para muchos el bienestarismo equivale a tratar bien a los animales para que la carne sea más blanda.
La WSPA se ha infiltrado en Chile y busca expandir su influencia cooptando a activistas animalistas y bienestaristas y tratando de penetrar en círculos políticos y legislativos para fortalecer sus intereses, que son los de la industria ganadera. La organización tiene entre sus objetivos explícitos el fomento del consumo de carne e impedir el desarrollo del vegetarianismo. También busca reforzar el poder de los veterinarios, dejando en su poder decisiones sobre la vida o muerte de mascotas, alegando que esta es una decisión técnica antes que moral. Por supuesto, esto no lo dicen ni explícita ni abiertamente. Pero la investigación de Pepa García, que logró tener acceso a documentos internos e igualmente públicos de la organización, es indesmentible.
La WSPA trabaja activamente en un proyecto de Declaración Universal sobre Bienestar Animal, que quiere que sea adoptado por gobiernos en todo el mundo. Para ello, no escatiman ni recursos ni esfuerzos ni estratagemas, llegando incluso al colmo de difundir informaciones falsas sobre el contenido de la declaración, la que, dicho sea de paso, no se encuentra ni en su propia página web, donde ofrecen solamente una versión incompleta y resumida y siempre cambiante.
En una de sus páginas la organización resume partes de declaración. La declaración podrá “animar a las industrias que usan animales a mantener el bienestar a la vanguardia”; “crear una actitud global más compasiva hacia el bienestar animal”; “mejoraría la vida de más de mil millones de personas que dependen de los animales para sus sustentos y de muchas otras que los tienen como compañeros”. El bienestar animal, se lee en el documento, “contribuye a sistemas de producción sostenibles y al mejoramiento de la seguridad en la comida para humanos”. En la página llaman inmediatamente a firmar esa declaración, pero el enlace que entregan te envía a un borrador de la declaración de 2003, en la cual sólo aparecen cuatro puntos (son ocho). En el punto 1 declara que los animales son seres sintientes con derecho a “consideración y respeto”, pero no con derecho a la vida. El punto 2 declara que los veterinarios deben tener un papel esencial en la salud y bienestar de los animales. El punto 4 pide reconocer el trabajo de la World Organization for Animal Health (OIE), que es una organización de veterinarios dedicada a la sanidad animal y a mejorar las condiciones de la explotación animal. En los últimos párrafos se puede leer en la declaración que “el uso humano [trato humanitario] de los animales puede tener importantes beneficios para los humanos”. ¿Tiene alguien alguna duda de que la WSPA no es una organización animalista?
A esto hay que agregar que en esa declaración (cuya primera versión dataría de 1991) la WSPA no menciona para nada el documento previo sobre derechos animales, la Declaración Universal de los Derechos Animales de Naciones Unidas que, aunque no es la Biblia, sí reconoce en su primer punto que “todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia”. Esta declaración data de 1977, catorce años antes que la declaración de la WSPA y que esta no menciona en ninguna parte, como si no existiera.
En lo que se refiere a las mascotas, la WSPA ha tenido históricamente una actitud deleznable. En sus primeros documentos proponía el sacrificio de perros y otras mascotas sanas como método de control demográfico, algo que está prohibido en muchos países del mundo, incluyendo a Chile. En esos documentos se pueden leer cosas como que conviene matar a los cachorros recién nacidos dándoles golpes en la nuca y sugiriendo otros métodos igual de salvajes. Con el tiempo, la organización ha ido cambiando. Ahora dice que respeta las diferencias culturales, lo que, si nos atenemos a su propia declaración y otros documentos, es simplemente falso. Pero, sin embargo, sigue proponiendo cosas como el sacrificio de los perros de la calle. Tan obsesionada está la WSPA con hacerse con poder, que está dispuesta incluso a decir que rechaza el sacrificio de perros si, como en el caso de Chile, eso le permite meter el pie en la puerta. Pero no debemos cometer el error de creerle.
El proyecto de ley actual –sobre tenencia responsable y responsabilidad civil- no gira ciertamente sobre los animales en general, sino particularmente sobre las mascotas y cuando se apropian algunos falsamente de la representación del movimiento animalista el gravísimo resultado es que quita espacio a proyectos valiosos y relevantes sobre qué hacer con los perros de la calle. La WSPA rechaza explícitamente los principios y objetivos del movimiento Sacrificio Cero (No Kill), que se opone el sacrificio de mascotas y propone intensificar las campañas de adopción y la participación ciudadana para su logro. En Chile hay al menos dos o tres experiencias terriblemente positivas que rechazan el sacrificio de animales de la calle y procuran su adopción, rehabilitación e inserción en la sociedad humana con espectaculares resultados. Una de ellas es la del canil municipal de Ñuñoa, que en el curso de dos años ha logrado encontrar familias adoptivas para cientos de perros. La otra es la del Equipo EDRA, que, entre otras cosas, coordina campañas de adopción para madrinas y padrinos de perros, con un increíble éxito. Estas son experiencias que deben ser conocidas por los senadores antes de tomar una decisión. Los bienestaristas de la WSPA y otros han hecho todo lo posible por ignorar y silenciar estos desarrollos, que ciertamente desmienten sus propios e interesados proyectos. La nefasta influencia de la WSPA se hace notar pues no solamente en el ámbito de la explotación animal, sino también en el terreno de nuestra relación con las mascotas.
Por eso creo que es hora de separar la paja del trigo. Por razones históricas que no vienen a cuento, animalistas y bienestaristas han terminado en el mismo bloque. Pero esto ya no tiene ningún sentido. Bienestaristas y animalistas no tenemos nada en común. Muy al contrario. Los animalistas no debemos aceptar a nadie que represente los intereses de la industria ganadera, que es la principal enemiga de la vida de los animales, ni que acepte otra opción que la defensa irrestricta de las mascotas. Los bienestaristas están al otro lado de la barricada, junto a los ganaderos. No somos primos hermanos. No estamos en el mismo bando. Somos derechamente enemigos.
Las prácticas matonescas de Cocas son ampliamente conocidas. Se rodea de un grupo de matones y matonas que lanzan frecuentemente campañas de intimidación y difamación contra los que opinan de otro modo o los que se atreven a denunciar sus malas artes. Ahora mismo, incluyendo el foro del senador Girardi, asistimos a una de esas campañas, y esas señoras amatonadas recurren a la xenofobia, al insulto, a las amenazas, en una palabra al matonaje, como si fueran armas legítimas de debate.
La Pepa tiene toda la razón. No debemos seguir tolerando los intentos de usurpación ideológica de nuestro movimiento.
cc lísperguer

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Claudio Lísperguer
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