[Trípoli, Libia] [Ejército libio se enfrente a milicias paramilitares en aeropuerto de Trípoli.]
[Liam Stack] Los esfuerzos del gobierno provisional libio por ejercer su autoridad en la capital se vieron frustrados durante el fin de semana después de que miembros de una poderosa milicia paramilitar rebelde intercambiara disparos con soldados del naciente ejército, dejando dos personas muertas.
El enfrentamiento, que comenzó cuando el oficial de más alto rango del Ejército Nacional Libio pasó a gran velocidad por un puesto de control, subrayó la persistente incapacidad de las autoridades de organizar o controlar a los miles de hombres armados que lucharon durante meses contra el gobierno del coronel Moamar al-Gadafi en unidades improvisadas que aún no se disuelven.
El enfrentamiento no presagia nada bueno para los intentos del Consejo Nacional de Transición, el gobierno interino de posguerra en Libia, de convencer a las milicias de otras regiones de que abandonen la capital antes del 20 de diciembre. Los rebeldes inundaron las calles de Trípoli cuando esta cayó en manos de las fuerzas rebeldes en agosto, y cientos de paramilitares fuertemente armados todavía permanecen en la ciudad, controlando territorios y enfrentándose unos a otros ocasionalmente, pese a las súplicas de las autoridades de que abandonen la capital.
Desde los primeros meses de la rebelión libia, los líderes rebeldes han estado tratando de crear un ejército unificado sobre la base de los restos de las gravemente fracturadas fuerzas armadas libias del coronel Gadafi. En julio esos esfuerzos sufrieron un revés cuando el comandante en jefe de las fuerzas rebeldes, el general Abdul Fattah Younes, fue asesinado en Bengasi en medio de sospechas sobre su lealtad. Como un alto oficial de las fuerzas de seguridad libias durante el gobierno de Gadafi, el general Younes fue responsable de la detención y tortura de numerosos disidentes libios.
En las últimas semanas, un rival del general Younes, el general Khalifa Hiftar, ha emergido como el oficial más influyente del ejército, aunque muchas milicias que todavía operan en la capital continúan obedeciendo sólo a sus propios comandantes.
Las tensiones sobre los contradictorios intentos de control llegaron a un punto crítico el sábado cuando el convoy del general Hiftar, en camino al aeropuerto internacional, fue atacado cuando pasaba a toda velocidad por un puesto de control montado por combatientes provenientes de Zintan, una ciudad montañosa en el occidente del país, de acuerdo a líderes paramilitares y un portavoz del ejército.
El coronel Mukhtar Farnana, que preside el consejo militar en el occidente de Libia, acusó al general Hiftar de “tratar de ocupar a la fuerza el aeropuerto” y pidió que se investigara el enfrentamiento. Se burló del ejército nacional describiéndolo como poco más que una colección de milicias del este de Libia, donde reside el gobierno interino, que se comportaban como “guardaespaldas de Hiftar”.
“No es así como debe comportarse el ejército nacional, y estamos esperando a ver qué dicen el CNT y el Ministerio de Defensa porque la situación en el terreno en estos momentos no se puede tolerar”, dijo. “Estamos esperando respuestas en cuanto a qué hacer con Hiftar”.
El coronel Ahmed Omar Bani, portavoz del Ministerio de Defensa, rechazó la versión que ofrecieron los paramilitares sobre lo que había ocurrido. La milicia de Zintan ni siquiera estuvo implicada en el enfrentamiento, dijo, la que habría puesto al ejército contra “un grupo de analfabetos” que planeaban “asesinar al general Khalifa Hiftar”.
Advirtió que el general Hiftar era respetado por los oficiales del ejército y que un ataque contra él “sería desastroso para Libia”.
El Ejército Nacional Libio está en sus primeras fases de desarrollo. Muchos de sus miembros son desertores de las fuerzas armadas libias del gobierno del coronel Gadafi, pero están mal equipados y pobremente adiestrados. El Consejo Nacional de Transición ha llamado a los paramilitares a unirse al ejército o deponer las armas y volver a la vida civil. Es una iniciativa que los comandantes de las milicias dicen que respaldan, aunque parecen existir dudas sobre las fuerzas actuales, que el sábado fueron incapaces de hacer frente a una de las milicias más poderosas del país.
Mientras sucedía el enfrentamiento, decenas de soldados se apresuraron hacia el campo de batalla en sus propios coches, abollados sedanes o viejas furgonetas, agitando sus rifles caprichosamente y vestidos con uniformes desiguales y desajustados. Muchos disparaban al aire.
El coronel Bani dijo que de momento desconocía el tamaño del ejército y que la fuerza operaba sin un comandante en jefe, como “un cuerpo sin cabeza”. Gran parte de la confusión y tensión entre los rebeldes también se deriva de la falta de una cadena de mando clara en el incipiente ejército desde el asesinato del general Younes.
“Después del asesinato del general Abdul Fattah Younes, se debió haber nombrado inmediatamente a otro comandante en jefe para reconstituir el cuerpo”.
Tanto el portavoz del ejército como el comandante de la milicia de Zintan en el aeropuerto, Mukhtar al-Akhdar, estuvieron de acuerdo en que el conflicto se había iniciado cuando el convoy del general Hiftar trató de pasar ignorando el puesto de control que había sido montado debajo de un paso elevado en la carretera. La milicia custodia el aeropuerto desde agosto pasado y sus miembros querían que el convoy se identificara propiamente, dijo Akhdar, que también acusó al ejército de tratar de apoderarse “por la fuerza” del aeropuerto, una valiosa posición estratégica.
La escaramuza provocó un enfrentamiento a tiros entre el puesto de control en la carretera y una base del ejército que el general Hiftar había usado como su cuartel general durante la noche, dijeron los paramilitares.
El ejército había arrestado a dos miembros de la milicia de Zintan en el enfrentamiento inicial y los había trasladado a la base, y la milicia respondió pronto, disparando contra los soldados. Un asistente de Akhdar dijo que este “dio a Hiftar unas pocas horas para que liberara a nuestros hombres”, un ultimátum que el ejército respondió con un contrataque contra el puesto de control, matando a dos milicianos y dejando agujereadas con impactos de bala las vallas de concreto del puesto de control.
Los milicianos atacaron la base del general Hiftar e hicieron prisioneros, usándolos como rehenes para obtener la libertad de sus dos hombres, dijo Akhdar. En los tensos momentos finales, sus fuerzas rodearon al general y sus hombres cerca de la salida trasera de la base, pero los dejaron marcharse ilesos por la insistencia del Ministerio de Defensa –dijo Akhdar.
“Le dijimos a Hiftar: ´Está libre, pero no vuelva al aeropuerto´”, dijo Akhdar. “Podríamos haberlos matado a todos, pero los dejamos en libertad”.
24 de diciembre de 2011
12 de diciembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer