[El absurdo afiche en que se convoca a manifestarse contra el proyecto de ley de tenencia responsable anuncia falsamente que el proyecto dispone el sacrificio de perros callejeros. Una muestra de la irracionalidad que se ha introducido en sectores del movimiento animalista.]
[Claudio Lísperguer] En el actual debate sobre la ley de tenencia responsable y responsabilidad civil algunos sectores del mundo animalista, incluyendo también a parte del bienestarismo, han asumido posiciones que son derechamente irracionales, y algunas de ellas también al borde de lo psicopatológico. En las últimas manifestaciones contra el proyecto de ley se ha visto a manifestantes violentos portando pancartas incomprensibles y, muchas veces, con textos obscuros y falsos. En blogs y páginas de Facebook, las organizaciones convocantes (Movimiento Animal Abandonado, Movimiento Animal Callejero, ProAnimal Chile, CDA) y de miembros de estas organizaciones (algunas asociadas a la WSPA) toleran expresiones racistas y amenazas de muerte, y excluyen las participaciones razonadas. Son derechamente enemigos del diálogo, de la racionalidad y de la inteligencia.
En esas manifestaciones y páginas en la red –que convocan o llevan los grupos mencionados- se llama a oponerse al proyecto de ley porque este, conocido como ley Hinzpeter, legalizaría el sacrificio de los perros de la calle. Esto es absurdo, porque en el proyecto de ley no se habla para nada de este presunto sacrificio de perros definidos como abandonados. He leído incluso a algunos afirmando que la ley busca matar a todos los canes, aseveración todavía más absurda. Muchos de estos grupos se han sumado a una campaña de difamación contra el ministro Hinzpeter, al que acusan, por decirlo así, de ser judío, y al que o le desean la muerte o anuncian que matarán por lo mismo o por la intención de querer matar, según se imaginan, a los perros.
Muchos creen que se trata de personas y grupos desinformados, pero eso es difícil de creer. Ciertamente, odiar al ministro por ser judío no tiene nada que ver con estar mejor o peor informado. Es verdad que estas expresiones antisemitas no las ventilan abiertamente las organizaciones convocantes, pero las toleran en sus foros, al tiempo que excluyen a los lectores que protestan por estas expresiones de odio e irracionalidad.
Por esta razón, creo que se trata de otra cosa. Estas organizaciones y personas buscan desinformar a otras, porque es absolutamente falso que el proyecto de ley incluya algún artículo que legalice la matanza o exterminio de perros de la calle. Pero por más que se lo repitas y les entregues la información disponible, desechan tus intervenciones, borran tus comentarios y te insultan y amenazan. Es evidente que no quieren que sus lectores y seguidores se enteren de la verdad.
El proyecto no gira sobre los perros de la calle. El proyecto trata sobre los perros potencialmente peligrosos o perros que han agredido o matado a personas. El artículo 25 original de la ley establecía que “el juez competente deberá disponer el comiso y sacrificio de perros declarados potencialmente peligrosos que causen lesiones graves o la muerte de una persona, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales del dueño o poseedor del animal”, y dispone que sean sacrificados con algún método de los llamados indoloros, a costas del dueño del perro (boletín 6499-11).
Esta formulación se prestaba a numerosas interpretaciones y dejaba la puerta abierta para todo tipo de abusos. Por ejemplo, no quedaba claro qué instancia declaraba peligrosos a los perros y todos temíamos que las municipalidades encargaran a algún funcionario que marcara a los perros de la calle como peligrosos para poder matarlos. Ni explicaba la ley por qué habrían de ser esos perros sacrificados, porque estos simplemente no pueden ser condenados como si fuesen los autores de algún delito ni es racional matar a un perro para castigar al dueño.
Pero este artículo fue debatido en la Comisión de Salud, la que invitó a varias representantes de organizaciones animalistas a exponer su punto de vista. Gracias a la intervención de CEFU el Ministerio del Interior redactó una nueva formulación del artículo 25, que dice:
“El juez competente en materia penal, deberá disponer el comiso de los perros declarados potencialmente peligrosos en el proceso judicial que causen lesiones graves o la muerte de una persona, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales del dueño o poseedor del animal. El perro comisado, será puesto a disposición de las organizaciones de protección animal registradas conforme a esta ley, [las que] se harán cargo de él para efectos de que sea rehabilitado si fuere posible, y reubicado en un hogar apto, previo examen de expertos de forma que no constituya un peligro para las personas”.
¿Cuáles son las diferencias? En el nuevo texto queda más claro que lo que decida el juez competente sólo podrá ocurrir en el marco de un proceso judicial –vale decir, sólo si hay un litigio entre las víctimas de alguna agresión canina y los dueños de los canes, y no tendremos que temer que algún funcionario municipal empiece a marcar a los chuchos. Luego, los perros no serán sacrificados por orden del juez sino que puestos a disposición de una organización que se encargará de su rehabilitación y adopción. Sólo en el caso eventual de que no haya ninguna persona que no sea el dueño u organización que pueda o quiera encargarse de la rehabilitación o si esta fuera imposible, el tribunal podrá decretar su sacrificio.
Esta última parte está todavía siendo debatida, aunque es muy improbable que ocurra alguna vez –quiero decir, es difícil imaginar que una organización con fondos del estado pueda negarse a la rehabilitación de un perro declarado peligroso. La eutanasia sólo se aplicará en casos de que su rehabilitación no sea posible. De todos modos, es posible que se pueda insistir en que esos perros no sean sometidos a eutanasia, sino que derivados a un santuario hasta el término natural de sus vidas sin que constituyan peligro ni para humanos ni para otros animales. Dicho esto, tampoco hay que olvidar que si este artículo llegara a aprobarse, con las garantías y protecciones indicadas, no afectará a miles de mascotas, como insisten tan brutamente los convocantes, sino que a muy pocos perros, pues incidentes de esta naturaleza (humanos atacados por perros con resultado de muerte) son para nada habituales, usualmente menos de cinco al año, si acaso.
Posteriormente el presidente de la Comisión de Salud, el senador Fulvio Rossi, comunicó en su cuenta de Twitter que la ley no era eutanásica y que los perros en cuestión (que hayan provocado lesiones graves o la muerte de humanos u otros animales) quedarían a cargo de organizaciones [que se encargarían de su rehabilitación]. Estamos pues rogando que todo salga bien, que se apruebe la nueva redacción y que se interne en santuarios a los perros irrecuperables.
Curiosamente, pese a todos estos desarrollos positivos, algunos en el movimiento animalista han declarado que el senador Rossi miente, sin explicar qué razones tendría para mentirnos, o que no es pitoniso y que no puede saber si los otros senadores votarán a favor o no de la nueva redacción del artículo 25. Algunos afiebrados dicen que podemos amenazarlos con no votar por ellos, con lo que manifiestan un absoluto desconocimiento de cómo funciona el sistema electoral chileno, en el cual, en las elecciones de parlamentarios, el voto ciudadano es irrelevante. Es decir, el voto no lo podemos usar como castigo simplemente porque no es pertinente.
Algunos grupos –bienestaristas y animalistas- han organizado manifestaciones rechazando la ley con argumentaciones falsas y absurdas, como vimos al principio: que la ley busca matar a todos los perros, a todos los perros callejeros, a todos los perros peligrosos, al mismo tiempo que permiten en páginas en la red expresiones racistas, amenazas contra el ministro Hinzpeter, llamados neo-nazis a su muerte y peroratas en las que se habla del pueblo y del proletariado combatiente anti-judío. Esas expresiones, y el espacio que se les permite ocupar, delatan un monstruoso concubinato entre grupos de extrema izquierda, comunistas y pinochetistas, cuyas ideólogas, conocidas por todos, se esconden detrás de organizaciones de nombres rimbombantes y fantasiosos, algunas creadas a toda prisa para crear la impresión de que hay mucho pueblo detrás de los convocantes.
Manifestarse contra el proyecto por el hecho de que todavía incluiría la eutanasia de perros no rehabilitables, o por otros aspectos de la ley, sería justificable, pero las exageraciones, falsedades, manipulaciones, insultos y amenazas de los convocantes hacen imposible que los animalistas que nos consideramos normales podamos participar. No nos verán tomados de la mano con neo-nazis, pinochetistas y otros extremistas protestando contra una ley imaginaria y azuzando al pueblo a matar a un ministro. Eso es derechamente impresentable. El daño que pueden causar estos grupos al movimiento animalista es incalculable y no debemos hacer la vista gorda.
¿Qué querrán? Considerando la insensatez de las reclamaciones de estos grupos, que rechazan leyes que no existen y denuncian propósitos que las autoridades tampoco tienen, sólo se puede imaginar un motivo: si finalmente, como esperamos, los senadores borran la eutanasia de la ley, este montón de intrigantes dirán que se lo debemos a ellas.
Personalmente, si los senadores de la comisión aprueban el artículo que dispone la eutanasia de perros declarados peligrosos en el contexto de un proceso judicial -y que no sean adoptados por una persona que no sea el dueño o una organización animalista que se encargue de su rehabilitación y adopción-, aunque yo hubiese preferido que fueran en ese caso hipotético enviados a un santuario, y no sacrificados, no me arrepentiré nunca de no haber marchado con estos cavernícolas. Su intervención y su presencia en el movimiento animalista es realmente una desgracia.
Nota
La siguiente intervención servirá de ejemplo del tenor de las opiniones admitidas en foros de las organizaciones convocantes y miembros de estas:
“Este es un hijo de puta cionista [sic] judío culiao los mismos que crusificaron [sic] a Jesus [sic] solo a funarlo y hecharlo [sic] que se vaya estos mismos matan palestinos no tienen conciencia” (en esta página).
lísperguer