[Los Ángeles, Estados Unidos] [Santuario Los Padres sale al rescate de los perros lobo. Veintinueve animales fueron requisados en una feria de atracciones de Anchorage acusada de posesión ilegal. “Verlo fue desgarrador”, dijo uno de los rescatistas.]
[Louis Sahagún] Encadenados a postes en un terreno de dos mil metros cuadrados, los veintinueve perros lobo languidecieron durante años detrás de una empalizada en una feria de atracciones en la carretera cerca de Anchorage.Los híbridos de lobo no podían tocarse unos a otros excepto cuando eran alimentados a través de una valla metálica. Varios de ellos tenían el lomo y las piernas con llagas porque nunca antes habían podido moverse más que unos metros a la vez.
Los animales fueron requisados por las autoridades de Alaska como evidencias en una investigación criminal todavía en curso y destinados a ser destruidos antes de que interviniera el Centro de Rescate Animal del Valle de Lockwood. El centro había esterilizado y castrado a los perros lobo, y luego los había transportado hasta su santuario en el Bosque Nacional Los Padres, a unos 145 kilómetros al norte de Los Ángeles.
Llegaron al santuario de ocho hectáreas el 12 de diciembre y vivirán sueltos el resto de sus vidas, en recintos amplios y con redes de caniles de alambre. Dirigiéndose a grandes zancadas hacia un canil a la sombra de matorrales, robles y pinos, Lori Lindner, co-fundadora y presidente del santuario sin fines de lucro, introdujo el jueves a los visitantes a los nuevos miembros de sus nuevas “manadas”: la hembra negra con ojos color miel oscura que apareció en la película ‘Camino salvaje’ [Into the Wild; Hacia rutas salvajes] (2007), de Sean Penn, y un enorme macho que fue padre de siete de los perros lobo rescatados.
Lindner, 46, recuerda con un suspiro haber llegado al parque de diversiones Wolf Country USA en Anchorage a principios de mes para empezar a preparar a los animales para el largo viaje a California.
“Fue desgarrador ver a tantos de estos animales encadenados”, dijo. “Los perros lobo son producto de la vanidad humana y del machismo”.
El problema es que el cruce de lobos, que han sido criados por la naturaleza durante millones de años para ser salvajes, con perros, que han sido manipulados genéticamente durante miles de años para servir a los humanos, crea un conflicto de conductas innatas. Como resultado, a menudo son encadenados o regalados, soltados o sacrificados, o escapan y son perseguidos a tiros o envenenados.
En el recinto de una hectárea bautizada “la mansión de los lobos”, el marido de Lindner, Matthew Simmons, llamó a seis lobeznos que estaban disfrutando de algo de libertad.
“No más dolor”, dijo Simmons, 38. “Se llevan muy bien entre ellos, aunque ha habido algunos roces cuando una chica zarandeó a otra. Pero en general parecen entender honestamente que este es un mejor ambiente que de donde vienen”.
La Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos ha adoptado una dura postura contra el lobo como imprevisible, destructivo y rara vez adiestrable. Al menos dieciséis estados lo prohíben, y California y otros veinte estados restringen la tenencia. Alaska prohíbe la tenencia de lobos o perros lobo a menos que estén castrados o esterilizados, provistos de un microchip e inscritos ante las autoridades del estado.
Lindner y Simmons fueron alertados por funcionarios de acreditación del santuario de que Wolf Country USA estaba siendo investigado, acusado de la posesión ilegal de perros lobo. La feria de atracciones parecida a un zoológico se fanfarroneaba de poseer “la manada de lobos más grande de Alaska” y cobraba cinco dólares por pasar por un sendero suficientemente cerca de los animales como para tomar instantáneas y, en algunos casos, acariciarlos.
“Volamos hacia Alaska y nos reunimos con el vice-fiscal general”, dijo Simmons. “Nos dijo que el estado no tenía dónde dejarlos, y que si no los adoptábamos iba a enviar a policías del estado a dispararles y meterlos luego en un congelador hasta que el litigio en la corte con Wolf Country USA se resuelva”.
En una entrevista telefónica, Werner Shuster, dueño de Wolf Country USA, negó que los perros lobos hubieran sido maltratados o que él hubiese violado la ley”.
“Los criamos desde que eran cachorros, cada uno tenía de 3.6 metros a 4.5 metros de espacio y eran los animales más sanos del planeta”, dijo Shuster, 82. “Se portan mejor con cadenas. Así no pelean, y la gente puede acariciarlos”.
El dinero para llevar a los perros lobo al santuario provino de una donación de la Sociedad Protectora y de una “donación muy muy grande” de Bob Barker, que fue anfitrión del programa de juegos de televisión ‘The Price is Right’ durante 35 años, dijo Simmons.
Debido a sus historias, tamaño, fuerza y a menudo temperamentos inestables, los perros lobo necesitan mucho cuidado. El Fondo Internacional para el Bienestar Animal donó 43 mil dólares para construir nueve recintos más con una valla de tres metros de altura.
El santuario necesita tres mil dólares al mes para su mantención y cerca de 350 dólares al día para comprar carne cruda, productos vencidos recientemente y comprados en tiendas locales con un descuento. También se está negociando la compra de una propiedad de cerca de 72 hectáreas que se dedicaría al rescate de decenas más de perros lobo y lobos. “Necesitamos 250 mil dólares para el primer pago de la propiedad”, dijo Simmons.
Para ayudar a reducir los costes de la operación, que ya alberga a veinte perros lobo rescatados, el santuario lanzó Warriors and Wolves, un programa creado para aparejar a perros lobo con veteranos de guerra que trabajan como voluntarios para tratar de superar lesiones físicas y persistentes ansiedades.
Stanley McDonald, 48, al que diagnosticaron un severo trastorno de estrés post-traumático después de volver de la Guerra del Golfo y de la Operación Tormenta del Desierto, es uno de los veteranos que, como voluntario, se ha transformado en un peón a tiempo completo del santuario.
Cruzando la puerta de un recinto donde tres perros lobo caminaban recelosos de un lado a otro, McDonald dijo: “Reconozco un montón de mí mismo en los animales. Como ellos, cuando llegué aquí estaba perdido y en problemas. Aquí también se curan”.
9 de enero de 2012
27 de diciembre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer