[California, Estados Unidos] [Calabasas ofrece una cautelosa rama de olivo a los coyotes. Antes que matarlos o tenderles trampas, Calabasas espera enseñar a los habitantes a vivir con los coyotes.]
[Catherine Saillant] Los aullidos de los coyotes en la noche son una parte tan integral de Calabasas como los guionistas primerizos, los magnates retirados y las madres que se quedan en casa que atiborran las cafeterías en el pulcro centro comercial de la ciudad. Pero eso no quiere decir que los vecinos se sientan cómodos con los depredadores que recorren esta comunidad a los pies de las Montañas de Santa Mónica.Debbi Gillman recuerda la tarde en que su hija encontró, al volver a casa, los restos del mix de Retriever de la familia esparcido por el patio. Y Jill Nevins dijo que cuando sus hijos eran pequeños, tenían miedo de salir a pasear después de la puesta de sol porque podrían encontrarse con una manada de coyotes.
Sin embargo, ambos apoyan, aunque cautelosamente, una decisión este mes para prohibir la captura y sacrificio de coyotes en Calabasas y, en lugar de eso, enseñar a la gente a coexistir con los depredadores.
“Detrás de nosotros tenemos una gran montaña, y de muchos modos estamos invadiendo su territorio”, dijo Nevins, bibliotecario, durante la pausa de almuerzo.
Es un fuerte cambio después de las agresivas tácticas que se han usado durante años en las comunidades montañesas de California del Norte, donde las autoridades libran guerra contra los oportunistas coyotes que recorren los vecindarios a la búsqueda de alimento, a menudo bajo la forma de mascotas como gatos y perros pequeños.
Pero cada vez más autoridades y vecinos en comunidades como Calabasas están optando por imponer una política más amistosa hacia los coyotes, educando a la gente sobre cómo evitar enfrentamientos y no molestar a los depredadores.
La estrategia de no molestarlos en Calabasas contrasta fuertemente con los planes de guerra en otros lugares, incluyendo Laguna Woods, una suburbanización de jubilados al sur del condado de Orange donde el ayuntamiento contrató a un cazador profesional para matar a los coyotes que eran una amenaza para los residentes de la tercera edad y sus mascotas. De momento ha matado a siete.
En Glendale, funcionarios del ayuntamiento ordenaron el sacrificio de una manada de coyotes que habían ocupado una casa abandonada, y luego se retractaron cuando los vecinos se quejaron. La casa fue demolida más tarde y los funcionarios creen que los coyotes se dispersaron.
La decisión de coexistir con los coyotes ha sido espoloneada en general por personas como Randi Feilich Hirsch, una vecina de Calabasas que vive cerca de las colinas cubiertas de matorrales marchitos. Se indignó cuando el ayuntamiento llamó a un trampero para que retirara a la madre coyote y sus cachorros desde una guarida cerca de su casa.
“Es cruel e inhumano hacerle eso a un animal”, dijo. “Esta también es su casa. Nosotros nos mudamos a vivir en su territorio”.
El ayuntamiento de Los Ángeles implementó una posición contra las trampas hace cerca de una década. Greg Randall, especialista en fauna silvestre para Servicios Animales de Los Ángeles y experto del ayuntamiento cuando se trata de encuentros con coyotes, ofrece todas las semanas consejos para mantener alejados a los depredadores.
Después de las protestas de los vecinos de Arcadia, el Ayuntamiento aprobó en enero deshacerse de un trampero que había sido contratado para atrapar y sacrificar coyotes. San Francisco y Pasadena Sur también han aprobado políticas amistosas hacia los coyotes.
“Las ciudades se están dando cuenta de que sus residente quieren otras soluciones”, dijo Randall. “No están necesariamente en el mismo vagón de los que quieren “matar a todo el mundo y que Dios se encargue”.
En Calabasas, el Ayuntamiento aprobó este mes unánimemente prohibir que fondos municipales sean gastados en trampas y en lugar de eso convocar a reuniones comunitarias, colocar letreros y distribuir folletos en los que se explique cómo vivir en un ambiente que incluye coyotes y otros animales silvestres.
En los bordes de las Montañas de Santa Mónica, la localidad semi-rural pone a menudo a la gente en contacto con la fauna silvestre, especialmente coyotes. A fines de junio, un paisajista vio evidencias de una guarida de coyotes en el vecindario cerrado donde vive Feilich Hirsch y la ciudad mandó a un trampero a retirar a la madre y los cachorros, dijo.
Indignada pidió al Ayuntamiento que cambiara de política. Para su sorpresa, los concejales la escucharon. Dentro de un día, Calabasas había decretado una moratoria sobre las trampas. Después de estudiar el asunto, el concejo municipal aprobó el 12 de octubre convertirla en permanente.
El ayuntamiento trabajará con Proyecto Coyote, el Instituto de Bienestar Animal y el Servicio de Parques Nacionales para elaborar una campaña de educación del público que enseñará a los residentes a vivir más armoniosamente con los coyotes.
Con unos simples pasos, la gente puede minimizar los conflictos, dijo Camilla Fox, directora ejecutiva de Proyecto Coyote. No deje fuera alimento de mascotas y asegúrese de que los tachos de basura estén bien cerrados, dijo. Retire la fruta podrida y no permita que se queden fuera gatos y otras mascotas pequeñas. Si un coyote se queda cerca de su propiedad, ahuyéntele con ruidos fuertes o mójelos con una manguera.
Según los funcionarios, hay cerca de 750 mil de estas desgreñadas criaturas recorriendo la precordillera y las montañas de California. Las especies mantienen su población bajo control pariendo menos cachorros cuando su suministro de conejos y roedores disminuye, constató un informe de 2004 del estado sobre la especie.
La captura con trampa no resuelve todo porque los coyotes son criaturas astutas y se adaptan fácilmente, dicen los expertos.
“Si la captura con trampas funcionara, no habría fauna silvestre”, dijo Randall, el especialista en fauna silvestre de Los Ángeles. “En este país hemos estado cazando con trampas desde hace más de 230 años”.
La expansión urbana en las últimas décadas ha empujado a la gente a un contacto más estrecho con la fauna silvestre, dicen biólogos. Los ataques contra humanos son raros, pero tienden a ser fuertemente publicitados. En 2008, coyotes trataron tres veces de atacar a niños pequeños en el condado de San Bernardino.
Ahora, las ciudades están poco a poco adoptando políticas más proactivas, dijo Fox. Los residentes que quieren cambios están usando la Internet y los medios sociales para ejercer presión sobre el ayuntamiento. Cuando el Proyecto Coyote emitió una alerta en Calabasas, nueve mil personas firmaron una petición online instando al concejo a proteger a los animales.
Observa el activismo de base ha sido algo impresionante, dijo Stephanie Feldstein, que ayudó a difundir el Proyecto Coyote.
“Más de nueve mil personas de todo el mundo se unieron a su llamado a la coexistencia”, dijo Feldstein. “Y la Comisión de Medio Ambiente de Calabasas y el Concejo Municipal escucharon”.
10 de enero de 2012
30 de octubre de 2011
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer