[Pequeña reforma de la ley de inmigración impediría que miembros de una familia puedan ser separados. Ediorial NYT.]
El gobierno de Obama está dando un paso importante para reforzar la inmigración legal y proteger a las familias –mientras que prepara el retiro de algunas de las crueldades arbitrarias de los trámites de la burocracia de inmigración. El gobierno anunció el viernes que cambiaría un discutido proceso para evitar separar a las familias cuando los inmigrantes soliciten convertirse en residentes legales permanentes.
Con la ley vigente, a un inmigrante ilegal que tiene un cónyuge o padre estadounidense por lo general se le permite solicitar la tarjeta verde para convertirse en residente legal permanente. Pero la solicitud debe hacerse en el país del solicitante –y muchos inmigrantes ilegales que dejan el país son automáticamente excluidos y no pueden volver en tres, y, a veces, en diez años.
Si esa separación causa “extremo pesar” a un ciudadano estadounidense, un inmigrante puede solicitar una exención. Pero él o ella tienen que entregar la solicitación en país de origen y esperar allá la decisión. Porque las exenciones consumen notoriamente mucho tiempo y son difíciles de conseguir, un solicitante puede esperar normalmente durante meses en el extranjero antes de que la exención sea aprobada y corra el riesgo de quedarse varada durante años si su familia no es aprobada.
No sorprende, por eso, que muchos inmigrantes que son elegibles para una visa –posiblemente varios cientos de miles- prefieren quedarse a la sombra.
La nueva regla propuesta por Alejandro Mayorkas, director de Servicios de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, permitiría que los inmigrantes obtuvieran una exención provisional en Estados Unidos antes de que se marchen a recoger sus visas. Esto significa que no tendrán que separarse de sus familias por periodos prolongados e inciertos e irán a sus citas consulares sabiendo que pronto podrán volver a casa. La agencia también declaró que estaba planeando uniformizar los procedimientos para reducir el tiempo de espera para las visas a unas semanas, cuando mucho.
El anuncio de Mayorkas fue una rara exhibición de sentido común y compasión por los inmigrantes en Washington. Fue particularmente saludado por los mexicanos, muchos de los cuales usan el consulado al sur de El Paso, en Ciudad Juárez, una ciudad con una horrorosa tasa de homicidios. Meses de espera por una petición de visa y entrevistas implican no solamente riesgos burocráticos, sino también de vida y mutilación.
El presidente Obama, como el presidente George W. Bush antes de él, se ha visto terriblemente acosado por miembros del Congreso, la mayoría republicanos, que se oponen a toda reforma de leyes de inmigración anticuadas e injustas. Incluso acciones que fomentan la legalidad en el sistema de inmigración se enfrentan a una feroz resistencia. Los activistas han instado hace tiempo a Obama a asumir el liderazgo con acciones administrativas que pongan en balance políticas humanas y estado de derecho. Este es uno.
15 de enero de 2012
6 de enero de 2012
©new york times