[FDA cambia política sobre el uso de antibióticos en el ganado. Continúa el debate sobre el uso de fármacos en animales de consumo mientras inspectores federales se enfrentan a problemas de resistencia a los medicamentos y entregas más cortas.]
[Jill U. Adams] Sólo el veinte por ciento de los antibióticos vendidos en Estados Unidos se utiliza con personas enfermas con infecciones bacterianas, tales como la otitis y las infecciones al tracto urinario y la neumonía. La mayor parte de la penicilina, tetraciclina y otros fármacos antibióticos usados en este país se suministran al ganado –a animales perfectamente sanos.Los ganaderos han estado introduciendo estas medicinas en el pienso animal desde los años cincuenta. Dicen que los fármacos ayudan a proteger a las manadas contra enfermedades infecciosas y ayudan a crecer más rápido a los animales.
Pero durante al menos cuarenta años, la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos [U.S. Food and Drug Administration] se ha estado preocupando de que la extendida práctica pueda estar alentando el crecimiento de patógenos humanos que ya no son vulnerables a los fármacos de primera línea de los médicos.
En las últimas semanas, la FDA ha emitido dos decisiones sobre el uso de antibióticos en animales que terminarán como alimento en nuestras mesas:
-El 22 de diciembre, la FDA canceló los procedimientos, iniciados en 1977, que podrían haber puesto fin a la práctica de incluir penicilina y tetraciclina en el alimento del ganado.
-El 4 de enero, la agencia emitió una orden que prohíbe algunos usos, incluyendo usos preventivos, de otra clase de antibióticos usados también para tratar la neumonía y otras infecciones en humanos.
Las dos decisiones pueden parecer contradictorias. Pero la FDA afirma que ambas se tomaron en interés de conservar los antibióticos que son medicamente importantes para humanos.
Algunos defensores de la salud pública dicen que las últimas decisiones indican una nueva disposición del gobierno para enfrentar un problema de larga duración.
Finalmente al dejar de lado sus planes largamente paralizados para limitar el uso de penicilina y tetraciclina en animales de granja, la FDA declaró que tenía la intención de “regular más que unos pocos fármacos”, dijo Laura Rogers, que dirige la campaña de Pew Charitable Trusts sobre la salud humana y la agricultura industrial. Vistas bajo esa luz, las decisiones de la semana pasada limitan el uso de los antibióticos cefalosporina en la agricultura “es el primer paso hacia un enfoque regulatorio más amplio”, dijo.
La ciencia detrás de la resistencia a los antibióticos es una historia clásica de supervivencia del más fuerte. Los antibióticos atacan funciones vitales clave en bacterias, eliminándolas o impidiendo que se multipliquen. Pero los bichos individuales que sobreviven el asalto de un fármaco, crecerán y se multiplicarán, creando en potencia toda una nueva población de bacterias resistentes al fármaco.
La resistencia a los antibióticos es un problema de salud pública cada vez mayor en todo el planeta. La gente infectada con patógenos resistentes tiende a enfermarse más severamente y son más difíciles de tratar. La resistencia a los antibióticos agregan –según se estima- unos veinte mil millones de dólares a los costes de salud de Estados Unidos al año, incluyendo permanencias más largas en los hospitales y necesidad de fármacos más caros, de acuerdo a Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Sin embargo, no está claro en cuánto contribuye el uso de antibióticos en el ganado, cerdos, pollos y otros animales a problemas que padecen los humanos.
Los que se oponen a la práctica de agregar antibióticos al pienso animal o en los abrevaderos mencionan estudios que han encontrado bichos, como la salmonella y el Staphylococcus aureus, asociados con el ganado, en humanos.
Hace unas décadas, la FDA encargó al departamento de salud pública de Seattle que estudiara la salmonella y el campylobacter encontrados en carnes y en personas enfermas de enteritis. En un informe de 1984, los investigadores hallaron que el campylobacter, que induce enfermedades, era similar al encontrado en productos avícolas. Además, cerca del treinta por ciento de las bacterias de ambas fuentes eran resistentes a la tetraciclina.
Comer carne contaminada no es el único modo en que la gente puede ser colonizada por bacterias resistentes a los antibióticos. Los que trabajan con animales de granja también corren riesgos. Por ejemplo, un estudio chino publicado en 2010 encontró Escherichia coli resistente a los antibióticos en animales y peones de granja. El año anterior, los investigadores en Iowa informaron que habían encontrado una veta de estafilococo resistente a los antibióticos en trabajadores de granjas porcinas.
La Organización Mundial de la Salud, la Asociación Médica de Estados Unidos y otras importantes organizaciones sanitarias han denunciado la práctica de alimentar a los animales con antibióticos humanos. La mera amenaza de que el uso agrícola pudiera estropear los fármacos para humanos es una razón suficiente para hacer algo, dicen.
Los defensores de la práctica refieren a investigaciones científicas que descartan el riesgo para la salud humana. Un artículo en el Journal of Antimicrobial Chemotherapy de 2004 argumentaba que la contaminación cruzada entre animales de granja y humanos es una calle de dos vías, y la mayor parte de estas enfermedades resistentes a los antibióticos se deriva del uso humano de estos fármacos. De cualquier modo, escribieron los autores, las enfermedades causadas por bacterias en la carne pueden prevenirse con una cocción apropiada –incluso si la bacteria es resistente al fármaco.
Regulaciones generales que limiten la manera en que se usan los medicamentos en animales removerían valiosas herramientas del maletín del veterinario, de acuerdo a la Asociación Americana de Médicos Veterinarios. El uso profiláctico de los fármacos permite que granjeros y ganaderos prevengan o controlen el estallido de enfermedades, especialmente cuando los animales son mantenidos cerca. Si los medicamentos sólo se dan a los animales cuando están visiblemente enfermos, la enfermedad se puede propagar rápidamente y poner en riesgo la vida de toda una manada o bandada.
No hay duda de que los animales de consumo pueden llevar organismos resistentes a los antibióticos. Pero existen todo tipo de barreras para prevenir que esos bichos infecten a humanos, dijo la doctora Liz Wagstrom, jefe veterinario del Consejo Nacional de Productores Porcinos. Tienen que contaminar la carne en el matadero, sobrevivir la cocción y ser ingerida en dosis suficientemente grandes como para enfermar a alguien.
Al finalizar su iniciativa tan largamente estancada para reconsiderar el uso de la penicilina y la tetraciclina en la agricultura, la FDA dijo que sus peticiones para realizar una audiencia eran tan antiguas que eran esencialmente inútiles. Aunque entonces había evidencias de que la práctica alimentaba la resistencia a los antibióticos, nuevos datos más deberían ser tomados hoy en cuenta antes de tomar una decisión.
Como mínimo, cualquier esfuerzo para avanzar a partir de este punto tendría que considerar otras clases de antibióticos que se han hecho populares desde los años setenta e incluir un motivo por el que atacarlos, de acuerdo a la agencia.
La decisión de la FDA puede haber sido provocada por una demanda presentada por organizaciones como Natural Resources Defense Council y el Food Animal Concerns Trust. Convencidas de que alimentar a los animales con antibióticos es una importante problema de salud pública, estaban tratando de obligar a la FDA a avanzar con sus planes –no de abandonarlos.
“Esta es la actitud súper cautelosa de la FDA”, dijo Steven Roach, director de programas de salud pública para FACT. “Ahora tenemos más evidencias que en 1977. Y tenían suficientes evidencias entonces”.
Los fármacos afectados por la decisión de la FDA se encuentran entre los más antiguos. La tetraciclina encabeza la lista de los antibióticos más populares, con más de cuatro millones de kilos usados en animales de consumo al año, de acuerdo a datos de 2009 recogidos por la FDA. La penicilina ocupa el cuarto lugar, con cerca de 610 kilos del medicamento usado cada año. (Ambas cifras incluyen los fármacos usados tanto en animales sanos como para tratar a animales enfermos.)
Ambos medicamentos son ampliamente usados por productores porcinos pero de modos muy específicos, dice Wagstrom. Por ejemplo, la penicilina (usualmente en combinación con otros antibióticos) se usa en el alimento para lechones destetados porque estimula el crecimiento en esa temprana fase de vida.
Cómo estimulan los antibióticos el crecimiento no es algo enteramente comprendido. Los fármacos pueden afectar a las bacterias del intestino de un modo que permite que los nutrientes del alimento sean mejor absorbidos, o pueden suprimir enfermedades de bajo nivel, de acuerdo al doctor H. Morgan Scott, profesor en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Kansas, en Manhattan, Kentucky. “Si crecen más rápido, alguna gente dirá que son más sanos”.
La FDA ha tomado otras medidas para restringir el uso de antibióticos en animales. En 2003, la agencia empezó a exigir a las compañías farmacéuticas una evaluación de riesgos de los medicamentos dados a los animales como parte del proceso general de aprobación. Sin embargo, esas reglas no se aplican a fármacos más antiguos, como la penicilina, dijo Roach.
La FDA están también desarrollando directrices para el “uso juicioso” de los antibióticos en el ganado. Esas directrices, hechas públicas primero en julio de 2010, todavía son borradores. La agencia no se ha fijado una fecha para redondearlos, aunque se lo considera una prioridad, de acuerdo a la portavoz de la FDA, Stephanie Yao.
Pero esas directrices solo serán voluntarias, que explica por qué trataron los grupos ciudadanos de obligar a la FDA a avanzar con las reglas que se remontan a décadas, sobre la penicilina y la tetraciclina, dio Roach.
La demanda interpuesta por NRDC, FACT y otros para obligar a la FDA a emprender acciones fiscalizadoras contra los antibióticos en el pienso animal sigue en curso.
Entretanto, la representante Louise Slaughter (demócrata de Nueva York) presentó un proyecto de ley para prohibir el uso de antibióticos médicamente importantes en la agricultura. La Ley de Conservación de Antibióticos para Tratamientos Médicos exige que la FDA revalué las aprobaciones de fármacos actualmente permitidos en el pienso animal. Slaughter volvió a presentar su proyecto de ley en marzo pasado.
17 de enero de 2012
9 de enero de 2012
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer