[Es intolerable la ligereza del alcalde Joseph Maturo Jr., de East Haven, ante las graves acusaciones de sistemática brutalidad policial. Editorial NYT.]
Residentes hispanos y activistas de derechos civiles han dado la voz de alarma sobre la policía en East Haven, Connecticut. Sus denuncias recibieron el martes una escalofriante corroboración. El Buró Federal de Investigaciones arrestó a un sargento y tres agentes de policía por cargos relacionados con la intimidación de los vecindarios hispanos de la ciudad, parando y deteniendo a personas, allanando negocios sin motivo alguno, golpeando a detenidos esposados, aplastando la cabeza de un hombre contra una pared.
Los cargos repitieron lo que el Ministerio de Justicia informó en diciembre, acusando a la policía de East Haven de extendidas “prácticas discriminatorias, allanamientos y confiscaciones inconstitucionales y uso excesivo de la fuerza”. Esta situación adquirió ribetes todavía más bizarros cuando el alcalde, Joseph Maturo Jr., fue interrogado por un periodista sobre su reacción ante las detenciones y dijo que podría tener tacos para la cena. Primero dijo que había sido una broma. Cuando se dio cuenta de que esa desdeñosa indiferencia era la respuesta equivocada ante las graves acusaciones de brutalidad policial, dijo que lamentaba su comentario.
Eso no es suficiente. El alcalde Maturo debería renunciar. Ha mostrado una sorprendente incapacidad de entender la severidad del escándalo en su gobierno y se ha visto fatalmente comprometido en su apoyo reflejo de un departamento de policía manchado y su jefe. La repugnante observación del alcalde es lo más suave. Este caso gira sobre brutalidad y opresión institucional.
El caso de East Haven es una escuálida parte de un escándalo mayor sobre inmigración, ahora que los residentes de habla hispana son tratados con sospecha y sometidos a abusos y estados y localidades se apresuran a aprobar leyes que facultan a los agentes de policía a hostigar a presuntos inmigrantes ilegales. En este clima está floreciendo el perfilamiento racial y el gobierno de Obama ha incrementado sus esfuerzos para combatirlo. A juzgar por el racismo exhibido tan casualmente por Maturo, va a ser una larga lucha.
[La foto viene de East Haven.]
28 de enero de 2012
26 de enero de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer