[Pintora surrealista.]
[Grace Glueck] Murió el martes en su casa en Manhattan la pintora surrealista de los años treinta, Dorothea Tanning, cuya carrera la llevó desde el pequeño pueblo de Galesburg, Illinois, a una agitada vida en el mundo del arte internacional. Tenía 101 años.Su muerte fue confirmada por Mimi Johnson, una sobrina.
Casada durante treinta años con el pintor y escultor surrealista Max Ernst, Tanning se hizo conocida por sus propios méritos por sus vívidas representaciones de imaginería onírica. Mucho más tarde en su vida, después de cumplir los ochenta, ganó otro tipo de celebridad cuando empezó a concentrarse en la escritura, publicando una novela, una autobiografía y poemas que aparecieron en el New Yorker, la Yale Review y la Paris Review.
Como artista surrealista, Tanning explotaba su inconsciente para producir inquietantes imágenes como ‘Maternidad’ (1946), que muestra a una madre atormentada, con su larga bata hecha jirones a la altura del estómago, sosteniendo en sus brazos a un inquieto bebé. A sus pies hay un caniche con cara de niño.
Como otros pintores surrealistas, era meticulosa en su atención a los detalles y en construir superficies con pinceladas cuidadosamente apagadas.
Pero a mediados de los años cincuenta, Tanning se apartó de la meticulosa precisión del surrealismo narrativo para volcarse en sus pinturas “prisma”, rebautizadas más tarde como ‘Insomnios’. Estas son enigmáticas telas en las que cuerpos y partes de cuerpos, rostros apenas discernibles y formas biomórficas flotan en espacios oníricos generados por planos fracturados y delicados pliegues.
Su versatilidad se extendió a la escultura. En 1969 experimentó con figuras blandas que hizo con una vieja máquina de coser Singer. Usó algunas de ellas en ‘Hôtel du Pavot, Chambre 202’ (1970-1973), en la que las figuras llenaban las empapeladas paredes de un cuarto de hotel simulado, un temprano ejemplo de la ahora extendida práctica del arte de instalación.
Entre sus otros logros se encuentran los diseños de ballet para George Balanchine, grabados para libros ilustrados y el diseño de una casa para ella misma y Ernst en el sur de Francia.
Dorothea Margaret Tanning nació el 25 de agosto de 1910 en una familia de clase media en Galesburg, “un lugar donde te sentabas en el sofá a esperar que crecieras”, como lo dijo en su autobiografía ‘Between Lives: An Artist and Her World’ (2001).
Llegó a la adultez dotada de belleza y ambición, pero para pesar de sus padres, que temían que se convirtiera en una “bohemia”, ella aspiraba a una vida en el arte. Y así fue, aunque era en gran parte autodidacta en el campo, dejando la escuela de arte de Chicago para estudiar informalmente en el Instituto de Arte de allá.
Conocida como Dottie Tanning en Galesburg (que es también el hogar del poeta Carl Sandburg, un amigo de su padre sueco), reclamó su nombre de nacimiento, Dorothea, y empezó a perfeccionar su talento para conocer a gente interesante e importante.
En 1936, Tanning se mudó a Nueva York, donde se mantuvo en vida hacienda trabajos de ilustración. Impresionada por la ahora legendaria exposición ‘Fantastic Art, Dada, Surrealism’, montada por el Museo de Arte Moderno en 1936-37, se dio cuenta de que había encontrado su futuro. En 1939 se marchó a París, armada con cartas de recomendación para varios prominentes artistas, entre ellos Ernst, sólo para descubrir que la mayoría de ellos habían huido del país, que estaba al borde de la guerra. Casi todos los surrealistas escaparon hacia Estados Unidos.
De regreso en Nueva York finalmente conoció a Ernst, en una fiesta, en 1932. Poco después, él pasó por su taller buscando candidatos para una exposición de arte de mujeres del movimiento surrealista que estaba organizando para la nueva galería de Peggy Guggenheim, ‘Art of This Century’. El autorretrato todavía no terminado de Tanning con los pechos al descubierto, ‘Cumpleaños’, estaba casualmente en el caballete. Ernst se quedó para una partida de ajedrez, y dentro de una semana se había mudado a su departamento.
Ella no solamente se ganó un hueco en la exposición –que incluía trabajos de Louise Nevelson y Gypsy Rose Lee-, pero en 1946 también se convirtió en la esposa de Ernst, remplazando a Peggy Guggenheim. Se casaron en una doble ceremonia en Hollywood con el pintor, fotógrafo y cineasta Man Ray y su compañera, Juliet Browner.
La primera exposición personal de Tanning fue en 1944 en la Galería Julien Levy de Nueva York, que se orientaba hacia el surrealismo. Para entonces, ella y Ernst entraban y salían de Sedona, el villorrio en el desierto de Arizona donde habían construido una rústica casa de tres habitaciones.
En Sedona, antes de que se convirtiera en una destinación popular, debieron convivir con lagartijas, escorpiones y serpientes y se regodeaban en el “paisaje de salvaje fantasía” del pueblo, como escribió en su autobiografía. También fue anfitrión de visitantes como Balanchine, Henri Cartier-Bresson, Marcel Duchamp, Pavel Tchelitchew y Dylan Thomas.
Se mudaron a Francia en 1957 cuando las leyes de la era de McCarthy le negaron la ciudadanía a Ernst, que era alemán, porque había estado fuera del país durante más de un año. Dividieron su tiempo entre París y Huismes, una ciudad en el Valle del Loira. Más tarde se mudaron a Seillans, un pueblo en la cima de una colina en Provenza.
Durante los años sesenta y setenta, Tanning expuso regularmente en la Galería Alexandre Iolas de Nueva York y en ciudades en toda Europa. Su marchante actual es la Galería Kent, de Nueva York.
Ernst murió en 1976, y ella volvió a Estados Unidos a fines de los setenta. Una lograda poetiza, una antología poética de sus versos, ‘A Table of Content’, fue publicada en 2004. En septiembre pasado, 34 poemas suyos fueron publicados por Graywolf Press en un aclamado libro titulado ‘Coming to That’.
En 1994 Tanning hizo un legado a la Academia de Poetas Americanos instituyendo el premio Wallace Stevens, que otorga cien mil dólares a un destacado poeta estadounidense al año.
Aunque había empezado a concentrarse en la escritura, su arte siguió concitando la atención del público. En 2009 su actual marchante, Douglas Walla, montó ‘We’re All in It Together’, una exposición de telas de Tanning y otros compatriotas surrealistas de su preferencia. Su obra está actualmente en exhibición en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles titulada: ‘In Wonderland: The Surrealist Adventures of Women Artists in Mexico and the United States’.
Además de Jonhson, le sobreviven otras dos sobrinas y un sobrino.
Invitada en 2002, por Salon, a resumir el impacto de su trabajo, Tanning replicó modestamente: “Me siento satisfecha con haber sugerido que las apariencias engañan”.
[Foto viene de Sexuality in Art.]
19 de febrero de 2012
2 de febrero de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer