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[Kabul, Afganistán] [De Kabul, tras el asesinato de dos asesores.]

[Graham Bowley y Alissa J. Rubin] Dos oficiales estadounidenses fueron asesinados a tiros en el edificio del Ministerio del Interior el sábado en Kabul, y la OTAN respondió inmediatamente retirando todos sus asesores de los ministerios afganos en la capital, en lo que parece una exacerbación de la crisis provocada por la quema de ejemplares del Corán por soldados estadounidenses en una base militar de la OTAN.
La orden del comandante de la OTAN, general John R. Allen, fue emitida después de cinco días de virulentas manifestaciones antinorteamericanas en todo el país, y fue un claro indicio de preocupación de que la furia se haya extendido incluso entre las fuerzas de seguridad y ministerios afganos que colaboran más estrechamente con la coalición.
Aunque no hubo una declaración oficial señalando como afgano al pistolero, en un email enviado a funcionarios occidentales desde el cuartel de la OTAN, el episodio fue descrito como “verde sobre azul”, que es el término militar usado aquí cuando las fuerzas de seguridad afganas vuelven sus armas contra tropas occidentales.
Los asesinatos, que ocurrieron en una de las áreas custodiadas más estrechamente del ministerio, aumentan la preocupación por la creciente animosidad entre civiles y militares de los dos lados que ha provocado el asesinato de tropas estadounidenses y de la coalición incluso antes de la quema de ejemplares del Corán que desencadenó protestas en todo el país.
Y la decisión de retirarse de los ministerios afganos puso repentinamente en duda toda la estrategia de la coalición sobre las operaciones conjuntas con fuerzas afganas en el país, aunque el general Allen dijo que la OTAN continuaría la guerra en Afganistán.
“Condeno los ataques de hoy en el Ministerio del Interior afgano que terminaron con la vida de dos de nuestros oficiales de la coalición”, dijo el general en una declaración. Los militares todavía no encuentran al perpetrador, dijo, y agregó: “El autor de estos atentados es un cobarde cuyas acciones no quedarán sin respuesta. Estamos colaborando con el gobierno de Afganistán para alcanzar nuestro objetivo común de un Afganistán pacífico, estable y seguro en el futuro”.
Un funcionario de la defensa estadounidense que sirvió en Afganistán dijo que las fuerzas de la OTAN en el país habían recibido en los últimos días la orden de guardar distancia con sus colegas afganos debido a preocupaciones de que pudiera haber más atentados contra ellos de parte de soldados afganos.
Los asesinatos del sábado son sólo el episodio más reciente de las deterioradas relaciones entre los afganos y la OTAN. Entre los acontecimientos más recientes que han tensado las relaciones son el reciente asesinato –cometido por un soldado afgano- de tropas francesas que provocó que los franceses adelantaran la fecha de su retirada, y la indignación por un video que muestra a cuatro marines estadounidenses orinando sobre los cadáveres de combatientes talibanes.
La quema de ejemplares del Corán, sin embargo, ha llevado la animosidad a un nuevo nivel, erosionando todavía más la debilitada confianza entre afganos y estadounidenses. El jueves, dos soldados estadounidenses fueron asesinados a tiros por un miembro del ejército afgano en una base al este de Afganistán mientras las protestas por la quema del Corán continuaban fuera.
“Esto está ocurriendo al más alto nivel del ministerio y a nivel de las tropas”, dijo John Nagl, de la Academia Naval de Estados Unidos y ex oficial del ejército que sirvió en Iraq. “La estrategia estadounidense es traspasar la responsabilidad a los afganos tan rápidamente como posible, y esto va a requerir una enorme confianza entre afganos y estadounidenses. Y esa confianza está siendo violada por ambos lados, y nosotros lo hicimos primero”.
La cada vez más intensa enemistad hacia la presencia estadounidense con más de una década de guerra está arrojando dudas sobre un elemento central de la estrategia del gobierno de Obama para poner fin a la participación de Estados Unidos en la guerra: una estrecha relación entre las fuerzas afganas y asesores y entrenadores que están tratando de preparar a los afganos para defender y controlar su país por cuenta propia.
También es probable que tenga una influencia inmediata en varias importantes negociaciones con funcionarios afganos.
Un funcionario estadounidense en Washington dijo que los disturbios y los tiroteos de personal estadounidense por sus contrapartes afganas tendrían un “enorme” impacto en las conversaciones programadas para las próximas semanas entre funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono y otras agencias.
En la agenda de varias reuniones entre las agencias está el futuro de la principal prisión estadounidense en Afganistán, el centro de detención en Parwan, que el presidente Hamid Karzai quiere tener en manos afganas en menos de un mes; cómo proceder con las paralizadas negociaciones sobre el Documento de Asociación Estratégica [Strategic Partnership Document] que debiera definir las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán después de 2014; y el tamaño del contingente que se retirará que debe anunciar el presidente Obama en una reunión de la OTAN planeada para mayo en Chicago.
El funcionario advirtió que nadie se estaba “apanicando”, pero que la reacción inicial a la creciente hostilidad de los afganos era convencer a más funcionarios de que el ritmo de la retirada estadounidense debía apresurarse, y que mientras más pronto se transforme la misión en una de adiestramiento y contraterrorismo, mejor.
“Esto hay que verlo de la manera más clara y objetiva posible; y lo que ves es que estamos en una posición más débil que hace dos o tres o cuatro semanas”, dijo el funcionario, que pidió no ser identificado debido a que estaba comentando deliberaciones internas. “No estoy seguro de que alguien sepa claramente cuál es el camino. Se ha puesto cada vez más complicado. El ambiente es tenso”.
Los tiroteos ocurrieron en otro día violento cuando miles de afganos enfurecidos por la quema por militares estadounidenses de ejemplares del Corán nuevamente se echaron a la calle para protestar y terminaron chocando con la policía, lo que se tradujo en la muerte de otros cinco manifestantes afganos, informaron funcionarios, y muchos más heridos.
Gritando lemas contra Estados Unidos y pidiendo el fin de la presencia de la OTAN, los manifestantes también ventilaron su furia ocupando oficinas del gobierno afgano y de Naciones Unidas, provocando violentos enfrentamientos.
Funcionarios dijeron que cuatro manifestantes fueron alcanzados por balas de la policía afgana después de que una multitud de miles de personas atacara la sede de Naciones Unidas en la provincia de Kunduz en el norte, destruyendo edificios públicos y tiendas. Esos tiroteos dejaron otros quince heridos, dijeron funcionarios de hospital.
Se dice que en la provincia de Kunduz, y en Herat el viernes, los manifestantes fueron incitados por provocadores. Ghulam Mohammad Farhad, jefe de policía suplente de Kunduz, dijo que creía que “algunas personas trataron de sabotear la manifestación y recurrieron a la violencia”.
En el este, dos mil manifestantes, principalmente estudiantes de una de las principales escuelas secundarias, marcharon hacia la residencia del gobernador de la provincia de Laghman, y veintiún afganos resultaron heridos cuando la policía abrió el fuego.
El asesinato de los dos oficiales estadounidenses ocurrió en el centro de control y mando del Ministerio del Interior, un área altamente restringida donde los funcionarios supervigilan las condiciones en el país, de acuerdo a un funcionario afgano del ministerio que no estaba autorizado para hacer comentarios a la prensa.
El secretario de Defensa, Leon E. Panetta, condenó “el asesinato de dos oficiales estadounidenses” y dijo que el ministro de Defensa afgano había llamado para ofrecer sus condolencias. También dijo que el ministro del Interior había ofrecido sus disculpas al general Allen y prometido cooperar plenamente en la investigación.
La orden del general Allen de retirar a los asesores militares incluye tanto a los militares que operan bajo la bandera de la OTAN, incluyendo a miembros de la coalición de 49 países presentes en el país, como a otros militares estadounidenses que están separados de la cadena de mando de la OTAN. Hay al menos varios cientos de asesores enquistados en casi todos los departamentos de los ministerios de seguridad, pero un portavoz de la OTAN se negó a entregar cifras. Trabajan en todo, desde logística y adiestramiento en el manejo de armas para planificación estratégica.
La OTAN todavía está investigando cómo se produjo la decisión de quemar esos ejemplares del Corán y otros textos religiosos, un acto que el jueves llevó al presidente Obama a ofrecer disculpas públicas.
Informes previos decían que los libros contenían mensajes escritos en sus páginas por detenidos talibanes. La mayoría de los ejemplares que fueron rescatados de las llamas están todavía en la Base Aérea de Bagram en un contenedor sellado, guardados como evidencias.
El Talibán reivindicó rápidamente su responsabilidad por los asesinatos, diciendo que uno de sus miembros se había infiltrado en el ministerio. El Talibán reivindica habitualmente su responsabilidad en la muerte de personal de la OTAN.
Un portavoz talibán también dijo que el atacante llevaba un chaleco suicida, pero el detalle no se corresponde con otros informes.
[Contribuyeron al reportaje Matthew Rosenberg, desde Washington; Jawad Sukhanyar, Sharifullah Sahak y Sangar Rahimi, desde Kabul; y empleados del New York Times, desde las provincias de Kunduz y Laghman.]
15 de marzo de 2012
26 de febrero de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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