[Los hipódromos y la sobrexplotación de los caballos de carrera. En Estados Unidos mueren 1.200 al año. La industria se mantiene en pie con dopaje y lesiones encubiertas por exceso de medicamentos. Editorial NYT.]
Los caballos de carrera capitalizan la imaginería bucólica y la destellante belleza, pero un informe en el Times del domingo documenta los verdaderos pilares de su éxito: el casual y continuado maltrato de atletas vulnerables, con exceso de fármacos y en última instancia desechables. Los periodistas que analizaron decenas de miles de carreras y revisaron informes de lesiones y pruebas médicas hallaron una cultura de flagrantes engaños y débil regulación, en la que caballos lesionados y frágiles son obligados a correr drogados, con enorme peligro tanto para los animales como para los jinetes.
La principal razón son las drogas: los estimulantes, los esteroides, los analgésicos, los antinflamatorios y otros químicos utilizados para mejorar su rendimiento y encubrir las lesiones. Los veterinarios y funcionarios de hipódromos reconocen que los abusos son galopantes y quedan generalmente impunes debido a que las comisiones de hipódromos y carreras del estado carecen o de la voluntad o del dinero para reprimirlos. Gran parte del dopaje ilegal ocurre en granjas privadas donde los caballos no pueden ser controlados. Ningún organismo fiscal ni regulaciones federales controlan las prácticas de la industria en relación con las drogas y los castigos existentes son poco estrictos.
Los caballos colapsan en tasas impresionantes: en los últimos tres años murieron, mientras corrían o eran adiestrados en hipódromos regulados por los estados, 3.600 caballos, constató el Times. En Sunland Park en Nuevo México –un estado que tiene cinco de los seis hipódromos con las tasas de colapso más altas del país- murieron en 2010 nueve caballos en un periodo de trece días. Dos jinetes quedaron lesionados, uno gravemente. Los informes de necropsia hablan de caballos que han estado corriendo con achaques que los debilitan: úlceras al estómago, enfermedades degenerativas de las articulaciones, neumonía, tornillos de metal de roturas óseas previas.
Es doloroso leer los detalles, pero esta historia la hemos oído antes. La muerte de Eight Belles, que se rompió los tobillos en el Kentucky Derby de 2008, provocó una investigación parlamentaria y promesas de reforma. Pero una poderosa combinación de dinero, secretismo y negligencia ha bloqueado el avance y dejado a la industria tan peligrosa como antes. Esto se debe parcialmente a los casinos de los hipódromos, que han invertido dinero en la industria de las apuestas y agregado nueva presión para hacer correr a caballos enfermos.
No todos los dueños y criadores son cómplices; algunos están exigiendo reformas. Algunos apoyan el proyecto de ley federal que prohíbe el dopaje en las carreras. Observan que Estados Unidos se ubica detrás de Asia, Oriente Medio y Europa en cuanto a la prohibición del dopaje en los hipódromos. Es un objetivo loable, pero, igual que las reformas previas de esta vergonzosa industria, se enfrenta a grandes obstáculos.
[Foto viene del blog Patrimonio Natural Defensa Animal.]
10 de abril de 2012
27 de marzo de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer