[Washington, Estados Unidos] [OTAN reconoce errores en campaña contra Libia.]
[Eric Schmitt] Pese a los generalizados elogios de la OTAN por la campaña aérea en Libia en las capitales occidentales, una evaluación confidencial de la OTAN hace un sobrio retrato de la capacidad de la alianza para llevar a cabo campañas sin un apoyo significativo de Estados Unidos.
El informe concluye que los aliados, que se esforzaron por intercambiar información crucial sobre los blancos, carecían de planificadores y analistas especializados y dependían excesivamente de Estados Unidos para vuelos de reconocimiento y aviones de reabastecimiento.
Las conclusiones corroen la idea de que la intervención fue una operación modelo y que la OTAN podría efectivamente realizar una campaña más compleja en Siria sin depender desproporcionadamente de las fuerzas armadas estadounidenses. Incluso con la ayuda estadounidense en Libia, la OTAN solo tenía cerca del cuarenta por ciento de los aviones necesarios para interceptar comunicaciones electrónicas, una deficiencia que entorpeció la efectividad de la operación, dice el informe.
Montar una operación en Siria representaría un reto más importante que la campaña de siete meses que derrocó al coronel Moamar al-Gadafi en Libia, dijeron funcionarios estadounidenses. Siria cuenta con fuerzas armadas más capaces y con una formidable gama de sofisticadas defensas antiaéreas de fabricación rusa que, según dicen funcionarios del Pentágono, destruir llevaría semanas de bombardeos.
También, la oposición siria es más fragmentada y dispersa que la libia, dificultando los intentos de los aliados de coordinarse con los rebeldes, dijo un alto funcionario de la OTAN.
“Si se pensara hacer algo en Siria, incluso aunque fuese en términos puramente hipotéticos, también dependería pesadamente de Estados Unidos”, dijo un alto diplomático europeo que revisó el informe de 37 páginas de la OTAN, que fue terminado a fines de febrero.
El informe, cuyas conclusiones y recomendaciones se espera sean endorsadas por los ministros de la OTAN en una reunión en Bruselas esta semana, es consistente con evaluaciones preliminares de que fueron aviones europeos y canadienses los que realizaron la mayor parte de los bombardeos para proteger a civiles libios, mientras Estados Unidos proporcionó apoyo militar que fue esencial para la misión.
Pero el informe y más de trescientas páginas de documentos de apoyo, copias de los cuales fueron obtenidas por el New York Times, ofreciendo decidores y nuevos detalles sobre los errores en la planificación, dotación y ejecución de las misiones de combate, y sobre cómo debieron los comandantes improvisar para adaptarse.
El informe también destaca un importante tema para la alianza que se remonta a las guerras de los Balcanes de los años noventa: que Estados Unidos ha emergido “por omisión” como el especialista de la OTAN a la hora de proveer municiones guiadas de precisión –que fueron casis todas las 7.700 bombas y misiles disparados contra Libia- y la inmensa mayoría de los aviones especializados que realizan misiones de inteligencia aérea, de vigilancia y reconocimiento, o ISR en la jerga militar.
“La OTAN sigue dependiendo excesivamente de un solo aliado para recabar información ISR que es esencial para el comandante”, dice el informe.
En esta crítica, sin embargo, varios oficiales estadounidenses y aliados dijeron que vieron un aspecto positivo. El informe de la OTAN jugó un importante papel en ayudar a la alianza a ponerse de acuerdo, en febrero, para adquirir su propio sistema de vigilancia aire-tierra para detectar y atacar fuerzas terrestres hostiles, dijeron los funcionarios.
La evaluación también ayudó a espolonear una iniciativa francesa respaldada por el gobierno de Obama para crear un centro para los aviones de reconocimiento aliados, incluyendo los aviones no tripulados [drones] Predator y Global Hawk, en una base aérea italiana en Sicilia. Este concepto fue elaborado después de que la OTAN desarrollara un enfoque similar en Afganistán, y se espera que sea aprobado por los presidentes aliados en una cumbre de la OTAN en Chicago este próximo mes.
Además, los ministros de defensa europeos se pusieron de acuerdo el mes pasado sobre una ambiciosa propuesta para aumentar la flota de aviones de reabastecimiento de los aliados, otra medida respaldada por Estados Unidos que los funcionarios de la OTAN explicarán en Chicago.
“La OTAN siempre saca lecciones de sus operaciones, y ya estamos haciendo con Libia”, dijo en una declaración por email el almirante James G. Stavridis, un oficial estadounidense que es uno de los comandantes de la alianza.
La mayor parte de las recomendaciones, especialmente las que implican comprar aviones y equipos técnicos caros, podrían demorar años en ser adoptadas.
Y esas soluciones no solucionarán las preocupaciones inmediatas de los partidarios de utilizar el poder aéreo de los aliados para poner fin a la carnicería de civiles en Siria.
Dos de esos políticos, los senadores John McCain, republicano de Arizona, y Joseph I. Lieberman, independiente de Connecticut, visitaron un campamento de refugiados sirios en Turquía antes de una frágil tregua la semana pasada. Una vez más llamaron a la comunidad internacional a armar a los rebeldes sirios e intervenir militarmente para crear y proteger los refugios donde civiles y rebeldes sirios reciban adiestramiento.
“Ataques aéreos ayudarían a crear y defender refugios en Siria, especialmente en el norte, donde las fuerzas de la oposición puedan organizarse y elaborar sus actividades políticas y militares contra Assad”, dijo McCain el mes pasado en una sesión del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, refiriéndose al presidente Bashar al-Assad, de Siria.
El presidente Obama pidió al Pentágono que empezara a preparar opciones militares preliminares en Siria –un paso habitual para la planificación de contingencias militares durante crisis en el extranjero- pero el gobierno todavía cree que el uso de la presión diplomática y económica es la mejor manera de detener la violenta represión del gobierno sirio.
El informe, terminado el 28 de febrero por el Joint Analysis and Lessons Learned Center de la OTAN, en Portugal, identificó quince lecciones aprendidas sobre organización y equipos, incluyendo varias deficiencias.
La información sobre los blancos en Libia provenía en su mayor parte de las bases de datos de países individuales, y gran parte de esta no podía ser intercambiada con rapidez entre los miembros y socios de la OTAN debido a “razones de clasificación o procedimiento”, concluye el informe.
“Los países no intercambiaron información de inteligencia nacional de manera efectiva y eficiente entre aliados y socios”, dice el informe. La incapacidad de compartir información representó un importante obstáculo para los países a la hora de decidir si un blanco podía ser atacado sobre la base de informaciones provenientes de otro país.
El comando de la OTAN en Italia sufrió una seria escasez de asesores políticos y jurídicos, analistas de inteligencia, planificadores de logística, lingüistas y especialistas en selección de blancos, llamados “targeteers”. “Muchos targeteers no habían sido entrenados en la selección de blancos de manera deliberada, dinámica y sensible al tiempo”, dice el informe, agregando que muchos especialistas fueron asignados al comando sólo por unas semanas.
El informe no dice nada sobre las polémicas que han surgido después de la campaña. Entre estas se encuentran las dudas sobre al menos decenas de muertes de civiles causadas por los ataques de la OTAN, que han sido documentadas por investigadores independientes y Naciones Unidas, y acusaciones formuladas por sobrevivientes y organizaciones de derechos humanos de que los navíos de la alianza no socorrieron a lanchas en peligro que transportaban a emigrantes que más tarde murieron en el mar.
Fred Abrahams, asesor especial de Human Rights Watch, dijo que el informe era consistente con el rechazo de la alianza a reconocer claros errores, y delataba una “decisión deliberada de ignorar las víctimas civiles”.
“No son lecciones aprendidas, son lecciones perdidas”, dijo por teléfono desde Nueva York. “No hay ninguna razón en absoluto para que, en una campaña por lo demás efectiva, no pararse a examinar áreas donde las cosas salieron mal”.
El informe también deja de lado varios detalles tácticos sin explicar su necesidad ni sus riesgos potenciales y consecuencias. Observa, por ejemplo, que la alianza misma no tenía lo que describía como “botas en el terreno”, pero no revela que equipos de control aéreo –tropas en el terreno para ayudar a guiar a los aviones hacia los blancos- fueron usados más tarde por los países miembros en el conflicto, ni que las fuerzas contra Gadafi estaban entregando blancos recomendados a la OTAN, a través de vías informales, a veces incluso en Twitter o por email.
[C.J. Chivers contribuyó al reportaje.]
26 de abril de 2012
15 de abril de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer