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[Afganistán] [Soldados estadounidenses posaron con partes de cuerpos de terroristas afganos. Un soldado estadounidense dice que entregó las fotos a Los Angeles Times para llamar la atención sobre el riesgo para la seguridad en caso de un colapso del liderazgo y la disciplina. El ejército ha iniciado una investigación.]

[David Zucchino] Los paracaidistas tenían una misión. Controlar los informes de que la policía afgana había recuperado los destrozados restos de un terrorista suicida. Tratar de hacer un escáner de iris y tomar las huellas digitales para su identificación.
Los soldados de la División Aerotransportada 82 llegaron a la comisaría de policía en la provincia de Zabol en febrero de 2010. Inspeccionaron las partes del cuerpo. Entonces la misión de tornó macabra: los paracaidistas posaron para hacerse fotos junto a policías afganos, sonriendo mientras unos mostraban –y otros encuclillados junto a ellos- las piernas cercenadas de un cadáver.
Algunos meses después, la misma sección fue despachada para examinar los restos de tres insurgentes que la policía afgana dijo que se habían hecho volar ellos mismos, accidentalmente. Después de tomar algunas huellas digitales, posaron junto a los restos, nuevamente sonriendo y haciendo caras para las fotos.
Dos soldados posaron sosteniendo la mano de un hombre muerto, elevando el dedo del medio. Un soldado se agacha sobre el cuerpo de un hombre barbudo mientras sostiene su mano. Alguien colocó una insignia no oficial de la sección que dice “Cazador de zombis” junto a otros restos y tomó una foto.
El ejército inició una investigación criminal después de que Los Angeles Times mostrara copias oficiales de las fotografías, que fueron recientemente entregadas al diario por soldados de la división.
“Es una violación de las normas del ejército, posar con cadáveres para hacer fotografías fuera de objetivos aprobados oficialmente”, dijo George Wright, portavoz del ejército. “Esas acciones no son del nivel que esperamos de nuestros miembros uniformados en zonas de conflicto”.
Wright dijo que después de la investigación, el ejército “tomaría las medidas apropiadas” contra los implicados. La mayoría de los soldados que se ven en las fotos han sido identificados, dijo la teniente coronel Margaret Kageleiry, portavoz del ejército.
Las fotos se dieron a conocer en un momento particularmente sensible para las relaciones entre Afganistán y Estados Unidos. En enero, apareció un video en la red mostrando a cuatro marines estadounidenses orinando sobre los cadáveres de combatientes afganos. En febrero, la quema inadvertida de ejemplares del Corán en una base estadounidense desencadenó disturbios que causaron treinta muertos y condujeron a la muerte de seis estadounidenses. En marzo, un sargento del ejército de Estados Unidos cometió una masacre nocturna, dejando diecisiete víctimas mortales.
El soldado que proporcionó al Times la serie de dieciocho fotos de soldados posando con cadáveres pidió conservar su anonimato. Sirvió en Afganistán en el Equipo de Combate de la Brigada Aerotransportada 82 en Bragg, Carolina del Norte. Dijo que las fotos delatan un quiebre del liderazgo y disciplina que cree que ponen en peligro la seguridad de las tropas.
Expresó la esperanzad de que la publicación contribuiría a asegurarse de que presuntas fallas de seguridad en dos bases estadounidenses en Afganistán en 2010 no se repitan. La brigada, con un nuevo comando pero con algunos de los mismos paracaidistas que sirvieron en 2010, empezó otro periodo de servicio en Afganistán en febrero.
Oficiales estadounidenses pidieron al Times no publicar ninguna de las fotografías.
El capitán John Kirby, portavoz del Pentágono, dijo que la conducta descrita “ciertamente no representa el carácter ni el profesionalismo de la gran mayoría de nuestros soldados en Afganistán… Sin embargo, estas imágenes –de más de dos años de antigüedad- permiten que, en la mente de los afganos, se les responsabilice a todos, incitando a la violencia y causando quizás bajas innecesarias”.
Kirby agregó: “Hemos tomado las precauciones necesarias para proteger nuestras tropas ante la eventualidad de alguna reacción violenta”.
El editor del Times, Davan Maharaj, dijo: “Después de una cuidadosa consideración, decidimos que la publicación de una selección pequeña pero representativa de las fotos cumpliría con nuestro compromiso con los lectores de informar vigorosa e imparcialmente sobre todos los aspectos de la campaña estadounidense en Afganistán, incluyendo la acusación de que las imágenes reflejan un quiebre en la disciplina de la unidad que ponía en peligro la seguridad de las tropas estadounidenses”.
Las fotos fueron tomadas durante un año de despliegue de la brigada de 3.500 miembros, que perdió 35 hombres durante ese periodo, de acuerdo a icasualties.org, un sitio web que lleva la cuenta de las bajas. Al menos veintitrés soldados murieron en atentados con bombas improvisadas o de terroristas suicidas.
Los atentados suicidas contra dos bases del 1er Batallón de la brigada, del Regimiento de Infantería Paracaidista 508, mataron a seis soldados estadounidenses y cuatro intérpretes afganos. La sección cuyos soldados posaron para las fotos era parte del batallón.
El soldado que proporcionó las fotos, y otros dos ex miembros del batallón, dijeron en entrevistas separadas que ellos y otros se habían quejado de la seguridad inadecuada en las dos bases.
Una investigación del ejército de un atentado suicida de julio de 2010 en Kandahar que terminó con la vida de cuatro soldados estadounidenses constató que seis miembros del batallón se habían quejado de la seguridad. Pero concluyó que las medidas de protección eran “razonables y prudentes” frente a recursos limitados.
Prácticamente todos los hombres descritos en las fotos tenían amigos que murieron o quedaron heridos en atentados con bombas improvisadas o terroristas suicidas, de acuerdo al soldado que proporcionó las imágenes. Un paracaidista en la misión llevaba un brazalete con el nombre del camarada caído.
En la primera misión –a la comisaría de policía en la capital provincial de Qalat- la policía afgana dijo a la sección que las piernas cercenadas pertenecían a un terrorista suicida cuyos explosivos detonaron cuando trataba de atacar una unidad policial, según el soldado que proporcionó las fotos.
En la segunda misión –a la morgue en Qalat a fines de abril o principios de mayo de 2010- la policía afgana dijo a la sección que los explosivos habían detonado cuando tres insurgentes plantaban una bomba en la berma de una carretera.
La sección pudo conseguir algunas huellas digitales de los cadáveres para una base de datos de las fuerzas armadas estadounidenses, dijo el soldado.
Los soldados vivieron momentos de triunfo y satisfacción, especialmente después de enterarse de que los insurgentes habían muerto por sus propios explosivos, dijo.
“Estaban frustrados, cabreados –sus camaradas habían muerto en atentados con bombas improvisadas”, dijo el soldado. “Lo estaban celebrando”.
Las fotos de Qalat circularon entre varios miembros de la sección, dijo el soldado, y los soldados a menudo hicieron bromas sobre ellas. La mayoría de los soldados en las fotos eran de bajo rango, incluyendo seis especialistas o soldados rasos.
El coronel Brian Drinkwine, entonces comandante de la 4ª Brigada, y el teniente coronel David Oclander, entonces comandante del 1er Batallón, dijeron que no estaban autorizados a hacer comentarios sobre las fotos.
El Pentágono denegó una petición del Times de que oficiales del ejército contactaran a los soldados en servicio activo que aparecen en la foto para darles la oportunidad de decir algo. El Times envió peticiones de comentario por email y Facebook a siete de los soldados en las fotos. Uno, ahora en Afganistán, se negó a hacer comentarios. Los otros no respondieron.
Las fotos fueron tomadas durante un tumultuoso periodo en el despliegue de la brigada.
En enero de 2010, el comandante del 2º Batallón de la brigada y un alto suboficial fueron relevados de sus deberes y confinados en casa después de que durante la sesión informativa diaria con Power Point se mostraran diapositivas con tintes racistas y sexistas.
Aparte, una investigación del ejército criticó a Drinkwine por no impedir que su esposa amenazara y hostigara a algunos oficiales de la unidad y sus esposas durante el despliegue.
El general en jefe de Ft. Bragg, el teniente general Frank Helmick, dijo al Fayetteville Observer en junio de 2010 que Drinkwine había creado “una situación disfuncional” después del fin del despliegue ese agosto.
28 de abril de 2012
18 de abril de 2012
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

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