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[Por la justicia y la seguridad pública, el programa de detención y cacheo debe ser reformado. Fomenta la discriminación y no sirve para nada. Editorial NYT].

El estado de Nueva York descriminalizó la tenencia de pequeñas cantidades de marihuana a fines de los años setenta. Pero el año pasado, en la Ciudad de Nueva York, cincuenta mil personas –la mayoría de ellas jóvenes afroamericanos y latinos- fueron sin embargo arrestadas por tenencia debido a una policía con exceso de celo y una laguna en la ley.
El gobernador Andrew Cuomo propuso descriminalizar la tenencia de pequeñas cantidades de marihuana en público –una sensata medida que podía reducir el número de detenciones y limitar el daño a esos jóvenes. Ahora el alcalde Michael Bloomberg, que ha respaldado la propuesta del gobernador, debe paralizar el desbocado programa de detenciones y cacheos del ayuntamiento que también está atacando a neoyorquinos jóvenes, especialmente afroamericanos y latinos.
En 1977, esperando aliviar la sobrecarga en tribunales y permitir que los fiscales se concentraran en los delitos más graves, la legislatura del estado convirtió la tenencia de veinticinco gramos o menos de marihuana en una falta –similar a una multa de tráfico- punible con una multa de cien dólares la primera vez. La tenencia en público fue convertida en un delito menor punible con hasta tres meses de cárcel y una multa de quinientos dólares.
Inicialmente las detenciones por marihuana disminuyeron, pero luego explotaron de menos de mil en 1990 a más de cincuenta mil el año pasado. De las casi doce detenciones de chicos de dieciséis a diecinueve años arrestados en 2011, casi la mitad no había sido detenido nunca, y el 94 por ciento no tenía antecedentes penales.
Los defensores públicos han denunciado repetidas veces que la policía está atacando preferentemente a jóvenes, parándolos en la calle sin motivo y luego exigiéndoles que vacíen sus bolsillos para exponer la marihuana al público. Y ex agentes de policía ahora denuncian abiertamente que eran presionados para aumentar las detenciones.
En el otoño pasado el comisionado Raymond Kelly, del Departamento de Policía de Nueva York, admitió tácitamente que había un problema, que era instruir a los agentes a detener a personas solamente si revelaban la marihuana en público por cuenta propia. De acuerdo a cifras del ayuntamiento, el número de detenciones se redujo en casi el veinticinco por ciento en los siguientes ocho meses. Aunque eso es alentador, sin un cambio en la ley el departamento podría volver a esos viejos y malos hábitos.
La legislatura debería aceptar la propuesta de Cuomo y aprobarla rápidamente.
Las personas con penas menores pueden ser rechazados de los proyectos de vivienda social y de la ayuda federal a los estudiantes e incluso ser descartados por empleadores prospectivos. Las cifras del programa de detención y cacheo son más inquietantes todavía: 700 mil el año pasado, de los que cerca del 85 por ciento eran negros o latinos, que constituyen cerca de la mitad de la población.
La descriminalización de la tenencia en público de pequeñas cantidades de marihuana sólo se ataca a una parte del problema. Por la justicia y la seguridad pública, el programa de detención y cacheo, que engendra temor y desconfianza de la policía en barrios étnicos, debe ser reformado.
5 de junio de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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