[Ouagadougou, Burkina Faso ] [Estados Unidos expande operaciones secretas de inteligencia en África].
[Craig Whitlock] Las fuerzas armadas de Estados Unidos están expandiendo sus actividades secretas de inteligencia en toda África, creando una red de pequeñas bases aéreas para espiar los campamentos terroristas tanto en los márgenes del Sahara como en la selva a lo largo del ecuador, de acuerdo a documentos y personas implicadas en el proyecto.
En el corazón de las operaciones de vigilancia se encuentran pequeños aviones turbopropulsados, sin armas, disfrazados de aviones privados. Equipados con sensores ocultos que pueden filmar en pantalla completa, trazar patrones de calor infrarrojo y limpiar señales de radio y celulares, los aviones repostan en pistas de aterrizaje retiradas que son las preferidas por los pilotos africanos, extendiendo su rango efectivo de vuelo en miles de kilómetros.
De acuerdo a un ex comandante estadounidense implicado en la formación de la red, desde 2007 se han instalado en África cerca de una docena de bases aéreas. La mayoría son operaciones pequeñas dirigidas desde hangares aislados en bases militares o en aeropuertos civiles.
La naturaleza y alcance de las misiones, así como de muchas de las bases usadas, no han sido previamente comunicados, pero sí parcialmente documentados en contratos públicos del ministerio de Defensa. Las operaciones se han intensificado en los últimos meses como parte de una creciente guerra en las sombras contra los aliados de al Qaeda y otras organizaciones militantes. La vigilancia es supervisada por fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos, pero depende pesadamente de contratistas militares privados y del apoyo de tropas africanas.
La vigilancia subraya que las fuerzas de operaciones especiales, que han jugado un importante papel en la estrategia de seguridad nacional del gobierno de Obama, están operando clandestinamente en todo el planeta, no solo en zonas bélicas. Las unidades de comandos, con equipos livianos, instruyen a fuerzas de seguridad extranjeras y llevan a cabo misiones de ayuda, pero también incluyen equipos dedicados a rastrear y asesinar a sospechosos de terrorismo.
La creación de las misiones en África también destaca los modos en que las fuerzas de operaciones especiales están enturbiando las líneas que rigen el secreto mundo de la inteligencia, avanzando agresivamente en esferas reservadas antes para la CIA. La CIA ha expandido sus operaciones de recabamiento de inteligencia y contraterrorismo en África, pero su personal y recursos son insignificantes en comparación con los de las fuerzas armadas.
Funcionarios estadounidenses dijeron que las operaciones de vigilancia en África son necesarias para rastrear a grupos terroristas que han echado raíces en estados fallidos en el continente y amenazan con desestabilizar a países vecinos.
Centro de una Red Secreta
Se puede encontrar un centro clave de la red de espionaje de Estados Unidos en Ouagadougou, la plana y soleada capital de Burkina Faso, uno de los países más pobres de África.
Bajo un programa secreto de vigilancia conocido con el nombre en código de Creek Sand, decenas de funcionarios estadounidenses y contratistas han llegado a Ouagadougou en los últimos años para instalar una pequeña base aérea en el lado militar del aeropuerto internacional.
Los aviones de espionaje no tripulados de Estados Unidos cubren cientos de kilómetros en el norte de Mali, Mauritania y el Sahara, donde buscan a combatientes de al Qaeda en el Magreb islámico, una red regional que secuestra a occidentales para cobrar rescate.
Los vuelos de vigilancia han adquirido mayor importancia en el turbulento periodo después del golpe de marzo en Mali, que ha permitido a simpatizantes de al Qaeda declarar un estado islámico independiente en la mitad norte del país.
En otros lugares los comandantes han dicho que están cada vez más preocupados sobre la difusión de Boko Haram, una organización islamita en Níger a la que se responsabiliza por una racha de atentados allá. Fuerzas estadounidenses están orquestando una intervención regional en Somalia para atacar a al-Shabab, otro aliado de al Qaeda. En África Central, cerca de cien militares de las fuerzas estadounidenses de operaciones especiales están ayudando a coordinar la caza de Joseph Kony, el líder ugandés de una brutal organización guerrillera conocida como el Ejército de Resistencia del Señor.
Los resultados de las misiones de vigilancia estadounidenses están envueltos en secreto. Aunque las fuerzas armadas estadounidenses han lanzado ataques aéreos e incursiones en Somalia, los comandantes dijeron que en otros lugares generalmente limitan su intervención a compartir inteligencia con fuerzas africanas aliadas de modo que puedan atacar campamentos terroristas en su propio territorio.
Sin embargo, la progresiva intervención militar estadounidense en las prolongadas guerras africanas implica riesgos. Algunos funcionarios del Departamento de Estado han expresado reservas sobre la militarización de la política exterior estadounidense en el continente. Los funcionarios argumentan que la mayoría de las células terroristas en África persiguen objetivos locales, no globales, y no representan una amenaza directa para Estados Unidos.
El potencial para crear una violenta reacción popular se puede ver en todo el Mar Rojo, donde la creciente campaña de ataques con aviones no tripulados estadounidenses en Yemen está provocando la ira de las tribus y generando simpatía por los aliados de al Qaeda allá.
En respuesta a preguntas escritas del Washington Post, el Comando África estadounidense dijo que no haría comentarios “sobre detalles específicos de las operaciones”.
“Sin embargo, nosotros trabajamos estrechamente con nuestros socios africanos para facilitar el acceso, cuando sea necesario, para realizar misiones u operaciones que apoyen y fomenten nuestros objetivos de seguridad mutuos”, dijo el comandante.
Las operaciones de recabamiento de inteligencia y vigilancia, agregó el Comando África, son “simplemente una herramienta que empleamos para posibilitar que las fuerzas armadas de los países huéspedes entiendan mejor la amenaza”.
Revelando Detalles
Las fuerzas armadas estadounidenses han mantenido en secreto los detalles de sus vuelos de espionaje en África. El Post reconstruyó descripciones de la red de vigilancia analizando las referencias a esta en informes militares no confidenciales, documentos contractuales y cables diplomáticos revelados por WikiLeaks.
Otros detalles fueron proporcionados por entrevistas con funcionarios estadounidenses y africanos, así como con contratistas militares.
Además de Burkina Faso, los aviones de espionaje estadounidenses han operado periódicamente desde su base en Mauritania. En África Central, el principal centro es Uganda, aunque existen planes de instalar una base en Sudán del Sur. En África Oriental, aviones estadounidenses despegan de bases en Etiopia, Yibuti, Kenia y el archipiélago de Seychelles en el Océano Indio.
El general de ejército Carter F. Ham, jefe del Comando África estadounidense, que es responsable de las operaciones militares en el continente, insinuó la importancia y alcance de las bases aéreas cuando declaró ante el Congreso en marzo. Sin divulgar la ubicación, dejó en claro que en África quería expandir la “ISR”, las siglas militares para inteligencia, vigilancia y reconocimiento [por sus siglas en inglés inteligence, vigilance, reconaissance].
“Sin bases operacionales en el continente, las actividades de ISR se verían restringidas, poniendo potencialmente en peligro la seguridad de Estados Unidos”, dijo Ham en una declaración entregada a la Comisión de Servicios Armados de la Cámara. “Dados el vasto espacio geográfico y la diversidad de las amenazas, el comando exige un aumento de los fondos para la ISR para hacer frente adecuadamente a los retos a la seguridad en el continente”.
Algunas de las bases aéreas estadounidenses, incluyendo las de Yibuti, Etiopia y el archipiélago Seychelles, utilizan los modelos Predator y Reaper, el original y el modernizado, respectivamente, de los aviones no tripulados pilotados por control remoto que el gobierno de Obama ha utilizado para asesinar a dirigentes de al Qaeda en Pakistán y Yemen.
“En muchos países no tenemos tantos aviones no tripulados como en África Oriental, pero podríamos”, dijo un alto oficial estadounidense, que habló a condición de conservar el anonimato para tratar temas de inteligencia. “Si fuera necesario hacerlo y esos fondos estuvieran disponibles, estoy seguro de que podríamos conseguir el permiso de sobrevuelo que es necesario para hacer eso”.
Aviones Corrientes
Sin embargo, la mayoría de los vuelos de espionaje en África, despegan de la manera tradicional: con pilotos en la cabina. La aviación tradicional tiene dos grandes ventajas sobre los drones: son más baratos de operar y mucho menos llamativos, porque se parecen a los aviones que se usan en África.
El grueso de la flota de vigilancia estadounidense se compone de monomotores Pilatus PC 12, un pequeño avión de pasajeros y carga hecho en Suiza. El avión no está equipado con armas. A menudo no llevan ninguna seña militar ni emblema del gobierno.
El Pentágono empezó a adquirir los aviones en 2005 para transportar comandos a territorios donde las fuerzas armadas querían mantener su presencia clandestina. La variante de la Fuerza Aérea del avión es conocido como U-28A. El Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea tiene cerca de veintiún aeronaves en su inventario.
En febrero, un U-28A se estrelló cuando volvía al Campo Lemonnier en Yibuti, la única base militar permanente de Estados Unidos en África. Murieron en el accidente cuatro aviadores del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea. Fue el primer incidente fatal conocido que implica a un U-28A desde que las fuerzas armadas empezaran a usar el avión hace seis años.
Oficiales de la Fuerza Aérea dijeron que se trataba de un accidente y que están investigando la causa. Oficiales militares se negaron a responder preguntas sobre la misión del vuelo.
Debido a su ubicación estratégica en el Cuerno de África, el Campo Lemonnier es el centro de los vuelos de espionaje en la región. Está a 804 kilómetros al sur de Somalia, una zona controlada en gran parte por la milicia al-Shabab. Lemonnier está todavía más cerca –a menos de 160 kilómetros- de Yemen, donde otro grupo aliado de al Qaeda ha aumentado su influencia y montado atentados contra Estados Unidos.
En otros lugares en África, las fuerzas armadas estadounidenses dependen de contratistas privados para proveer y operar aviones de espionaje PC-12 para perseguir a Kony, el fugitivo dirigente del Ejército de Resistencia del Señor, una organización conocida por mutilar a sus víctimas, cometer violaciones masivas y utilizar a niños como esclavos y soldados.
Ham, el jefe del Comando África, dijo en su declaración ante el Congreso en marzo que estaba tratando de instalar una base para efectuar vuelos de vigilancia en Nzara, en Sudán del Sur. Aunque eso arredraría la caza de Kony, que es buscado por la Corte Penal Internacional, también posibilitaría que las fuerzas armadas estadounidenses se mantengan pendientes del empeoramiento del conflicto entre Sudán y Sudán del Sur. Los dos países libraron una guerra civil durante más de dos décadas y están nuevamente al borde de la guerra, en parte por los ricos depósitos de petróleo apreciados por inversionistas extranjeros.
Otros proyectos de aviación están a la vista. Un batallón de ingeniería del batallón de construcciones de la Armada [Navy Seabees] ha sido asignado para completar la modernización de una pista de aterrizaje este verano en la Base Naval de Bahía Manda, un recinto militar keniata en el Océano Indio. Una portavoz del Comando África dijo que era necesario extender la pista de aterrizaje de modo que los vuelos de transporte de tropas C-130 puedan aterrizar de noche y durante mal tiempo.
Cerca de 120 militares y contratistas estadounidenses fueron enviados a Bahía Manda, la que las unidades de servicios especiales de la Armada [Navy SEALs] han usado como base desde la cual lanzar ataques contra piratas somalíes y combatientes de al-Shabab.
A unos diez mil kilómetros al oeste, el Pentágono está gastando 8.1 millones de dólares para modernizar un base de operaciones y pista de aterrizaje en Mauritania, en el borde occidental del Sahara. La base está cerca de la frontera con Mali, un país desgarrado por la guerra.
En julio el ministerio de Defensa apartó 22.6 millones de dólares para comprar un avión Pilatus PC-6 y otra aeronave turbopropulsada de modo que fuerzas de seguridad de Mauritania adiestradas por Estados Unidos puedan realizar rudimentarias operaciones de vigilancia, de acuerdo a documentos entregados al Congreso.
Llenando la Embajada
Las fuerzas armadas estadounidenses empezaron a construir su presencia en Burkina Faso en 2007, cuando firmaron un acuerdo que permitió que el Pentágono instalara un Destacamento Aéreo de Operaciones Especiales Conjuntas en Ouagadougou. En la época, los militares estadounidenses dijeron que el acuerdo apoyaría la “evacuación médica y las necesidades logísticas”, pero no proporcionaron detalles.
Hacia fines de 2009, estaban trabajando en Burkina Faso cerca de 65 funcionarios militares y contratistas estadounidenses, más que en todo el resto de los países africanos, excepto tres, de acuerdo a un cable de la embajada de Estados Unidos en Ouagadougou. En el cable, los diplomáticos se quejan al Departamento de Estado de que la llegada de tropas y personal de apoyo de Estados Unidos había “superado completamente” la embajada.
Además de los vuelos de Pilatus PC-12 para Creek Sand, el personal militar estadounidense en Ouagadougou dirige una “célula de fusión” de inteligencia regional con el nombre en código Aztec Archer [Arquero azteca], de acuerdo al cable.
Burkina Faso, un país predominantemente musulmán cuyo nombre significa “la tierra de los hombres honrados”, no conoce el extremismo en su historia. Oficiales estadounidenses lo vieron como una base atractiva debido a su estratégica ubicación en la frontera con Sahel, la árida región al sur del Sahara donde operan aliados de al Qaeda en el norte de África.
A diferencia de muchos otros gobiernos de la región, el de Burkina Faso era relativamente estable. Las fuerzas armadas estadounidenses realizaron vuelos de espionaje de Creek Sand desde Nouakchott, Mauritania, hasta 2008, cuando un golpe militar obligó a Washington a suspender relaciones y poner fin a la vigilancia, de acuerdo a ex funcionarios estadounidenses y cables diplomáticos.
En Ouagadougou, los dos lados han trabajado arduamente para mantener tranquila la cooperación. En una reunión de julio de 2009, Yero Boly, ministro de Defensa de Burkina Faso, le dijo a un funcionario de la embajada de Estados Unidos que estaba satisfecho con los resultados. Pero confesó que podría llamar “indebidamente la atención” en el aeropuerto en el centro de la capital y sugirió que se trasladaran a un hangar más retirado.
“De acuerdo a Boly, la ubicación actual del avión, en retrospectiva, no fue la opción ideal porque puso al avión estadounidense en una sección del aeropuerto que tenía demasiado tráfico”, de acuerdo a un cable diplomático que resumía la reunión. “También recomendó que el personal estadounidense fuera extremadamente discreto”.
Funcionarios estadounidenses plantearon la posibilidad de instalar una base para los aviones a 354 kilómetros al occidente del país, en la ciudad de Bobo Dioulasso, de acuerdo al cable. Boly dijo que los estadounidenses podían usar ese aeropuerto a “corto término o en casos de emergencia” pero que la presencia estadounidense allá “probablemente llamaría más la atención”.
En una entrevista con el Post, Djibril Bassole, ministro de relaciones exteriores de Burkina Faso, elogió las relaciones de seguridad entre su país y Estados Unidos, diciendo que eran cruciales para contener a las fuerzas de al Qaeda en la región.
“Tenemos que luchar y proteger nuestras fronteras”, dijo. “Una vez que infiltran su país, es muy, muy difícil deshacerse de ellos”.
Sin embargo, Bassole se negó a responder preguntas sobre las actividades las fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses en su país.
“No puedo proporcionar detalles, pero ha sido muy, muy útil”, dijo. “Esta cooperación debe ser muy, muy discreta. No deberíamos mostrar a al Qaeda que ahora estamos trabajando con los americanos”.
La discreción no es siempre observada estrictamente. En entrevistas el mes pasado, los residentes de Ouagadougou dijeron que los militares y contratistas estadounidenses sobresalen, incluso de civil, y son apreciados por el constante movimiento que llevan a bares y una pizzería en el centro de la ciudad.
En abril de 2010 un estadounidense en particular llamó la atención. Un contratista estadounidense que había sido asignado para apoyar las misiones de vigilancia en Ouagadougou volvía a casa, con permiso, desde África cuando le anunciaron que había estado “ilegalmente en Ouaga” y que acarreaba dinamita en sus botas y en su portátil.
Como el contratista, Derek Stansberry, mascullara historias incoherentes sobre presuntas operaciones secretas, fue detenido por los agentes federales aéreos que se encontraban a bordo del vuelo París-Atlanta. No se encontraron explosivos, pero el incidente llamó la atención internacional.
Stansberry, que no respondió la petición de comentario, fue declarado inocente en virtud de su demencia temporal; dijo que estaba estresado y había ingerido una sobredosis del somnífero Ambien.
Una foto en su cuenta de Facebook más o menos de la época del incidente lo mostraba posando en la cabina de un avión Pilatus. La leyenda decía: “Volar en un PC-12 no es tan difícil”.
17 de junio de 2012
13 de junio de 2012
©washington post
cc traducción c. lísperguer