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[Un régimen de castigo intolerable, que impide que los reos puedan defender sus derechos en tribunales. Editorial NYT].

En este país, la incomunicación pasó de castigo de corta duración impuesto rara vez por violar las reglas carcelarias a ser un tipo rutinario de administración de prisiones. Hoy, decenas de miles de reos en cárceles locales, de los estados y federales son confinados durante prolongados periodos de incomunicación en diminutas celdas sin ventana hasta veintitrés horas al día.
El martes la subcomisión judicial del Senado se reunió para sopesar los numerosos costes de esta práctica: la primera vez que el Congreso ha incluso reconocido el problema.
Más de ochenta mil de los 2.3 millones de reos del país están en régimen de incomunicación, observó el presidente de la subcomisión, el senador Richard Durbin, demócrata de Illinois. Mientras los abogados de oficio claman que se sabe que la incomunicación provoca sufrimientos y trastornos mentales. Cerca de la mitad de los suicidios en la cárcel ocurren en unidades de incomunicación.
Un estudio de 2006 sobre seguridad y maltratos en la cárcel dirigido por un ex juez de apelaciones federal, John Gibbons, y un ex fiscal general, el difunto Nicholas de B. Katzenbach, hicieron conocer sus temores sobre las tasas de reincidencia más altas que se observan cuando los reos son liberados directamente después del régimen de incomunicación. Las altas tasas de segregación en la seguridad pueden de hecho aumentar los incidentes de violencia.
Algunos de los testimonios más conmovedores en la audiencia provinieron de Anthony Graves, que fue condenado injustamente por homicidio y pasó incomunicado una década de sus dieciocho años en la cárcel en Texas antes de su exoneración y libertad en 2010. Describió la agonía de vivir en las “peores condiciones imaginables” y la continuada carga psicológica.
La comisión también oyó a Christopher Epps, que es el comisionado del Departamento de Administración Penitenciaria en Mississippi, uno de un número creciente de estados que han reducido la violencia en las prisiones y cosechado millones de dólares en ahorros haciendo considerables recortes en la incomunicación. Desalentadoramente, el director de la Oficina Federal de Prisiones, Charles Samuels Jr., expresó escaso interés en implementar reformas similares incluso aunque quince mil reos –siete por ciento del total de la población carcelaria- están actualmente en régimen de incomunicación. Eso se puede comparar con el 1.4 por ciento en Mississippi, un estado conocido por su política de mano dura con la delincuencia.
El senador Durbin dice que está trabajando en una ley que exigirá mayor transparencia sobre el uso de la incomunicación en prisiones federales y de los estados y examinando modos de erradicar las barreras que hacen casi imposible que los reos mantenidos en régimen de incomunicación puedan defender sus derechos en tribunales. El primer paso, sin embargo, deberían ser normas claras que minimicen el uso de esta forma de castigo, incluyendo la prohibición inmediata y de estricto cumplimiento de que reos menores de edad o reos con enfermedades mentales puedan ser sometidos a las severas condiciones de la incomunicación.
21 de junio de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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