[Estados Unidos] [Una lección para los paramédicos. Cómo tratar a perros que trabajan en zonas de guerra].
[Eric Newcomer] Planeando en un helicóptero sobre un árido paisaje en Afganistán, el sargento primero Mark Joseloff pensaba que su entrenamiento como paramédico de élite lo había preparado para cualquier cosa con que se topara abajo.
Pero no esto.
Atendiendo a un perro militar que había colapsado bajo el calor de 43 grados Celsius, el sargento Joseloff, se apoyaba en lo que sabía sobre el tratamiento de humanos en situaciones similares.
Cubrió al perro con una manta húmeda, le aplicó electrolito gelificado y ordenó que el helicóptero volara con las puertas abiertas. Sin embargo, el perro se negaba a beber agua.
El perro sobrevivió, pero la experiencia desconcertó al sargento Joseloff, paracaidista de rescate de la Guardia Nacional Aérea de Nueva York. “Creo que tuve suerte. Eso simplemente me abrió los ojos”, dijo.
Llenando una laguna en la atención de emergencia en el campo de batalla, más de una docena de rescatistas de la Guardia Nacional Aérea, incluyendo al sargento Joseloff, pasó hace poco dos días aprendiendo cómo tratar a los perros en un entorno bélico. Ahora que los perros militares asumen papeles cada vez más importantes en operaciones bélicas en Iraq y Afganistán, la necesidad de preparación para atender rápidamente a animales heridos o enfermos se ha convertido en un imperativo.
“No hay ninguna razón para que lo que hacemos en el campo de batalla no refleje la mejor medicina del mundo”, dijo el teniente coronel de la Fuerza Aérea, Stephen Rush, que ayudó a organizar el entrenamiento.
El entrenamiento fue realizado por el Equipo de Salud Veterinaria Long Island [Long Island Veterinary Specialists], que cuenta con el hospital veterinario que es considerado como el más avanzado del país, y por K-9 Medic, una firma que enseña cómo dar cuidados médicos urgentes a perros de servicio.
El coronel Rush, docente clínico de neurocirugía y tratamiento oncológico con radiación en la Universidad de Nueva York, dijo que la jornada de entrenamiento de dos días podría servir como modelo para cursos futuros.
Hay cerca de dos mil setecientos perros trabajando en las fuerzas armadas; veintinueve de ellos murieron en acción en Iraq y Afganistán, de acuerdo a una portavoz militar.
Los perros detectan bombas y trampas explosivas en edificios y a lo largo de caminos. El valor total de un perro de servicio adiestrado –a menudo pastores alemanes, cobradores Labrador negros, o pastores belgas Malinois- puede llegar a cuarenta mil dólares. Además, las unidades a las que sirven desarrollan vínculos emocionales con los perros.
“Para estos chicos un perro es como un hermano”, dijo el sargento Joseloff. Los paracaidistas de rescate de elite, entrenados como paramédicos de emergencia, son responsables de muchas misiones de rescate y restablecimiento en sitios remotos y peligrosos.
Un lunes hace poco en el Equipo de Salud Veterinaria Long Island en Plainview, los miembros paracaidistas se turnaron para zarandear suavemente a dos cobradores Labrador negros, bautizados como Angel y Shadow. Los hombres aprendieron a trasladar a un perro sin dañar su bazo o a un perro con lesiones en el lomo. Un empleado del hospital enseñó a los hombres a examinar las encías de un perro para determinar si está enfermo. Toman el pulso de los perros. En general, Angel y Shadow se mantienen quietos, permitiendo que los soldados los hurgueteen y toquen.
“En el terreno puede no ser tan fácil”, dijo Marissa Soto, técnico veterinario.
El equipo cuenta con algunos de los cuidados médico-veterinarios más avanzados disponibles, con una máquina MRI más sofisticada que las de muchos hospitales y con especialistas entre los que se incluyen dermatólogos, oftalmólogos, cirujanos de cadera y de cerebro. El doctor Dominic J. Marino, jefe de personal del hospital, ha llegado a ser tan respetado por su trabajo con perros con ciertos trastornos neurológicos que ha sido invitado a hablar en congresos de médicos que tratan a humanos con trastornos similares.
Durante el entrenamiento, los instructores enfatizaron las similitudes en el tratamiento de perros y humanos. Los soldados se ejercitaron en coser heridas en patas de cerdo conservadas para este fin utilizando el mismo tipo de puntos que usarían con humanos. En otras lecciones, como sobre el tratamiento de perros en estado de shock, los hombres aprendieron a usar las dosis apropiadas de fluido de acuerdo a su tamaño.
Pero hay importantes diferencias. Los humanos con dolor rara vez muerden al médico que los atiende. Los perros pueden ser una historia diferente, así que amordazar al animal herido es una prioridad. Y los hombres se sorprendieron de aprender que aplicar un torniquete a una herida, un procedimiento normal en humanos, en un perro puede ser perjudicial.
Como parte del entrenamiento se vendan los ojos y emplean sus manos y pies para sentir el suelo y llegar a un perro disecado en el centro de rehabilitación del hospital. Con un docente dando instrucciones al lado, simularon una revisión de los signos vitales del perro. El instructor roció agua para simular una hemorragia en el cuerpo del perro mientras los soldados le aplicaban vendas. Muchos olvidaron amordazar a los animales.
Jo-Anne Brenner, directora de K-9 Medic, ayudó a elaborar el currículum para el entrenamiento. Dijo que el objetivo era hacerlos prácticos y asegurarse de que los paracaidistas de rescate aprendieran de memoria las técnicas necesarias para tratar a perros en situaciones de crisis.
Ron Aiello, presidente de la Asociación de Perros de Guerra de Estados Unidos, una organización de apoyo a los perros trabajadores, dice que el tratamiento militar de los perros de servicio ha mejorado significativamente en los últimos cincuenta años.
“Yo era un adiestrador de perros en la era de Vietnam”, dijo Aiello. “No sabíamos nada. Ni siquiera los primeros auxilios. A un perro herido ni siquiera le podíamos ofrecer los primeros auxilios”.
Ahora los adiestradores de perros militares son entrenados en primeros auxilios y se envían veterinarios a zonas de guerra. Sin embargo, entrenar a paramédicos militares en la atención animal de emergencia es importante porque a menudo son los primeros en llegar a ofrecer atención médica.
Como lo dijo el coronel Rush: “Así nos preparamos para rescatar a personas, o a los perros de la gente”.
19 de julio de 2012
8 de julio de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer