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[Bamako, Mali] [Islamitas lapidan a pareja hasta la muerte].

[Adam Nossiter] Islamitas que controlan una localidad en el norte de Mali lapidaron hasta la muerte a una pareja después de haberla acusado de tener hijos sin estar casados, dijo el lunes un funcionario local que fue uno de los varios cientos de testigos de los asesinatos.
El funcionario dijo que los barbudos islamitas, armados con rifles Kalashnikov, llevaron a la pareja hasta el centro de la localidad de Aguelhok desde su residencia en el campo a unos veinte kilómetros de distancia. El joven y la mujer fueron obligados a meterse en unos hoyos de un metro veinte de profundidad, dejando sus cabezas afuera, y luego fueron apedreados hasta su muerte a eso de las cinco a.m. del domingo, dijo el funcionario.
“Los metieron en esos hoyos y luego empezaron a lanzarles piedras, hasta que los mataron”, dijo el funcionario, hablando por teléfono satelital desde el remoto pueblo en el desierto cerca de la frontera con Argelia.
“Fue horrible”, dijo, observando que la mujer gemía y lloraba y que su pareja había gritado algo incomprensible durante el ataque. “Fue inhumano. Los mataron como si fueran animales”.
El funcionario insistió en no ser identificado porque, dijo, “nuestras vidas corren peligro aquí”. El funcionario dijo que muchas de las dos mil personas de Aguelhok ya habían empezado a marcharse, cruzando la frontera con Argelia, como resultado de la lapidación del domingo.
La lapidación ha sido hasta el momento el acto de represión más brutal de los islamistas. Refugiados del norte han entregado numerosas versiones de las azotainas y golpizas públicas por presuntas violaciones de la ley sharia en las principales ciudades de Timbuktu y Gao.
Todo el norte de Mali, una enorme área más grande que Francia, la mayor parte desértica, está en manos de islamitas vinculados con al Qaeda, después de una rebelión contra el gobierno de Mali que empezó en enero. La rebelión empezó como una nueva repetición de una guerra de varias décadas que libra un grupo étnico nómade, los tuareg, para recuperar su autonomía del gobierno central con sede en el sur al que ha acusado durante largo tiempo de abandono y persecución.
Pero los tuareg fueron pronto superados por sus aliados de facto, un movimiento islámico local, el Ansar Dine, o Defensores de la Fe, que era un aliado de al Qaeda. Ahora Ansar Dine controla la región en alianza con otro grupo islámico extremista, los Mujao, o Movimiento por la Unicidad y la Guerra Santa en África Occidental. Las organizaciones comparten el objetivo de imponer una forma extrema de la ley sharia sobre los habitantes del norte de Mali.
El funcionario en Aguelhok dijo que la pareja de campesinos protestó, débilmente, diciendo que los niños –el más joven un bebé de seis meses- ni siquiera eran de ellos. Pero los hombres que los ejecutaron dijeron que la pareja había cometido un delito grave y merecían el castigo.
“Dijeron que la ley sharia imponía el castigo, que Dios lo quería así”, recordó el funcionario. Dijo que la ejecución había durado cerca de quince minutos, aunque la mujer murió rápidamente, después de llorar.
Más de trescientos personas de la localidad presenciaron la ejecución en silencio. “La gente protestó que ninguna ley podía prescribir algo semejante”, dijo el funcionario. “Utilizan los pretextos más insignificantes para ejecutar a la gente”.
Aguelhok llamó la atención al principio de la rebelión, en enero, como el lugar donde decenas de soldados del ejército de Mali fueron aparentemente ejecutados sumariamente, de acuerdo a una organización de derechos humanos. Algunos tenían las manos atadas por la espalda y habían sido degollados.
Una protesta por las ejecuciones de parte de indignadas esposas de soldados en la capital, Bamako, a principios de febrero, fue un temprano signo de que el gobierno estaba en problemas. Más tarde el gobierno fue derrocado por una junta militar en un golpe de estado a fines de marzo, lo que permitió que los tuareg y los islamitas dominaran el norte.
El sur sigue indefinido, con la junta todavía activa apoyando a un gobierno civil nombrado cuyas atribuciones siguen inciertas. El viernes, el presidente interino, Dioncounda Traoré, volvió a Bamako desde París tras una ausencia de más de dos meses, después de ser atacado por una turba –algunos dicen que era dirigida por elementos militares- que lo dejó gravemente herido.
En un discurso televisado el domingo, Traoré anunció la reorganización del gobierno con el fin de recuperar la accidentada unidad del país.
25 de agosto de 2012
31 de julio de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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