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[Washington, Estado Unidos] Fuerzas armadas estadounidenses disciplinan a nueve soldados por quemar ejemplares del Corán y filmarse orinando sobre cadáveres de talibanes caídos en combate].

Autoridades militares estadounidenses han disciplinado el lunes a nueve militares por dos incidentes ocurridos este año -la quema de ejemplares del Corán y la difusión de un video que mostraba a unos marines orinando sobre insurgentes muertos- que provocaron una indignación a nivel nacional en Afganistán. El castigo no incluyó cargos criminales ni penas de cárcel, y no se acercan a las exigencias del presidente de Afganistán, Hamid Karzai.
Funcionarios de ejército dijeron que cuatro oficiales del ejército y dos soldados recibieron cartas de amonestación por enviar cajas con ejemplares del Corán desde la biblioteca de la cárcel a incinerador en la Base Aérea Bagram en Afganistán. Aunque una investigación del ejército que se dio a conocer el lunes determinó que los soldados no habían actuado con la “intención dolosa” de insultar el Corán o difamar el islam, los investigadores concluyeron que no se habían ceñido al procedimiento, ignoraban la importancia del Corán para los afganos y no tenían instrucciones precisas de sus superiores en una cadena de errores.
El Cuerpo de Marines declaró que tres suboficiales implicados en la producción de un video que muestra a cuatros marines orinando sobre el cadáver de un combatiente talibán recibieron “castigos no judiciales”, los que podrían incluir cartas de amonestación, descenso de rango, suspensión de pagos, restricciones físicas a una base militar, misiones adicionales o una combinación de esas medidas.
El Cuerpo de Marines no dio a conocer los resultados de su propia investigación del incidente porque, dijeron funcionarios, continuaban las diligencias sobre la participación de oficiales de más alto rango de la unidad, que forma parte del Tercer Batallón, Segundo Regimiento de Marines, con sede en Camp Lejeune, Carolina del Norte.
Funcionarios militares dijeron que los castigos no eran tan ligeros como podrán parecerles a civiles –las cartas de amonestación ponen un fin efectivo a la mayoría de las carreras militares-, pero no quedó claro cómo serían juzgadas en Afganistán, donde la quema de los libros provocó días de disturbios en todo el país y obligaron a Karzai a pedir un juicio público.
Funcionarios militares estadounidenses dijeron que tenían la esperanza de que los afganos escucharan con calma la noticia. “Hemos transmitido nuestras condolencias al gobierno y al pueblo afgano”, dijo el coronel Thomas W. Collins, portavoz de la coalición militar internacional en Afganistán. “Fueron errores terribles”.
Ni el Ejército ni el Cuerpo de Infantes de Marina dieron a conocer los nombres o rangos específicos de los militares implicados en los dos incidentes, lo que empeoró severamente las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán, aunque la quema del Corán engendró una indignación mucho mayor que el video de los marines.
El incidente del Corán ocurrió en febrero en la biblioteca del centro de detención Parwan al lado de la Base Aérea Bagram, donde se retiene a miles de afganos capturados por las fuerzas estadunidenses e internacionales. Oficiales en el lugar dijeron que algunos detenidos se estaban comunicando mediante notas escritas en los libros de la biblioteca, potencialmente para planear un atentado. Como precaución, los oficiales asignaron dos intérpretes afgano-americanos para revisar los libros de la biblioteca e identificar aquellos que podrían contener mensajes que pudieran representar un riesgo de seguridad.
Para cuando los intérpretes habían terminado, casi dos mil tomos, incluyendo ejemplares del Corán y otros textos religiosos, habían sido apartados para su retiro. De acuerdo a la investigación, un intérprete informó que hasta el 75 por ciento de los libros de la biblioteca contenían escritos extremistas. Pero altos funcionarios religiosos afganos que realizaron su propia pesquisa dijeron en la época que dudaban de que los textos escritos en las páginas de los libros fueran otra cosa que apuntes personales, y que algunos eran simplemente anotaciones sobre la detención de los presos, sus apellidos, los apellidos de sus padres y los lugares y hora de su detención.
Sin embargo, los libros fueron considerados “material delicado” por funcionarios militares estadounidenses, que dijeron que decidieron quemarlos porque no había sitio donde almacenarlos. Aunque un oficial del Ejército Nacional Afgano y un lingüista expresaron preocupación cuando vieron cargar los libros en un camión, estos fueron llevados de todos modos al incinerador de la base de Bagram. Cuando los trabajadores empezaron a arrojarlos a las llamas, un peón afgano ofreció su ayuda y luego empezó a gritar cuando se dio cuenta de lo que eran. Los estadounidenses se detuvieron de inmediato, pero para entonces al menos cuatro ejemplares del Corán ya estaban irremediablemente quemados.
El oficial que dirigía la investigación, el general de brigada Bryan G. Watson, dijo en su informe que el hecho de que “militares de Estados Unidos no acataran las advertencias de sus compañeros de ANA es, quizás mi principal preocupación”.
El video de los marines se hizo público en enero, cuando fue subido a sitios de videos en la red, entre ellos LiveLeak y YouTube. Funcionarios militares dijeron que en la época que ellos no sabían quién había hecho el video, pero confirmaron que era auténtico. El ministro de Defensa, Leon E. Panetta, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y otros personeros expresaron prontamente su indignación y ofrecieron disculpas al gobierno afgano.
El video muestra a cuatro infantes de Marina orinando sobre lo que parecen ser los cadáveres de tres combatientes talibanes. Se oye decir a uno de los marines: “Que tengas un buen día, socio”.
Funcionarios de la Marina dijeron el lunes que el incidente que se ve en el video tuvo lugar durante una operación antisubversiva el 27 de julio de 2011, en el distrito de Musa Qala en la provincia de Helmand, un bastión del Talibán y centro de la producción de opio que en la época fue escenario de un fiero combate. De los cerca de mil infantes del batallón, siete murieron durante el despliegue de siete meses de la unidad en el área.
El Cuerpo de Marines dijo en una declaración que uno de los tres infantes disciplinados se declaró culpable de haber orinado sobre el cadáver de un combatiente talibán; otro se declaró culpable de haber hecho el video; y el tercero se declaró culpable de mentir a un investigador sobre lo que sabía sobre el caso.
7 de septiembre de 2012
28 de agosto de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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