[Bengasi, Libia] [En Libia, el caos fue seguido por una emboscada organizada, dicen funcionarios].
[Suliman Ali Zway y Rick Gladstone] Los disturbios que terminaron aquí con la vida de cuatro miembros del personal diplomático de Estados Unidos, incluyendo al embajador, fueron en realidad dos ataques: espontáneo el primero y altamente organizado el segundo, que contó posiblemente con la colaboración de infiltrados antinorteamericanos en el joven gobierno libio, declaró el jueves un alto funcionario de la seguridad libia.
La versión del funcionario, Wanis el-Sharif, ofrecida a algunos periodistas aquí, ha sido hasta el momento la más detallada sobre los caóticos acontecimientos del martes en esta ciudad al este de Libia, que terminaron con la vida de J. Christopher Stevens, el primer embajador de Estados Unidos en ser asesinado en acto de servicio en más de treinta años.
Las muertes ocurrieron en medio de una ola de manifestaciones antinorteamericanas que convulsionaron a Oriente Medio, inspiradas por un incendiario video anti-musulmán, ‘The Innocence of Muslims’, que se ha difundido en internet en los últimos días desde que fuera publicitado en Egipto. Las manifestaciones de protesta el jueves se extendieron al menos a media docena de países, incluyendo a Irán.
Sharif, viceministro del Interior, dijo que Stevens y otro diplomático estadounidense, Sean Smith, fueron asesinados en el ataque inicial, que empezó como una desorganizada pero furiosa manifestación de civiles y militantes frente al consulado estadounidense el martes, el aniversario del 11 de septiembre de 2011. Las protestas escalaron hasta convertirse en un asalto de cerca de doscientas personas, algunas armadas con granadas, que incendiaron el edificio.
La segunda ola, dijo Sharif, ocurrió horas después, cuando el personal del consulado estaba siendo trasladado a una casa de seguridad a un kilómetro y medio de distancia. En ese momento, un equipo de funcionarios de seguridad libios estaba evacuándoles en una caravana escoltada por marines y funcionarios de la seguridad libia que habían llegado -vía aérea- desde Trípoli para protegerlos.
Sharif dijo que el segundo ataque fue una emboscada premeditada contra la caravana por asaltantes que estaban armados con lanzagranadas y aparentemente estaban al tanto de la ruta que seguirían los vehículos. Los otros dos estadounidenses –identificados el jueves como Tyrone S. Woods y Glen A. Doherty, ambos miembros de los SEALs de la Marina- murieron durante ese asalto. Al menos doce estadounidenses y dieciocho funcionarios de la seguridad libia resultaron heridos, dijo Sharif.
“La primera parte fue caótica y desorganizada. La segunda fue organizada y planificada”, dijo. Los hombres armados en el segundo asalto, dijo, aparentemente “tenían infiltrados que les entregaban información”.
Partes de la versión de Sharif no son consistentes con lo que han dicho otros testigos libios, que dijeron que no estaba claro cómo y dónde había sido asesinado Stevens. Muchos libios consideraban a Stevens como un héroe por el apoyo que prestó a la rebelión contra el coronel Moamar al-Gadafi.
Dos libios que fueron heridos mientras custodiaban el consulado dijeron que, al contrario de la versión de Sharif, no había ningún indicio dentro del recinto consular de que se estuviera gestando afuera una protesta masiva, que habría incluido a miembros de organizaciones armadas. Los guardias hablaron a condición de permanecer en el anonimato por razones de seguridad personal y uno de ellos dijo que se había dado cuenta del peligro sólo a eso de las nueve y media de la tarde, cuando los manifestantes irrumpieron por el portón y “empezaron a disparar y a arrojar granadas”. El otro guardia dijo que él estaba bebiendo café en el recinto justo antes del ataque, y que estaba tan tranquilo que “ni siquiera había una hormiga”.
Sharif dijo que funcionarios libios dijeron que al menos cuatro personas fueron detenidas. El gobierno de Obama, que ha jurado llevar a los asesinos a justicia, ha enviado cincuenta infantes de marina y dos buques de guerra a Libia, y el FBI se ha unido a la investigación. Pero no está claro qué es precisamente lo que puede alcanzar el poder de fuego militar estadounidense. Si los atacantes no son parte de una conspiración internacional mayor, no hay objetivos obvios para una represalia estadounidense.
“Estos no son tipos con campamentos de adiestramiento y caravanas para entrenarse”, dijo Michael W. S. Ryan, experto en militantes islámicos de la Fundación Jamestown, un centro de investigación en Washington.
El jueves, lo peor de la violencia inspirada por el video ocurrió en Yemen, donde al menos cinco yemeníes perdieron la vida mientras cientos de manifestantes atacaron la embajada estadounidense en Sana y fueron repelidos por las fuerzas de seguridad yemeníes. El personal de la embajada, consciente del peligro, había sido evacuado en las horas previas, y líderes yemeníes ofrecieron al presidente Obama sus disculpas por los disturbios.
Los asaltantes incendiaron coches y saquearon las oficinas para marcharse con los equipos, incluyendo ordenadores. También quemaron una bandera estadounidense e izaron la suya propia proclamando su fe al islam. Por la noche, dijeron testigos, todavía se elevaba humo desde el recinto de la embajada en la parte este de la capital mientras se desarrollaba otra protesta a cuatrocientos metros de ahí.
En Egipto, donde la indignación antiestadounidense empezó el martes, los manifestantes se enfrentaron a los agentes de policía que trataban de dispersarlos con gases lacrimógenos, y las agencias de prensa informaron que cerca de doscientas personas resultaron con lesiones. También se informó sobre manifestaciones frente a las misiones diplomáticas de Estados Unidos en Marruecos, Sudán y Túnez –donde la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud- y se realizó una manifestación antiestadounidense en Gaza.
En Irán, donde casi todas las grandes manifestaciones deben contar con la aprobación del gobierno, testigos y partes de prensa dijeron que quinientas personas que gritaban “¡Muerte a Estados Unidos!” convergieron en la embajada suiza, que se encarga de los intereses diplomáticos estadounidenses y fueron repelidos por cientos de agentes de policía.
Las autoridades en Afganistán, donde una mortífera violencia estalla repetidas veces toda vez que se percibe un insulto al islam, trataron de impedir la circulación del video, que retrata al profeta Mahoma como un payaso perverso.
Funcionarios afganos dijeron que ejercieron presión para suspender indefinidamente el acceso a YouTube, donde para el jueves el video, fomentado por una surtida colección de cristianos de extrema derecha de Estados Unidos, ha sido visto más de 1.6 millones de veces.
En Washington, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton dijo que Woods y Doherty –las dos víctimas identificadas el jueves- habían servido en múltiples periodos de servicio en Iraq y Afganistán antes de trabajar como agentes de seguridad privados para la misión diplomática estadounidense en Libia. Woods, dijo en una declaración el jueves noche, era casado y tenía tres hijos y era un enfermero y paramédico certificado.
Él y Doherty murieron “ayudando a proteger a sus colegas”, dijo.
Clinton también denunció con duros términos el video en lo que su portavoz dijo más tarde que era un intento de aplastar la creencia en algunas partes del mundo árabe de que el gobierno de Estados Unidos de algún modo lo había patrocinado o aprobado.
“Para nosotros, para mí personalmente, este video es vergonzoso y reprochable”, dijo Clinton en una sesión informativa con el ministro de Exteriores marroquí. “Parece tener un propósito profundamente cínico: denigrar una gran religión y provocar odio”.
Los asesinatos en Libia provocaron un importante altercado en Estados Unidos el miércoles cuando el retador republicano de Obama, Mitt Romney, emitió una dura crítica de la manera en que el presidente se había enfrentado a las protestas y lo acusó de disculparse por Estados Unidos. El gobierno rechazó la acusación e incluso algunos republicanos se distanciaron de las críticas de Romney, tildándolas de inapropiadas en estas circunstancias.
Las protestas en Yemen se produjeron horas después de que un clérigo musulmán, Abdul Majid al-Zindani, instara a sus seguidores a emular las manifestaciones en Libia y Egipto, dijeron residentes de Sana. Zindani, mentor de Osama bin Laden en el pasado, fue descrito en 2004 como un “terrorista global designado especialmente” por el Ministerio de Hacienda.
La multitud en Sana se reunió un día después de que la embajada advirtiera a los estadounidenses, en una actualización de su página web, que “tras los recientes acontecimientos en Libia y Egipto, existe la posibilidad de que en los próximos días haya manifestaciones en Yemen, específicamente en la vecindad de la embajada de Estados Unidos”.
[Suliman Ali Zway informó desde Bengasi, Libia, y Rick Gladstone desde Nueva York. Al reportaje contribuyeron Nasser Arrabyee, desde Sana, Yemen; Alan Cowell, desde Londres; Ramtin Rastin, desde Teherán; David D. Kirkpatrick, desde el Cairo; Kareem Fahim, desde Beirut, Líbano; y Steven Lee Myers, Scott Shane y Michael S. Schmidt, desde Washington.]
23 de septiembre de 2012
14 de septiembre de 2012
©new york times
cc traducción @lisperguer