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[Valparaíso, Chile] [«Que el sueldo mínimo sea 193 mil pesos es una burla para los pobres». Entrevista. Monseñor Gonzalo Duarte.]

«Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile». Así se titula la Carta Pastoral de los obispos que integran el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), que entregaron recientemente al país, y que sacudió la s conciencias de muchos chilenos.
Un impacto que no solo tiene relación con el mea culpa efectuado por los obispos chilenos, sino que por su crítica mirada a la desigualdad social y económica que vive nuestra nación, y las consecuencias que tendrá si no se atiende.
En diálogo con «El Mercurio de Valparaíso», el pastor de la Diócesis de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte, compartió parte del mensaje que se quiso entregar con esta carta pastoral, el cual se puede leer íntegramente en la página web de la iglesia.

Equidad
La carta causó mucho impacto a nivel nacional, porque tocó una fibra bien sensible, el tema de la equidad social. ¿Cuál es la reflexión que hace usted respecto a la realidad local, sobre las desigualdades?

El tema más doloroso es el tema de las desigualdades y de las inequidades, el tema que se ve a través de los medios, a través de lo que uno ve aquí en Valparaíso, Viña del Mar, en la zona, se ve tanta riqueza, se ve tanto gasto, se ve tanto lujo, y en 45 minutos en microbús tú estás en un lugar de la misma comuna y de la misma diócesis donde ves mucha pobreza: campamentos, quebradas de Valparaíso, etcétera. Es muy doloroso que gente que tenga trabajo estable no le alcance para subsistir; es muy doloroso que al lado de tanta pobreza se vea tanta riqueza, porque tú comprendes que aquí, en nuestra zona, fundamentalmente en torno a Viña, pero también más al norte en los balnearios, Algarrobo, etcétera, se ve mucha riqueza. Tú ves que los fines de semana largo los hoteles y nuestros restaurantes están todos llenos, y simultáneamente vemos tanta pobreza…
Chile ha tenido un muy buen desarrollo económico hace ya varios años, no es solo cosa de este Gobierno, pero ese desarrollo económico y esa riqueza no están bien distribuidos. Tú comprendes que el sueldo mínimo sea de 193 mil pesos, eso es terrible; eso yo diría que es una burla para los pobres.

Ustedes plantean que Chile puede llegar a ser un país desarrollado, pero advierten la posibilidad de conflictos sociales, que ya se ven, también acá en Valparaíso. ¿Cómo ven estas manifestaciones, que algunas veces son violentas?
La gente tiene derecho a manifestarse y la autoridad tiene que dar la posibilidad de que se manifiesten. La violencia es otra cosa, porque generalmente los violentistas no son los que organizan la manifestación, es gente que se mete dentro de la manifestación. La gente tiene derecho a manifestarse y es la gente que sabe que no le alcanza para vivir: el tema de la inequidad en la calidad de los estudios, en materias de salud, son temas muy fuertes, muy dolorosos; entonces, la gente tiene derecho a expresarse, y las autoridades y la comunidad tiene derecho a escucharlos…
Nosotros aquí tenemos colegios de primerísima categoría, del punto de vista de la calidad educativa, de la infraestructura, etcétera; y tenemos establecimientos educacionales pobres, algunos de la Iglesia, los municipalizados y evidentemente es una diversa calidad de la educación que se entrega. Y también en los hospitales, en la salud…

Días atrás el Presidente Sebastián Piñera dijo que esperaba que los obispos también vieran las cosas positivas que han hecho para superar la pobreza de Chile…
Yo creo que se han disminuido los niveles de pobreza. Por eso que vuelvo al tema anterior, lo importante, lo que a la gente le duele es la inequidad, porque no me cabe la menor duda que en los últimos años ha mejorado la educación municipalizada, que en los últimos años ha mejorado la atención sanitaria, nosotros pasamos visitando los hospitales, las UCI, ha mejorado. Pero como también ha mejorado la situación general, los ingresos del país, la gente tiene más expectativas y ellos quieren tener la misma calidad de educación y la misma calidad de salud que tienen otros. Entonces, nosotros reconocemos que en Chile ha habido avances…
Pero donde no ha habido avances ha sido en la justicia social, en la inequidad y eso es lo doloroso; en las grandes diferencias, en que haya gente que tiene trabajo remunerado y que no pueda realmente subsistir con ese trabajo remunerado.

Mea Culpa
En la Carta Pastoral se puede leer que: «A nadie se le oculta que, por nuestras faltas, la Iglesia ha perdido credibilidad. No sin razón algunos han dejado de creernos. Resulta doloroso constatar que se nos ha hecho difícil trasparentar al mundo de hoy el mensaje que hemos recibido». Al respecto, la imagen del sacerdote, se reconoce acá, de cierta manera se ha visto afectada por casos de abusos sexuales y otras cosas, ¿cómo se asume eso?

Se asume primero reconociendo, pidiendo perdón, sobre todo pidiendo perdón a las víctimas, preocupándose de las víctimas, pero pidiendo humildemente perdón y reconociendo, no escondiendo las realidades. Hay veces que hay personas que llegan a la Iglesia a abrir su corazón, pero piden que por favor no se sepa. Bueno, a mí esos casos no me han tocado, gracias a Dios, porque son muy complicados. Pero uno a la persona que llega tiene que primero escucharla, atenderla, a partir de la base que está diciendo una verdad, pero hay que investigarla, porque todos tienen derecho; tiene derecho el acusador y el acusado.
Nosotros pedimos perdón públicamente en el año 2000 con motivo del Jubileo, en una celebración en la Catedral de Santiago tuvimos una ceremonia de petición de perdón; después en Maipú, en otra oportunidad, también tuvimos una liturgia pública de pedir perdón por nuestras faltas… más bien que como Iglesia, como obispos y sacerdotes; porque no es la Iglesia, son los obispos y sacerdotes… o mejor dicho, hay obispos que a lo mejor han desorientado al pueblo de Dios. Porque hoy en este mundo lo que pasa en Argentina se sabe en Chile inmediatamente. O sea, los problemas de la Iglesia en Estados Unidos afectaron tremendamente a los chilenos también; de la Iglesia en Irlanda también, la Iglesia en Paraguay. Y también en Chile hemos tenido casos tristes, la vergüenza, y lo hemos reconocido, hemos pedido perdón y quisiéramos que no se repitieran, y si se repitieran tendríamos que pedir perdón y acoger a las víctimas.

Investigación
En el caso regional, la denuncia de un exseminarista contra el Seminario Mayor, en Casablanca, ¿fue uno de los casos que, en términos de imagen, más los ha afectado?

No, ese no afectó. A ver, primeramente se inició inmediatamente una investigación. Trajimos un investigador de afuera, para que fuera más objetivo; se hizo una investigación completa y se llegó a que era una denuncia que no tenía consistencia. Y el que no tuviera consistencia se reveló en una cosa bien clara: que los medios le dieran bastante poca importancia, excepto uno o dos. Aquí yo di una conferencia de prensa, a la cual vinieron muchos medios y duró tres minutos la conferencia (…) y después no salió nada en los medios. O sea, yo tengo la impresión que los medios huelen cuando un caso tiene sustancia y cuando no lo tiene».
7 de octubre de 2012
©mercurio de valparaíso

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