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[Santiago, Chile] [Comuneros cumplen 50 días de huelga. Madre de comunero: «Si lo trasladan a otra parte, allí estaré». Hoy se presenta recurso en Corte Suprema y el jueves se hará audiencia en Collipulli. Marcha por causa mapuche en Santiago reunió a miles.]

Los próximos días serán decisivos para los cuatro comuneros mapuches de Ercilla que mantienen una huelga de hambre en el Hospital Regional de Concepción. Mientras sus organismos poco a poco resienten la falta de alimentos, se acerca la fecha en que la Corte Suprema debe resolver acerca de la condena de dos de ellos, algo crucial para continuar su acción.
Hoy se cumplen 50 días desde que dejaron de comer y durante esta jornada su representación legal debe ingresar un recurso de amparo preventivo en la Corte Suprema para revertir la sentencia del tribunal de Temuco que ordenó prestar toda la ayuda médica, incluyendo la alimentación en caso de requerirse.

Marcha
La huelga repercutió ayer en Santiago, cuando miles de mapuches y simpatizantes de su causa marcharon por Santiago. Según los organizadores fueron 10 mil, Carabineros habló de 3.500.
La actividad terminó con disturbios, 16 detenidos y seis policías lesionados, a pesar que Carabineros informó que los causantes de los desórdenes no eran miembros de la etnia.

Subida de Peso
De forma paralela, ayer se entregó un nuevo parte médico que reiteró un poco lo informado en días anteriores, en cuanto a la estabilidad de Rodrigo Montoya, Erick Montoya, Daniel Levinao y Paulino Levipán.
En relación a la información del día anterior, sobre la subida de peso de 100 gramos de uno de ellos, el director del Hospital Regional, Sergio Opazo, explicó que esta situación es variable, ya que una persona puede tomar un litro de líquido y subir un kilo. «Uno tiene que ver la tendencia y ésta dice que hay bajas de peso de entre nueve y 14 kilos», señaló.

Solidaridad
Uno de los voceros de la comunidad Wente Winkul Mapu, Luis Melinao, explicó cómo lo han estado haciendo familiares y dirigentes para acompañar a los comuneros.
«Nos ayuda gente que simpatiza con nuestra causa. Somos alrededor de 20 personas que nos quedamos en dos casas. Mucha gente que pasa por acá (Parque Los Tilos del hospital, donde arman un toldo todos los días) y nos regalan alimentos», dijo.
Agregó que ha sido sacrificado, en especial para los niños (algunos lactantes), pero no quieren dejar solos a los huelguistas, por lo que insistieron en su traslado al Hospital de Victoria.
Con su atuendo típico mapuche, incluidos su trarilonco y trapelacucha, las joyas que luce sobre su cabeza y su pecho respectivamente, Juana Levinao, integrante de la comunidad Wente Winkul Mapu, de Ercilla, tocaba ayer sin cesar, aunque a un ritmo pausado, el kultrún familiar de más de un siglo que heredó de sus antepasados.
Así se conecta con su hijo Erick Montoya, de 20 años, detenido en una sala del anexo quirúrgico del Hospital Regional de Concepción. «Él está allí en la tercera ventana», señala con el pequeño palo que toca el instrumento, para demostrar su lógica.
Juana tiene 36 años, pero parece mucho más joven. Dijo que su hijo, que es uno de los cuatro mapuches en huelga de hambre que fueron trasladados por Gendarmería al recinto hospitalario penquista, es el mayor de tres. Tiene además una hija de 16 y una más pequeña, de 4 años.
«Mis hijos son todo para mí. Yo soy su madre y padre a la vez, porque yo lo quise así. Por eso estoy ahora junto a mi hijo, y si lo trasladan a otra parte, allí estaré y tocaré el kultrún, como ahora. Aunque lo lleven a una cárcel, lo acompañaré desde afuera», afirma.
Para Juana Levinao su hijo es inocente. «Me lo tienen secuestrado el gobierno y las autoridades. Ellos están siendo custodiados por 9 gendarmes. Eso demuestra un trato totalmente diferente con el pueblo mapuche», opina.
La mujer responsabilizó a un vecino de la comuna de Ercilla, un chileno terrateniente, de haber acusado injustamente a su hijo. Señaló que ese hombre llegó sin nada, «Sólo con un carné rojo» y ha usurpado tierras hasta tener un extenso fundo. Indicó que su casa ha sido allanada dos veces y ella estuvo un día y medio detenida. Afirma que ella se dedica a la tierra y a la pequeña ganadería y vive de la venta de sus verduras, pollos, ovejas y chanchos.
Elevando el sonido del kultrún y la voz, expresó «Seguiré cerca de mi hijo hasta que recupere su libertad. La justicia verdadera es la de arriba».
17 de octubre de 2012
16 de octubre de 2012
©el sur

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