[Chillán, Chile] [«Hay gente que me ha amenazado de muerte por ser soldado del ’73′».]
Tenía 17 años cuando fue llamado a realizar el servicio militar obligatorio. La noticia le pareció positiva en un comienzo, ya que quería que su padre cumpliera el sueño de verlo uniformado. Sin embargo, éste falleció semanas después.
Claudio de la Hoz (57), actual presidente de la Agrupación General Carlos Prats Ñuble, que reúne a 1.325 ex conscriptos desde 1973 hasta 1990, califica como «absolutamente oscuros» los dos años en que desarrolló su ejercicio como soldado.
Ingresó el 3 de abril del «73. Desde ese día nada fue igual para él, ya que asegura haber sido testigo un sinnúmero de actos de violencia, además de haber sufrido hambre, discriminación y constantes maltratos. Para él, es importante que la sociedad sepa la otra cara de la moneda y al mismo tiempo, los ex conscriptos obtengan los mismos beneficios que los exonerados políticos de Chile. A nivel nacional son 396.000 conscriptos del «73 al «90. A nivel nacional, cuentan con alrededor de 100.000 inscritos, desde Arica a Punta Arenas.
¿Recuerda el día en que fue llamado a realizar el servicio militar obligatorio?
Sí. Con exactitud. Salí notificado a través del diario y en la nómina del correo de la municipalidad. Tenía ganas, era el sueño de mi padre. Pero por desgracia él falleció a las semanas después en un accidente. Esos fueron los años en que más lo necesité, y él se fue…
¿Qué vino después?
Experiencias malas, en su mayoría. Ver por ejemplo a personas que sufrieron mucho y que se les castigó sin haber motivo, fue algo demasiado fuerte.
Nosotros lo vivimos antes que todo el mundo, con el maltrato a los soldados, en temas que incluso llegaban hasta la alimentación. Las legumbres que nos daban eran demasiado duras. Comíamos muy poco. Nos daban poquísimo pan.
Cuando salíamos a las campañas pasábamos muchísima hambre porque el pan que llevábamos se caía de las mochilas con los aporreos. Quedaba todo sucio, no se podía comer. Muchas veces nos daban jugos, llenos con gusanos arriba. Pero teníamos que tomarlo igual.
También vi soldados que fueron castigados con toallas mojadas, a algunos les daban 60 latigazos, a otros 30. Así iba variando. A otros, incluso los dejaban a pan y agua y los sacaban prácticamente desnudos al patio de honor del Regimiento.
Ustedes hablan como víctimas pero, ¿Les tocó ser victimarios?
Por lo menos acá en Chillán yo no vi a ningún soldado realizando ese tipo de prácticas, ni me tocó la experiencia de maltratar personas.
Sí hacíamos patrullaje, tomábamos gente que no respetaba el toque de queda y las llevábamos a un lugar llamado «El Sheraton», que a diferencia de lo que se ha dicho, no era un centro de torturas ni castigos. Allí había un cerco de unos ocho metros de largo por unos tres de ancho. Ahí llegaban personas que no respetaban el toque de queda o estaban ebrios. Donde había torturas era en una parte llamada la «Guardia 3», pero jamás me tocó estar ahí, yo no vi nada de eso. Además tengo que recalcar que nosotros incluso arriesgamos hasta nuestras vidas por las personas, pasándoles frazadas para que se taparan en la noche.
¿Ha sufrido discriminación por el hecho de haber sido un soldado en una época de polarización?
Sí, de todas maneras. Hay gente que me ha amenazado de muerte por ser soldado del «73. Me decían que cuando se diera vuelta la tortilla al primero que iban a matar del barrio era a mí. En ese tiempo yo vivía en la población El Tejar. Eso me dolió mucho, nosotros hemos sido estigmatizados por una sociedad que nos condena y nos calificaba como asesinos, criminales y los reales violadores de los derechos humanos. Incluso nuestras familias nos preguntaban: ¿Dónde lo mataron? ¿Dónde lo enterraste? No hay que olvidar que nosotros fuimos tan víctimas como los civiles e incluso los primeros, porque fuimos las primeras personas usadas por el Gobierno Militar.
¿Usted cree tener traumas irreversibles producto de esta experiencia?
Sí, no solamente en mí. Yo he tratado de superar esas experiencias a través de la religión. Soy evangélico hace 20 años. Pero sigo sufriendo pesadillas y mucho insomnio. Esto se sigue manifestando, por el hecho de intentar conseguir una reparación para nuestros compañeros soldados, quienes a través de sus relatos me han contado detalles de la violación de sus derechos de una manera terrible. Hemos visto soldados en las calles, pidiendo limosna en las esquinas y ahogados totalmente al alcohol y a las drogas. Tengo el caso de un compañero de mi sección, que salió del servicio y a las dos semanas se quitó la vida.
Tenemos muchos conscriptos desaparecidos, de quienes nunca más hemos sabido. Tenemos soldados asesinados dentro de los cuarteles y otros que también se quitaron la vida al interior de ellos.
A diario me toca leer los relatos de todos los soldados. Eso me produce algo muy fuerte, hasta las lágrimas. No soy capaz de seguir en algunas ocasiones. Pero tengo que seguir para averiguar la situación por la cual pasó esa persona.
¿Han carecido de oportunidades laborales?
Claro que después del «73 a todos nos costaba un triunfo encontrar trabajo. Los ex conscriptos entregaban currículum en empresas, pero no los llamaban nunca. A mí también me pasó. Es por eso que me dediqué a trabajar de manera particular y también con amigos. Fundamentalmente fui camionero, pero he trabajado en todo. Pero ahora estoy plenamente dedicado al tema de los conscriptos.
¿Qué buscan en detalle?
Una reparación, tener un sueldo, una indemnización. Lo mismo que a los exonerados políticos se les entregó en su momento. A nosotros se nos prometió en primera instancia, desde el comando del Presidente Sebastián Piñera, antes de que fuera elegido como mandatario, que nos ayudarían con esto. Me parece pésimo que no se cumpla, porque había un compromiso detrás.
Estamos muy molestos por las demoras. Para este gobierno supuestamente la piedra de tropiezo para sacar una ley de reparación era la Concertación. La única forma de hacer las cosas sería atender este tema y reconocer que nosotros somos víctimas de los derechos humanos.
¿Por eso es que están realizando un llamado a votar por los candidatos de la Concertación en las próximas elecciones municipales?
Exactamente. El Presidente no ha respondido a nuestras demandas. Por lo tanto no queremos que alcaldes y concejales de la derecha sean mayoría en los municipios.
23 de octubre de 2012
©crónica de chillán