[Bagdad, Iraq] [En la rebelión siria contra el presidente Bashar al Assad, una organización ligada a al Qaeda en Iraq está jugando un papel cada vez más importante en su dirección. Estados Unidos y sus aliados occidentales temen la creciente influencia de la organización.]
[Tim Arango, Anne Barnard y Hwaida Saad] La única organización rebelde siria con la aprobación explícita de al Qaeda se ha convertido en una de las fuerzas combatientes más efectivas de la rebelión, lo que representa un difícil reto a Estados Unidos y otros países que quieren apoyar a los rebeldes, pero no a los extremistas islámicos.
El dinero fluye hacia la organización, el Frente Nusra, desde donantes y simpatizantes en el extranjero. Sus combatientes, una pequeña minoría de rebeldes, tienen la osadía y la capacidad para atacar posiciones fortificadas y dirigen a otras brigadas o batallones [como se autodenominan las organizaciones paramilitares] en la captura de bases militares y campos petrolíferos. A medida que aumentan sus victorias, reciben más armas y atraen a más combatientes.
Según funcionarios iraquíes y ex miembros de la insurgencia iraquí, el grupo es una filial directa de al Qaeda en Iraq, que ha contribuido a la rebelión siria con armas y combatientes experimentados.
“Esto es simplemente un modo de devolver el favor a nuestros hermanos sirios que lucharon con nosotros en Iraq”, dijo un veterano militante de al Qaeda en Iraq, que dijo que había ayudado a dirigir la campaña del Frente Nusra en Siria.
Estados Unidos, anticipando que al presidente sirio Bashar al-Assad se le está acabando el tiempo, espera aislar al grupo para impedir que herede Siria o siga combatiendo después de la caída de Assad en el marco de su lucha por fundar un estado islámico.
Mientras Estados Unidos anima a la oposición siria a organizar un gobierno alternativo viable, también considera colocar al Frente Nusra en la lista negra de organizaciones terroristas, convirtiendo en ilegal que ciudadanos estadounidenses tengan tratos económicos con el grupo y muy probablemente presionando a Europa para que adopte sanciones similares. La esperanza es remover uno de los mayores obstáculos al aumento de la ayuda occidental a la rebelión: el temor de que el dinero y las armas terminen en manos de una organización islámica terrorista que podría desestabilizar todavía más a Siria y perjudicar los intereses occidentales.
Cuando los comandantes rebeldes se reunieron el viernes en Turquía para formar una estructura de comando unificado en la que han insistido Estados Unidos y sus aliados, las organizaciones yihadistas no fueron invitadas.
El aliado del Frente Nusra, al Qaeda en Iraq, es el grupo insurgente suní que ha asesinado a numerosos soldados estadounidenses en Iraq y sembrado una generalizada violencia sectaria con atentados suicidas contra chiíes y otros rivales religiosos e ideológicos. La organización iraquí ha jugado un activo rol en la fundación del Frente Nusra y le proporciona dinero, experiencia y combatientes, dijo el mayor Faisal al-Issawi, funcionario de la seguridad iraquí que vigila las actividades de los yihadistas en la provincia de Anbar en Iraq.
Pero poner al Frente Nusra en la lista negra podría salir mal. Podría enfrentar a Estados Unidos con algunos de los mejores combatientes en la rebelión que apoya. Aunque algunos rebeldes sirios temen el creciente poder de la organización, otros colaboran estrechamente con ella y la admiran -o al menos admiran sus logros militares- y no están dispuestos a poner fin a su cooperación.
Los dirigentes del Ejército Libre de Siria, la flexible organización que agrupa a los rebeldes y que Estados Unidos está tratando de reforzar, expresaron exasperación de que Estados Unidos, que se ha negado a proporcionar armas durante el conflicto que ya se ha cobrado la vida de más de cuarenta mil personas, se esté oponiendo a una organización que consideran como un aliado vital.
El Frente Nusra “defiende a los civiles en Siria, mientras que Estados Unidos no hace nada”, dijo Mosaab Abu Qatada, portavoz de los paramilitares. “Se mantienen al margen y observan; miran la sangre y los crímenes y fanfarronean. Luego dicen que el Frente Nusra es terrorista”.
Agregó: “Estados Unidos sólo quiere un pretexto para intervenir en los asuntos sirios después de la rebelión”.
Estados Unidos se ha mostrado reluctante a suministrar armas a los rebeldes que pudieran terminar en manos de terroristas anti-occidentales, como ocurrió con las armas que Qatar envió a los rebeldes libios con la aprobación de Estados Unidos. Los críticos de la política del gobierno de Obama en Siria dicen que su incapacidad a la hora de apoyar a los paramilitares ayudó a crear la apertura que los militantes islámicos aprovecharon en Siria.
Los llamados del Frente Nusra a los combatientes sirios parecen estar funcionando.
En una reciente reunión en Damasco, Abu Hussein al-Afghani, veterano de la subversión en Afganistán, Iraq y Libia, se dirigió a los frustrados jóvenes combatientes. No tenían dinero, ni armas ni adiestramiento, así que escucharon atentamente.
Les dijo que era líder de al Qaeda en Iraq, que ahora estaba trabajando con la rama de al Qaeda en Siria, y que si se le unían, podrían dejar una huella. Uno de los paramilitares recordó su resonante pregunta: “¿Quién les está escuchando hoy?”
El viernes, los manifestantes en varias ciudades sirias portaban pancartas con lemas como “No a la intervención estadounidense, porque todos somos Jebhat al-Nusra”, refiriéndose al nombre completo de la organización, Ansar al-Jebhat al-Nusra li-Ahl al-Sham, o Partidarios del Frente para la Victoria del Pueblo de Siria. Una organización paramilitar rebelde, Ahrar, u Hombres Libres, preguntó en su cuenta en Facebook por qué Estados Unidos no ponía en la lista negra a las milicias “terroristas” de Assad.
Otro grupo yihadista, el Ejército Sahaba en el Levante, llegó incluso a felicitar a la organización por el “gran honor” que significaba ser considerado terrorista por Estados Unidos.
Incluso activistas antigubernamentales que desconfían de la organización –algunos la ridiculizan como “el Talibán”- dijeron que ponerla en la lista de organizaciones terroristas sería inefectivo y empeoraría los conflictos al interior de la rebelión. Para aislar al grupo, dicen, Estados Unidos debería apoyar a los consejos militares rebeldes tradicionales y a la sociedad civil siria, como los comités que han surgido en las localidades controladas por los rebeldes.
El Frente Nusra está lejos de ser el único grupo rebelde que promueve una interpretación estricta del islam. Muchas brigadas han adoptado lemas, vestuario y prácticas religiosas en lo que algunos rebeldes y activistas consideran un cambio pragmático para cosechar simpatía entre los donantes islamitas en los países del Golfo Pérsico. Un activista dijo que tenía un amigo combatiente con una inclinación por el Johnnie Walker Black que ahora lleva una barba para adaptarse.
No todos los grupos rebeldes motivados religiosamente acogen la visión de al Qaeda de una guerra santa global, dijo el Grupo Internacional de Crisis en un informe reciente. Algunos han criticado al Frente Nusra por servir los intereses del gobierno de Assad, que trata de retratar a la oposición como terroristas y extranjeros.
El Frente Nusra es la única organización paramilitar siria que es respaldada explícitamente por al Qaeda en los foros online, dice el informe.
La organización se dio a conocer con atentados suicidas contra edificios de gobierno en Damasco y Alepo a principios de 2012, causando numerosas bajas civiles. Fue la primera organización subversiva en reivindicar responsabilidad por los atentados suicidas y con coches bomba que se cobraron víctimas civiles.
Muchos de sus miembros –sirios, iraquíes y algunos de otros países- lucharon en Iraq, donde el gobierno sirio ayudó a canalizar a combatientes yihadistas para luchar contra la ocupación norteamericana.
En la provincia de Diyala en Iraq, un ex miembro de al Qaeda en Iraq dijo que uno de sus líderes y numerosos militantes de la organización estaban peleando en Iraq bajo la bandera del Frente Nusra. Un funcionario de la seguridad iraquí allá dijo que viajan por el Kurdistán iraquí y Turquía para llegar a Siria.
“Están mental y militarmente bien entrenados”, dijo el mayor Issawi, el funcionario en Anbar. “Están ansiosos por pelear en Siria. Ven a Siria como un sueño hecho realidad”.
Algunos paramilitares sirios también tienen experiencia en Iraq. Abu Hussein, comandante de la brigada Tawhid y Jihad, que no está siendo considerada como organización terrorista por Estados Unidos y ha tomado un rol decisivo en muchas batallas, dijo que luchó con al Qaeda en Iraq durante seis años.
“Decidí volver a Siria porque nuestro pueblo me necesita”, dijo, agregando que su organización estaba atrayendo a jóvenes laicos porque podía proveerles de las municiones, el entrenamiento y la atención médica que los grupos yihadistas no podían.
Un músico sirio de 35 años que dijo que se llamaba Hakam dijo que decidió unirse al grupo combatiente islámico porque vio lo bien que planeaba las cosas y peleaba y por lo “determinados y profesionales que eran”.
Dijo que había rezado rara vez y que había trabajado como percusionista en un casino –y pidió disculpas por usar la palabra, que se ha convertido en desagradable para él. Dijo que el objetivo del grupo era fundar un estado islámico en Siria dirigido por musulmanes suníes estrictos y que lucharía contra todo gobierno laico.
“Nuestra misión no termina con la caída del régimen”, dijo.
Algunos sirios se han quejado de que los combatientes del Frente Nusra están tratando de imponer restricciones religiosas a otros. Pero Brian Fishman, miembro del Centro de Combate contra el Terrorismo en West Point, dijo que el Frente Nusra había aprendido de los errores de al Qaeda en Iraq, que enajenó a los iraquíes por sus ataques sectarios y espeluznantes videos mostrando decapitaciones.
El Frente Nusra se está impidiendo de atacar a otros grupos sirios, con la excepción de enfrentamientos con kurdos en el norte, donde algunos rebeldes creen que una importante milicia kurda colabora con el gobierno.
Thamir al-Sadi, un iraquí de Diyala que se unió al Ejército Libre de Siria regular, dijo que eso cambiaría, pronosticando una lucha interna después de la caída de Assad.
“Después de la caída de Bashar habrá numerosas batallas entre esas organizaciones”, dijo. “Todas se unirán contra al Nusra. Son como una serpiente que está esparciendo su veneno”.
[Tim Arango informó desde Bagdad, y Anne Barnard y Hwaida Saad desde Beirut, Líbano. Al reportaje contribuyeron Hania Mourtada, desde Beirut; Duraid Adnan y Yasir Ghazi, desde Bagdad; empleados del The New York Times, desde Mosul, Iraq, y las provincias de Anbar y Diyala; y Michael R. Gordon, desde Dublín.]
9 de diciembre de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer