[Ciudad Cañón, Colorado, Estados Unidos] [Sin tener dónde vivir. Carol Walker, en la foto, vive en las afueras de Longmont, Colorado, y adoptó por 125 dólares cada uno tres caballos salvajes de la Oficina de Control de Tierras de Estados Unidos.]
[Dan Frosch] La manada de caballos libres avanzó cautelosamente hacia los extraños que entraron a su corral. Un mesteño color zaino se inclinó para mirarlos más de cerca, olfateando y resoplando con curiosidad. Otro retrocedió lentamente, con sus ojos negros relampagueando de miedo.
Para muchos de ellos, este es su primer contacto con humanos, más allá de los trabajadores que los alimentan en este centro de 32 hectáreas, en Ciudad Cañón, Colorado, a 160 kilómetros al sudoeste de Denver.
“Aquí se satisfacen todas sus necesidades, excepto su libertad”, dijo Fran Ackley, que dirige el Programa de Caballos y Burros Silvestres de la Oficina de Control de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) en Colorado. “No puedo decir si les gusta o no”.
Símbolo de la frontera americana durante largo tiempo, las decenas de miles de caballos libres que recorren los olvidados territorios del Oeste rural están en el corazón de un disputa cada vez más tensa sobre su destino. La oficina dice que la población equina crece a un ritmo descontrolado, pese a los años que lleva trasladando a los caballos libres fuera de su hábitat tradicional hacia pastizales cercados de modo que puedan compartir el territorio con el ganado.
Los defensores de los caballos dicen que la estrategia del gobierno no sólo es un fracaso, sino además es innecesariamente cruel. Y dicen que los caballos deberían poder vivir sus vidas libremente.
Pese a profundas diferencias sobre cómo controlar a los animales, ambos lados están de acuerdo en una cosa: la situación ha alcanzado un punto crítico.
En estos días, los corrales temporales y los pastizales permanentes donde terminan muchos caballos libres están cerca de su ocupación plena. Y en los últimos diez años, el coste de su mantención ha aumentado dramáticamente.
“Estamos frente a una masa crítica”, dijo Tom Gorrey, portavoz de la oficina. “El hecho es que no estamos en posición de atrapar a caballos que no podemos mantener. La capacidad ha alcanzado un punto crítico”.
La pregunta sobre qué hacer con los animales –descendientes de los caballos de la Caballería de Estados Unidos, percherones y caballos traídos aquí por colonos españoles- ha frustrado durante décadas al gobierno federal.
En un intento de mantener una población estable, al mismo tiempo que se conservan las tierras públicas, el Congreso aprobó la Ley de Burros y Caballos Silvestres de 1971, que permite que la oficina retire a los caballos libres que “sobran” en el territorio.
Pero prácticamente sin depredadores naturales, normalmente las manadas se duplican cada cuatro años. Actualmente, cerca de 37.300 burros y caballos libres recorren territorios federales en diez estados occidentales, casi once mil más de lo que la oficina considera manejable.
La oficina realiza todos los años capturas de la menguada población. Helicópteros de vuelo bajo empujan a los animales hacia trampas desde donde son trasladados a corrales y pastizales permanentes.
Las capturas han sido durante largo tiempo criticadas por peligrosas e inhumanas.
“Todo ese enfoque está mal. La BLM pone énfasis en retirar y hacer acopio de los caballos, en lugar de controlarlos en el territorio”, dijo Suzanne Roy, directora de la Campaña de Conservación del Caballo Silvestre Americano. “Tiene que haber una manera más humana y efectiva de controlar a esos animales”.
Fotos tomadas por defensores de los animales durante una reciente captura en el norte de Nevada muestran a varios caballos confundidos que se han arrojado contra una valla de alambres de púa. Otra muestra a un vaquero con un potrillo colgando de su montura. Los animalistas dijeron que el animal había colapsado después de correr en estampida durante kilómetros.
Aunque reconoce que un pequeño número de caballos resultan heridos o mueren durante las capturas, la oficina defiende su aproximación como la única opción, considerando las circunstancias. Gorey dijo que la agencia hace todo lo que puede para minimizar las lesiones.
Pero la oficina concede que atrapar más caballos no es la solución de todo. Casi cincuenta mil burros y caballos han sido albergados en corrales temporales o en pastizales, casi tres veces más que hace diez años.
“La gente tiene que darse cuenta de que hemos hecho más de lo que estaba programado bajo la Ley de Caballos Silvestres, que explica por qué estamos en esta situación hoy”, dijo Ackley, director del programa de la oficina en Colorado.
Observó que los caballos en el recinto de Ciudad Cañón están en buenas condiciones, mientras que la sequía y la temporada de invierno pueden convertir la vida en el territorio en especialmente difícil. Un programa de adiestramiento con reos en el centro preparará a algunos mesteños para que sean adoptados.
Pero los animalistas dicen que el trauma de ser separados de sus familias y su hábitat deja a los caballos desanimados y estresados.
Este mes, una extraña enfermedad afectó a caballos de Ciudad Cañón, y diecinueve murieron o fueron sacrificados. Ackley dijo que no había visto nunca nada semejante.
Los argumentos sobre si los corrales o los pastizales permanentes son hogares aceptables pueden ser debatibles. Con una fuerte reducción de las adopciones, y el decreciente interés de compradores –debido a los exorbitantes precios del heno-, no hay demasiado espacio para ayudar a más.
Debido en gran parte por los costes de mantención de los animales, el presupuesto del programa aumentó este año a 75 millones de dólares, de cerca de 20.4 millones en 2000.
“Este es uno de los problemas más difíciles y fastidiosos en el manejo de tierras públicas”, dijo el ministro de Bienes Nacionales, Ken Salazar. “No hay una respuesta fácil”.
Salazar dijo que se había hecho algo de progreso en la búsqueda de una solución, observando que la oficina estaba usando fármacos para controlar la fertilidad de las yeguas, algo que apoyan las organizaciones animalistas, y estudiando el desarrollo de santuarios donde puedan vivir más animales.
En los últimos meses, sin embargo, los defensores de los caballos han enfatizado sus críticas de Salazar y la oficina, después de que la agencia de prensa ProPublica informara que la oficina vendió 1.777 caballos salvajes a un empresario del transporte de ganado, Tom Davis, que defiende el sacrificio de los animales.
El inspector general del Ministerio de Bienes Nacionales está investigando si Davis vendió los caballos para ser sacrificados al otro lado de la frontera mexicana. El último matadero de caballos de Estados Unidos cerró sus puertas en 2007, y los compradores de caballos deben comprometerse a no vender los caballos libres que adquieran con el propósito de sacrificarlos.
Salazar dijo que recientemente se habían implementado varias salvaguardas para cerciorarse de que después de su venta los caballos vivieran en condiciones de seguridad.
Entretanto, animalistas como Carol Walker consideran insostenible la estrategia de largo plazo de la oficina. Una mañana hace poco, Walker vio a tres mesteños recorriendo su propiedad cerca de Denver.
Walker adoptó a los caballos pagando a la oficina el precio actual de 125 dólares por cada uno, y los hizo adiestrar. El más joven, Mica, proviene de una manada de Wyoming que está en el centro de una batalla jurídica entre una organización local de pastoreo, que quiere retirar a la manada para proteger el forraje del ganado, y activistas animalistas.
Walker desordenó la melena de Mica mientras rozaba con su nariz el cogote de la yegua.
“Ver en un corral a todos esos caballos que viste antes libres, te rompe el corazón”, dijo. “Preferiría que fueran libres antes que vivir conmigo”.
16 de diciembre de 2012
15 de diciembre de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer
Es bueno Q las personas esten departe de esos caballos Q es lo mas hermoso de este planeta paraque nadie los maltrate ellos tambien cienten y piensan no los dejen solos
Donde puedo adquir por lo menos tres , con quien me puedo comunicar y a donde , me encantan los CABALLOS, CUAL ES LA DIRECCION, ME PONDRIAN ENVIAR FOTOS SI ES QUE TIENEN , ME GUSTAN LOS COLORES ZAINO, CARAMELO, , CANARIOS O CON LAS 4 patas blancas y la frente, Harry Davila , mi celular phone (954)-536-2797 RECIBE FOTOS MI CELULAR, gracias, vivo en tampa florida