[Kansas City, Montana, Estados Unidos] [Confesión de asesinato arroja luz sobre una secta carismática de Missouri.]
[Erica Goode] La encontraron, una pierna debajo de la otra, en el asiento trasero de una furgoneta en el Longview Lake, con una bolsa de plástico blanca sobre la cabeza, un cojín morado a su lado, un frasco vacío cerca de ella.
Todo el mundo asumió que se había suicidado –era lo que indicaba la nota encontrada en la furgoneta: “Lo hice porque no sería una persona de verdad y ¿cuál sería el punto de vivir si es demasiado tarde para ello?”, decía, y, “Quizás Jesús me perdone”.
Pero en las semanas posteriores al hallazgo del cuerpo de Bethany Deaton, una enfermera diplomada que tenía vínculos con una secta cristiana carismática que practica el culto día y noche, las circunstancias de su muerte son mucho menos claras.
Tres días después del funeral de Deaton, un hombre de veintitrés años, Micah Moore, entró al Departamento de Policía de Grandview, Montana, y confesó que la había asfixiado.
“Yo la maté”, dijo a los agentes, de acuerdo a documentos judiciales, agregando que le había metido la cabeza en una bolsa y la sujetó “hasta que el cuerpo dejó de sacudirse”.
Ahora las autoridades están investigando las acusaciones de que Deaton, 27, fue sedada, violada y asesinada por encargo de su marido, Tyler Deaton, 26, un hombre descrito por testigos como un líder como el flautista de Hamelín, que reunió a un grupo de jóvenes a su alrededor, presionándoles para participar en actividades sexuales bajo el pretexto de que era devoción religiosa. Moore fue acusado de homicidio en primer grado. Deaton y otros están siendo investigados.
“Cada caso es un enigma”, dijo el sheriff Mike Sharp, del condado de Jackson, cuyo departamento dirige la investigación. “Y este tiene cientos de piezas”.
Deaton y sus seguidores, incluyendo a la señora Deaton, llegaron aquí desde Texas hace tres años para estar más cerca de la Casa de Oración Internacional [International House of Prayer], que atrae a decenas de miles de personas de todo el planeta a su templo que abre las 24 horas del día en un antiguo centro comercial, y su universidad en la cercana Grandview, un suburbio de Kansas City. Deaton y Moore habían sido ambos estudiantes en la Universidad Casa de Oración Internacional.
La Casa de Oración Internacional –conocida ampliamente como IHOP- se ha distanciado del caso, diciendo de no sabía nada de la existencia del grupo disidente de Deaton, el que según sus líderes eclesiásticos operaba independientemente y “bajo el velo del secreto”.
“La IHOP no sabía lo que estaba haciendo Deaton”, dijo Ed Novak, el abogado que representa a la iglesia, agregando que “el grupo que organizó y con el que estaba trabajando, de eso el IHOP no sabía nada, no lo controlaba y no participaba en él”.
Pero en la comunidad aledaña, el asesinato ha renovado el debate sobre la iglesia –la que ha adquirido un considerable número de propiedades en Grandview y zonas vecinas- y la discusión sobre la línea que separa la religión del culto. Algunos críticos han expresado preocupación de que las enseñanzas de la iglesia, que enfatiza las creencias carismáticas, como el poder de la profecía, los milagros y la preparación para el fin de los tiempos, pueden crear una atmósfera que permite la emergencia de prácticas como las atribuidas a Deaton y sus seguidores.
Keith Gibson, pastor evangélico y autor de ‘Wandering Stars’, un libro que critica las doctrinas de la iglesia, dijo que no considera como siniestros ni la Casa de Oración Internacional ni sus líderes. “Pero podría parecer que las estructuras para corregir los abusos no están operando”, dijo, y que el énfasis en la profecía “deja a sus seguidores sin criterios para juzgar a otras personas que reclaman ser profetas y que podrían ser más siniestras en sus métodos”.
Para la señora Deaton, la religión era el centro de su vida. Ellas y otros siguieron a Deaton a Kansas City después de egresar de la Universidad del Sudoeste, una pequeña universidad metodista de artes liberales en Georgetown, Texas, en 2009. La pareja se casó en agosto.
Kate Farlow, supervisora de la señora Deaton en el Centro Médico Menorah en Overland Park, Kansas, la describió como “una talentosa joven” cuyos grandes y brillantes ojos azules” se iluminaban cuando hablaba sobre su fe y sobre su deseo de trabajar como misionera en el extranjero.
“Era una persona muy espiritual y muy inspiradora; le encantaba hablar con los pacientes”, dijo Farlow.
El 6 de noviembre, una semana después de la muerte de la señora Deaton, cien personas, incluyendo a su marido y sus padres, llenaron la funeraria con vista al Longview Lake para llorar su deceso.
Pero de acuerdo a Novak, el abogado, miembros del grupo de Deaton hicieron declaraciones en el servicio que alarmaron a los funcionarios que la Casa de Oración Internacional que estaban presentes. Al día siguiente, Deaton, su representado, ya no era bienvenido en los recintos de la iglesia o en la universidad, dijo Novak.
El 9 de noviembre, Moore, escoltado por altos funcionarios de la iglesia, entraron al Departamento de Policía de Grandview y dijeron a los agentes que la muerte de la señora Deaton no había sido un suicidio.
Moore, se lee en el documento judicial, dijo a los detectives que el señor Deaton les había instruido para que asesinaran a su esposa, diciendo que “él sabía que Micah podía hacer una cosa así”.
Durante los últimos meses, dijo Moore, él y varios otros hombres habían violado a la señora Deaton en la casa en la calle 122 Este donde vivía con su marido y otros miembros del grupo. Las violaciones habían sido filmadas en un iPad y descritas en poemas, según los documentos. Moore contó a uno de los líderes de la Casa de Oración Internacional que durante las agresiones la señora Deaton había sido sedada con Seroquel, un fármaco antipsicótico, en una botella con agua antes de su asesinato.
Moore contó a los detectives que la señora Deaton fue asesinada por miedo a que contara a un terapeuta sobre las agresiones sexuales.
En entrevistas con los detectives, varios hombres que vivían en la casa dijeron que habían tenido relaciones sexuales “secretas” con el señor Deaton. Después de la muerte de la señora Deaton, dijo un testigo, Deaton contó que había soñado que él “había matado a su esposa, asfixiándola”.
Jean Peters Baker, procuradora del condado de Jackson, dijo que la Casa de Oración Internacional no era el centro de la investigación. Considera a Moore, dijo, como un “asesino despiadado”.
Pero después de una audiencia en la corte la semana pasada, Melanie Morgan, uno de los dos abogados que representa a Moore, dijo que no había prueba de que la señora Deaton hubiese sido asesinada. Las declaraciones de su representado a la policía, dijo, eran las de “un joven desconsolado y confundido bajo una extrema presión psicológica” y que su confesión era “imaginaria”.
“Los hechos sugieren que la muerte de Bethany Deaton fue un desafortunado suicidio y que Micah Moore no tuvo nada que ver con el suicidio”, dijo Morgan.
Baker, la procuradora, dijo que su despacho estaba todavía esperando el informe final de la oficina de la morgue. La audiencia preliminar ha sido pospuesta hasta enero. Entretanto, un gran jurado verá el caso.
El sheriff Sharp dijo que Deaton –que en su cuenta en Facebook menciona como favoritos a Harry Potter, aprender griego y hebreo, y el libro ‘Life Together’ de Dietrich Bonhoeffer- se encontraba en Texas. (Los mensajes dejados en su buzón de voz, en Facebook y en su contestador no fueron respondidos).
Entretanto, en foros online y en vecindarios donde viven estudiantes y devotos de la Casa de Oración Internacional, a menudo en atestadas casas y departamentos, continúan los debates sobre la influencia de la iglesia y si tuvo algún papel en la muerte de Deaton. Pero en foros online, ex miembros de la iglesia han denunciado que la iglesia misma realiza prácticas sectarias, ordenando a sus miembros que dejen de comunicarse con sus familias, lo que la Casa de Oración Internacional ha negado.
Varios activos miembros de la iglesia se negaron a responder preguntas sobre el caso Deaton. Un periodista que se acercó a clientes en la cafetería Higher Grounds, que forma parte del complejo del templo, fue conminado cortésmente por uno de los guardias de seguridad de la iglesia, muchos de ellos armados, que le sugirió que tomara contacto con el encargado de relaciones públicas de la iglesia.
Pero Anna Álvarez, una panadera que vive más abajo en la calle de la ahora vacía casa donde Deaton se reunía con sus seguidores, dijo que la IHOP le había “dado miedo siempre”.
“Esa iglesia tiende a atraer a personas que son ingenuas”, dijo Álvarez, observando que los coches que visitaban la casa de Deaton a menudo llenaban la calle. “Piensan que todos en la organización son como ellos, y por eso es realmente fácil que un lobo que introduzca entre ellos y los despedace”.
17 de diciembre de 2012
6 de diciembre de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer