[Libia / Estados Unidos] [Reluctancia libia impide investigar el mortífero ataque contra residencia diplomática estadounidense en Bengasi y la muerte del embajador Stevens.]
[Eric Schmitt y Michael S. Schmidt] Un avión espía no tripulado estadounidense sobrevuela ahora prácticamente todos los días la ciudad de Bengasi, reuniendo información y listo para responder en segundos si localiza a cualquiera de los sospechosos que se cree son responsables de los ataques el pasado 11 de septiembre de 2012 contra la residencia diplomática de Estados Unidos en esa ciudad libia.
Pero tres meses después del asalto que terminó con la vida del embajador J. Christopher Stevens y otros tres ciudadanos estadounidenses, la investigación de los ataques se ha visto obstaculizada por la reluctancia de las autoridades libias a proceder contra sospechosos de grupos islámicos que pertenecen a las poderosas milicias paramilitares, dijeron funcionarios al tanto de la investigación. Aunque el FBI ha identificado a varios de los sospechosos, ninguno de ellos ha sido detenido y algunos han huido de Bengasi.
En un intento por generar tantas pistas como sea posible, el FBI emitió el mes pasado un llamado global pidiendo a cualquiera que tenga información sobre los atacantes que envíen datos vía email, por mensaje de texto o subiéndolos a la cuenta de Facebook de la institución.
Pese a que crece la frustración sobre el lento progreso de la investigación, funcionarios estadounidenses insisten en que de momento al menos tienen el propósito de cumplir con la promesa del presidente Obama de llevar a los responsables a justicia colaborando con las autoridades libias, aunque eso implique revisar temas delicados como la soberanía y la debilidad del gobierno libio. De momento, según los funcionarios, todavía no se ha tomado una decisión sobre si procesar a los atacantes en tribunales estadounidenses o libios.
“El caso está entrelazado con temas sensibles: este es un proceso que forma parte de nuestra presencia allá y de respetar su soberanía”, dijo un funcionario estadounidense al tanto de la investigación y que habló a condición de hacerlo anónimamente debido a que la investigación aún está en curso.
Bajo la creciente presión del gobierno de Obama, en las últimas semanas se han dado titubeantes pasos hacia adelante.
Desde que visitaran primero Bengasi a principios de octubre, agentes del FBI han vuelto a la ciudad al menos dos veces, acompañados por pequeños equipos formados por militares estadounidenses y agentes de seguridad libios, para entrevistar a testigos y recoger otras informaciones relacionadas con el ataque. Testigos libios han identificado a sospechosos que fueron captados por las cámaras de vigilancia de la residencia diplomática y fotos tomadas durante el asalto, dijeron funcionarios estadounidenses.
El general Carter F. Ham, comandante del Comando África de las fuerzas armadas, dijo en una entrevista que ahora los investigadores creen que han identificado a algunos, pero no a todos los principales responsables del ataque contra la residencia diplomática y el cercano anexo de la CIA, pero “todavía no tenemos suficiente información como para imputar a alguien. Todavía estamos recogiendo e interpretando la información”.
“Los libios aceptan claramente responsabilidad” por la investigación del ataque, dijo el general Ham, pero “he expresado a los libios que no se ha procedido tan rápidamente como hubiésemos querido”.
Un alto funcionario del FBI está a cargo de un equipo de lo que el funcionario estadounidense describió como un “selecto grupo de agentes de contraterrorismo con experiencia de trabajo en el extranjero”. Muchos de los agentes provienen de la oficina del FBI en Nueva York, dijo el funcionario. El agregado jurídico del FBI de la embajada de Estados Unidos en el Cairo también participa en la investigación.
El funcionario dijo que en contraste con una investigación normal en Estados Unidos, que se concentra en preparar la acusación para tribunales, los agentes del FBI en Libia se concentran principalmente en determinar qué pasó antes y durante los ataques.
“Esta es una investigación orientada hacia la recopilación de inteligencia; el objetivo es determinar los hechos”, dijo el funcionario. “Como este y otros casos en el extranjero, tenemos que ser muy cuidadosos. Cada país reacciona de modo diferente cuando se investiga en su territorio”.
Entre los obstáculos que encontró el FBI en Libia se encuentra la reluctancia de algunos funcionarios policiales y de gobierno a atacar a miembros del grupo Ansar al-Sharia, una organización islámica local cuyos combatientes participaron en el ataque, de acuerdo a testigos del hecho.
Funcionarios de gobierno en Bengasi dijeron que eso era imposible, debido a que sus fuerzas armadas son demasiado débiles y mal armadas como para detener a los paramilitares sospechosos. Líderes de la milicia más poderosa de Bengasi, algunos de los cuales lucharon con miembros de Ansar al-Sharia durante la rebelión contra el gobierno del coronel Moamar al-Gadafi, dicen que titubean a la hora de proceder contra los sospechosos, a menos que se les presenten pruebas concluyentes de su participación en los ataques.
Un testigo en Libia dijo en una entrevista que el FBI trató de entrevistarlo frente a otros libios, poniendo nervioso al testigo por temor a que los libios revelaran su identidad. Otros testigos han expresado temor de que el FBI no los proteja si cooperan con la investigación.
El funcionario estadounidense reconoció que trabajar con los libios puede no ser lo ideal, pero dijo que el FBI poco podía hacer debido a la necesidad de respetar la soberanía del gobierno libio.
“Cuando operas en un país extranjero, tienes que acatar sus reglas”, dijo el funcionario. “No puedes simplemente recorrer el mundo realizando investigaciones independientes de lo que se te ocurra”.
“Esto no es nada específicamente libio. Tampoco podrías ir a Londres o a algún lugar de Canadá, países donde crees que sus gobiernos colaborarían más y se mostrarían comprensivos, y hacer lo que quieras. Esto es simplemente el modo de hacer las cosas fuera de Estados Unidos”.
El funcionario dijo: “Tienes que hacer lo mejor que se pueda. Hay modos de tratar y mitigar algunas de las cosas a las que hacemos frente. Pero el hecho es que esto es una cosa normal cuando operas en otros países”.
El representante Peter T. King, republicano de Nueva York y presidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara, dijo que le preocupaba que el gobierno de Obama pareciera estar tratando los ataques en Bengasi como un asunto policial, y no como un acto de guerra. Dijo que los militares, y no el FBI, deberían estar a cargo de la investigación.
El secretísimo Comando Conjunto para Operaciones Especiales ha compilado información sobre posibles sospechosos, dijeron altos funcionarios de las fuerzas armadas y contraterrorismo. Trabajando con el Pentágono y la CIA, el comando ha estado preparando expedientes como un primer paso en anticipación de posibles órdenes del presidente Obama de emprender alguna acción contra sospechosos de los que se haya confirmado que participaron en los asaltos en Bengasi.
Varias figuras políticas libias han pedido cautela debido a que acciones militares unilaterales de Estados Unidos, como un ataque con aviones no tripulados, podría encender la indignación popular y agregar un nuevo elemento destructivo a la persistente inseguridad de Bengasi. Así que de momento, el gobierno de Obama está recorriendo la ruta de la justicia penal con las autoridades libias.
“Sería un grave error volver a la política de tratar los ataques como un problema policial”, dijo King. “Para mí, esta es una guerra, no es un crimen callejero y no debería ser considerado como un tema de la justicia penal”.
[Kareem Fahim y David D. Kirkpatrick contribuyeron desde Bengasi al reportaje.]
17 de diciembre de 2012
11 de diciembre de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer