[Kristina Chew] [Un reciente estudio ha constatado que los animales mantenidos en cautiverio en recintos como jaulas, se aburren].
Aunque esta no es realmente una conclusión que asombre -¿quién no se aburriría si pasara días y noches enteras en una pequeña caja blanca de plástico con una rejilla en un lado, o en una jaula de metal?-, investigadores de la Universidad de Guelph señalan que su estudio es el primero en abordar el aburrimiento en animales no humanos. El estudio también muestra que el aburrimiento en los animales se puede reducir proporcionándoles entornos más ricos, que ofrezcan a los animales en cautiverio experiencias sensoriales variadas, tales como canales por donde fluya el agua, pasadizos de escape, torres para escalar y objetos que puedan ser chupados.
Los investigadores estudiaron a veintinueve visones negros de la granja de investigación de la Universidad de Michigan. Los visones fueron alojados dentro, con un ciclo de luz natural, en jaulas de metal “no enriquecidas” y “enriquecidas”. En las últimas, los visones tenían las mismas jaulas, pero también, a través de un túnel, un espacio de las mismas dimensiones con “agua corriente en un pequeño abrevadero que les permitía vadearlo y meter la cabeza, estructuras imitando plataformas y objetos manipulables (por ejemplo, juguetes de goma para perros)”. Se agregaban nuevos objetos todos los meses.
Los visones en las jaulas no enriquecidas pasaban más tiempo echados y sentados sin hacer nada. Pero cuando se les ofrecía estímulos, como “atractivas sorpresas y objetos neutros hasta cosas indeseables, tales guantes de cuero usados para capturar animales”, los visones los investigaban tres veces más rápidamente que los otros, y por un tiempo más largo. También comían más tentempiés que los visiones en entorno enriquecidos (que habían recibido la misma cantidad de alimento).
En realidad, los visones en las jaulas no enriquecidas que pasaban más tiempo despiertos, pero sin moverse, mostraron mayor interés en los estímulos. La búsqueda más activa de estímulos de estos visones confirmó a los investigadores que en realidad los animales estaban mostrando signos de lo que consideramos aburrimiento, aunque el director del estudio, la investigadora Rebecca Meagher, de la Universidad de Guelph, enfatizó que:
“No sabemos si los visones u otros animales realmente se aburren del mismo modo que los humanos. No podemos medir ese tipo de experiencia subjetiva. Pero podemos ver que cuando tienen poco que hacer, como muchos humanos, se aburren, y si se les da la oportunidad, buscan ansiosamente todo tipo de estímulos”.
Meagher y la co-autora del estudio, Georgia Mason, que ocupa la Cátedra de Investigación Canadá en bienestar animal del Departamento de Ciencias Animales y Aviarias de la Universidad de Guelph, esperan que su investigación genere más estudios sobre el tópico relativamente desconocido del aburrimiento, tales como investigaciones sobre si “animales inteligentes como los primates y los loros tienden a aburrirse con facilidad cuando están enjaulados” y sobre “por qué la falta de estímulos causa problemas”.
Otro estudio reciente constató que aunque el estrés crónico puede matar a seres humanos y ratas de laboratorio, los animales que viven libres en la naturaleza –que conocen numerosas situaciones estresantes, como la “falta de alimento, condiciones climáticas adversas, demasiados depredadores o muy eficientes”-, no sufren los mismos efectos patológicos. Basándose en el estudio de la liebre americana y ardillas terrestres árticas, Rudy Boonstra, del Departamento de Ciencias Biológicas y del Centro para la Neurobiología del Estrés de la Universidad de Toronto en Scarborough, concluye que algunos cambios fisiológicos inducidos por estrés crónico en realidad “fomentan la supervivencia del animal y en última instancia su éxito reproductivo”.
Una cosa es segura: pasar todos tus días en una pequeña jaula iluminada no le hace bien a ningún animal, ni grande ni pequeño.
23 de diciembre de 2012
19 de noviembre de 2012
©care2
cc traducción c. lísperguer