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[Pensilvania, Estados Unidos] [La repentina muerte de un pony de concurso ensombrece imagen de un hobby de élite. Las estadísticas muestran que desde 2010, los análisis aleatorios de drogas en caballos que compiten en eventos ecuestres han dado positivo para substancias como cocaína, antipsicóticos y calmantes.]

[Walt Bogdanich] Kristen Williams y su hija Katie llegaron temprano esa mañana del 26 de mayo al establo en el terreno del Salón del Caballo de Devon [Devon Horse Show], donde competidores de elite en traje de gala han entretenido a los espectadores durante los últimos cien años en la Main Line de Filadelfia.
El Salón del Caballo y Feria Agrícola de Devon en Pensilvania, una de las ferias más antiguas y grandes del país, presenta concursos de salto y otras actividades.
Williams pagó miles de dólares por un pony para que Katie pudiera participar en el torneo de salto, un regalo por sus doce años. Poco después de llegar, su preparadora se alejó para ponerle una inyección al pony, Humble, que la amiga de Katie, que también celebraba su cumpleaños número doce, debía montar dentro de poco.
Momentos más tarde, mientras Williams y su hija miraban, Humbre colapsó y murió. La muerte de un pony supuestamente en forma momentos antes de ser montado por una joven amazona para una carrera de vallas era preocupante en sí mismo, pero las circunstancias de su muerte la hacían todavía peor.
En los tres días previos a su muerte, Humble había recibido quince tratamientos diferentes con medicamentos, incluyendo antinflamatorios, corticosteroides y relajantes musculares, de acuerdo a su ficha de medicación.
“El caballo promedio que entra a mi clínica no se parece en nada a este”, dijo el doctor Kent Allen, presidente de la comisión veterinaria y de medicamentos y de la de medicaciones de la Federación Ecuestre de Estados Unidos, el organismo regulador sin fines de lucro del deporte. “Los caballos reciben un diagnóstico y luego un tratamiento específico y apropiado”.
La industria de las carreras de caballos ha debatido abiertamente sobre la influencia de los medicamentos en la seguridad e integridad del deporte, y ha dado importantes pasos este año para reducirla. Pero en el enclaustrado mundo ecuestre, la medicación de los caballos llama menos la atención de la opinión pública.
Desde 2010, pruebas aleatorias de medicamentos en varios torneos ecuestres, incluyendo los Juegos Olímpicos, han dejado al descubierto decenas de violaciones, entre ellas el uso de substancias como cocaína, antipsicóticos, tranquilizantes y analgésicos –incluso jengibre colocado en el ano del caballo para hacer resaltar su cola.
Aunque los preparadores de caballos de concurso han abusado prácticamente de los mismos medicamentos que han causado problemas en las carreras, la Federación Ecuestre se ha quedado atrás en la regulación de cómo administrarlos. Ahora las circunstancias de la muerte de Humble se han convertido en un grito de guerra para los que creen que la federación debería investigar más decididamente el uso de medicamentos.
La federación dice que responde prontamente ante sospechas de uso ilegal de medicamentos, mencionando su decisión de febrero de prohibir un popular pero letal fármaco utilizado para sedar a caballos para hacerlos más manejables durante los concursos. La organización también ha limitado el uso de medicamentos antinflamatorios durante competencias. Analiza aleatoriamente entre diez mil y doce mil caballos caballos al año. “Estamos constantemente abordando los problemas en nuestro deporte y tratamos de ser proactivos”, dijo Allen.
Sin embargo, un estudio del New York Times de archivos de la federación, partes policiales y entrevistas con veterinarios y otros en el deporte muestra que a pesar de sus intenciones declaradas, la federación está mal preparada para abordar temas como la muerte de Humble.
En los hipódromos, solo los veterinarios pueden administrar medicamentos intravenosos, pero en el terreno de la feria cualquiera puede inyectar con una jeringa a un caballo antes del concurso. Hace un año, la más importante organización veterinaria del deporte recomendó que los caballos no recibieran medicamentos durante las doce horas previas a la competencia. La Federación Ecuestre todavía tiene que adoptar esa normativa. Humble fue inyectado unas dos horas antes de la competencia, según se lee en el registro.
La federación tampoco tiene un protocolo detallado de cómo responder cuando muere un caballo en la feria. En el caso de Humble, no había ninguna disposición que ordenara la retención de la jeringa y la ampolla para poder analizar sus contenidos. Y la federación dependió de la madre de un concursante que vio caer a Humble para reunir evidencias, contratar a un abogado y presentar una protesta formal.
La federación, conocida por sus iniciales en inglés USEF, formó una comisión de investigación, pero esta no tenía poder de citación y no podía obligar a la preparadora de Humble, Elizabeth Mandarino, a responder preguntas sobre el cuidado médico del pony, según se puede leer en los registros. La comisión finalmente desestimó la protesta, diciendo que no tenía suficiente información para concluir si la señora Mandarino había violado o no las reglas de la federación.
Mandarino rechazó una entrevista solicitada para este artículo, pero su abogado dijo en una declaración que ella no había hecho nada malo, y que Humble muy probablemente había muerto de una enfermedad pulmonar no diagnosticada.
Funcionarios de la federación señalan que los eventos ecuestres gestionados en gran parte por voluntarios no pueden compararse con las carreras de caballos reguladas por los estados, donde el acceso a los animales puede ser estrictamente controlado.
Incluso así, en respuesta a preguntas del Times, el director ejecutivo de la federación, John Long, dijo en una declaración que “está claro que el caso Mandarino ha llamado la atención sobre las importantes limitaciones de las reglas y procedimientos de la USEF que regulan nuestras atribuciones de investigación”.
La organización, que supervisa cerca de dos mil quinientos eventos al año, ha formado un grupo de trabajo para investigar problemas de seguridad que se plantearon después de la muerte de Humble, de modo que “la federación no tenga las manos atadas en el futuro cuando se presente un problema de bienestar animal como este”, dijo Long.
Gran parte de la preocupación sobre los medicamentos se centra en los concursos de salto, en los que jóvenes jinetes y futuros competidores olímpicos desarrollan sus capacidades.
“Esta es una bomba de tiempo”, dijo Julie Winkel, que tiene un establo y ha estado en el jurado de importantes eventos a nivel nacional. “No solo es algo malo que se hace a los caballos, sino además creo que es una situación muy peligrosa para jinetes, preparadores e incluso mozos de cuadra”.

Tranquilizando a los Caballos
En las competiciones ecuestres se juega más que primeros premios y prestigio. Los caballos que ganan grandes torneos aumentan su valor, que puede alcanzar cientos de miles de dólares.
Los jinetes son juzgados subjetivamente, con énfasis en los caballos bien educados que saltan las vallas de manera fluida y sin correr. Los caballos temperamentales con movimientos innecesarios o bruscos son mal vistos. El tiempo no es un problema.
Por estas razones, los tranquilizantes y los suplementos son populares en los círculos de preparadores, pese al hecho de que los medicamentos que puedan influir en la conducta de un caballo están prohibidos en los concursos.
Los tranquilizantes permiten que los dueños de los caballos los arrienden a jinetes menos experimentados que están dispuestos a pagar miles de dólares por competir. Como dijo un dueño: “es como poner ruedines al caballo”.
Pero también entorpecen el desarrollo de muchos jinetes jóvenes, de acuerdo a George H. Morris, jefe de saltos de la feria y miembro del equipo olímpico de Estados Unidos.
“Cada vez hay más medicamentos, más caballos fatigados, y más caballos mal montados”, dijo Morris en un foro de la federación el año pasado.
Además de crear un campo de juego desigual, algunos tranquilizantes pueden poner en peligro tanto al caballo como al jinete, y ser difíciles de detectar en controles posteriores a la competencia.
Un buen ejemplo es un suplemento inyectable tranquilizante llamado Carolina Gold. La federación oyó hablar por primera vez de él de boca de competidores a principios del verano de 2011, de acuerdo al doctor Stephen Schumacher, el jefe veterinario de la federación.
“La razón por la que la gente estaba hablando sobre el suplemento era que estaban cansados de ser derrotados por personas que usan la substancia”, dijo. “También estábamos recibiendo informes de caballos que colapsaban”.
La federación se enteró de que Carolina Gold había sido usado en carreras de caballo, y que un veterinario de Carolina del Sur, el doctor Juan Gamboa, competidor y jinete él mismo, era uno de los que lo estaba vendiendo. En la época, el medicamento no estaba aún prohibido en las competencias. Gamboa, que no respondió nuestras peticiones de que nos concediera una entrevista, fue el delegado veterinario de la Federación Ecuestre Internacional, el consejo internacional de gestión del deporte.
Para ver cómo afectaba Carolina Gold a los caballos, funcionarios de la federación inyectaron la substancia en un caballo. “El caballo estuvo a punto de desplomarse”, dijo Schumacher. “Empezó a temblar y prácticamente perdió la conciencia”. La reacción fue tan preocupante que el veterinario presente se negó a probarlo en otros caballos”.
Ahora la federación sabía que el medicamento era peligroso, pero había un problema: no se podía detectar en los caballos.
El doctor Alex G. Emerson, un veterinario de Kentucky que lleva un blog sobre caballos, escribió este año que se había preocupado durante largo tiempo sobre el efecto “narcoléptico” de Carolina Gold. “¿Cómo se puede considerar seguro que un caballo semidormido salte sobre obstáculos de madera de un metro con un humano vivo en su lomo?”, escribió.
Finalmente la federación elaboró un test para el suplemento Carolina Gold y este año prohibió el sedante en las competencias. Algunos meses después el medicamento había bajado tanto de precio “que no lo podías ni regalar”, dijo Allen.
No todo el mundo prestó atención a la advertencia. Recientemente la federación multó y suspendió a dos preparadores por usar el ingrediente activo, un tranquilizante, de Carolina Gold, y tiene otros casos pendientes.
Otra substancia tranquilizante que preocupa a la federación es el sulfato de magnesio inyectable.
“Está ampliamente disponible en el mercado”, dijo el doctor Midge Leitch, un veterinario que participa en dos comisiones de la federación. “Tuvimos un par de muertes sospechosas en torneos con caballos, que estuvieron probablemente relacionadas con una administración inadecuada, demasiado rápido o simplemente demasiado, que afectó el ritmo cardiaco”.
La federación dice que todavía no puede medir los niveles de magnesio anormales, en parte porque el magnesio, a diferencia de Carolina Gold, es producido de manera natural por el cuerpo.
“Tiene un bajo margen de seguridad y puede causar toxiciad en dosis que no son mucho más altas que las usadas para producir un efecto sedante”, dijo el doctor Rick Sams, que dirige el laboratorio de análisis de medicamentos de la Comisión Hípica de Kentucky.
La Federación Ecuestre dice que el magnesio administrado en forma oral no afecta el rendimiento. Sin embargo, los vendedores de suplementos orales dicen otra cosa. Los fabricantes de los productos Perfect Prep recomiendan usar su “Extreme Formula” noventa minutos antes de un evento sin temer que sea “detectable como una substancia extraña en los análisis de laboratorio realizados por los consejos reguladores de eventos equinos de alto nivel”.
La página web de la compañía incluye testimonios de preparadores que elogian la acción calmante de la fórmula. “Los caballos buenos se ponen más buenos e incluso los chúcaros se rinden”, dice un preparador.

Medicación Pesada
Una semana antes de la feria de Devon, Kristen Williams llevó a Katie, su hija, a un torneo en Florida para probar a Royal T, el pony que pensaba montar en Devon. La amiga de Katie, Katie Ray, también viajó a Florida para probar su pony, Humble. Los dos ponies eran de propiedad de Mandarino, y preparados por ella.
Después, Williams dijo que se sorprendió de que la boleta de Mandarino incluyera 435 dólares por “suplementos” no especificados. Carrie, la madre de Katie Ray, recibió una cuenta por 250 dólares por suplementos no especificados.
A la semana siguiente en Devon, Williams tuvo en sus manos la lista de los quince medicamentos que se administrarían al pony. Todos eran legales. Diciendo que le sorprendía que el caballo fuera medicado tan pesadamente, Williams tomó una foto de la lista con su celular. Al día siguiente, Humble colapsó y murió después de recibir otra inyección, esta vez de una substancia no incluida en la lista.
Cuando se enteró de la lista de medicamentos, el doctor Rick Arthur, jefe veterinario de la Junta Hípica de California, dijo: “El tratamiento parece intenso incluso según normas hípicas, pero no estoy familiarizado con las prácticas de los caballos de concurso”.
Allen, que tiene una larga experiencia en caballos de competencia, dijo que la mayoría de los veterinarios que conocía no concebían usar todos esos medicamentos, “particularmente grandes cantidades de ellos en múltiples combinaciones”.
La federación se da cuenta, dijo, “de que sólo unos pocos preparadores o dueños se ven a sí mismos como veterinarios de esos caballos y están administrando a los caballos montones de medicamentos con muy, muy poco conocimiento de lo que están haciendo, y eso da miedo”.
Mandarino, que no es veterinaria, dijo a la policía que le había puesto al pony la última inyección. Pero de acuerdo a un informe presentado por una funcionaria de la federación, Carrie Ray, la madre de la amazona de Humble, dijo que Mandarino había implicado a un mozo de cuadra, diciendo que debía haber confundido la vena e inyectado el medicamento en una arteria. Mandarino dijo que la medicina era Legend, que se usa para tratar problemas de articulaciones.
“¿Me preocupa que alguien inyecte a un caballo tan cerca de la competencia? Sí, me preocupa”, dijo Schumacher. “Tenemos que encontrar un modo de implementar lo que decidamos que tenemos que implementar para poner freno a esa práctica”.
El peso de la investigación de la muerte de Humble recayó en gran parte en Williams, que se describió a sí misma como una “mamá pony” sin demasiada experiencia.
“¿Qué hubiera pasado si Humble hubiese llegado a la pista y hubiese colapsado con Katie arriba?”, dijo Williams en su protesta en junio. “Estoy muy preocupada por el bienestar de los animales y por los niños inocentes que son las víctimas potenciales”.
En su declaración al Times, Long, de la federación, enfatizó que sin atribuciones de citación, sus pesquisas dependían de la cooperación voluntaria de los miembros. Señaló que Mandarino, a través de su abogado, se había negado a responder peticiones de entrega de información y documentación sobre las substancias que le había administrado a Humble durante la semana previa a su muerte, e incluso impugnó el derecho de la federación a hacer esas peticiones.
Williams ayudó a reunir declaraciones de las personas en la sesión que dijeron que habían visto a Mandarino poniendo inyecciones a los caballos.
En una declaración, Dina Hanlon-Fritz dijo que su hija, que trabajó para Mandarino durante dos meses a principios de 2011, había visto a la preparadora “inyectar a los ponies dos veces al día, todos los días, de modo que rindieran bien en la pista”. De acuerdo a la declaración, Mandarino le gritaba a la hija de Manlon-Fritz porque “no era capaz de sacar la sangre de los ponies blancos después de tantas inyecciones”.
En otra declaración, Nancy Baroody dijo que cuando alojaba su pony en el establo de Mandarino a principios de año, la vio ponerle una inyección justo antes de la competencia de las siete de la mañana. “Salí asqueada de la zona de las tiendas”, dijo Baroody.
Y Wendy Brayman escribió que cuando estaba con su hija, que montó a Humble en 2011, “prácticamente todo el mundo” asociaba a Mandarino con la administración de medicamentos. “Se me pedía a menudo que fuera a por medicinas a su botiquín”, incluyendo Carolina Gold y magnesio, declaró Brayman.
Mandarino no asistió a la sesión, diciendo que había muerto un familiar. En lugar de eso, hizo circular declaraciones en las que atacaba los motivos de sus críticos y mostrando elogios de clientes, miembros de la federación y veterinarios.
Mandarino siempre hacía “todo lo posible en medicina veterinaria” en el cuidado de sus ponies, escribió Alexis G. Newman, miembro de la federación. Mandarino también mostró declaraciones de abastecedores que afirmaban no haberle vendido ni Carolina Gold ni otras substancias prohibidas.
Un examen post-mortem de Humble encontró antinflamatorios y un relajante muscular, aunque no en cantidades excesivas, y nada de medicamentos ilegales. Además de la emergente enfermedad pulmonar, el examen concluyó que el pony pudo haber muerto de “una respuesta abrumadoramente alérgica a las medicaciones o desencadenantes ambientales”, aunque dijo que eso era “especulativo e imposible de confirmar”.
Al final, la reunión de la federación desechó la protesta de Williams, diciendo que no tenía suficientes evidencias como para determinar que se habían violado las reglas.
Mandarino presentó una frustrada queja contra el consejo general de federación ante el Colegio de Abogados de Kentucky y ha presentado una demanda judicial acusando a la publicación online Rate My Horse PRO, y otros individuos, de conspirar contra ella para perjudicar sus negocios. Rate My Horse PRO, que se declara defensora de los animales, ha presentado escritos para desestimar la demanda.
Un creciente número de personas en el mundo de los caballos piensa de otro modo sobre la conducta de los caballos en la pista. Una aproximación que podría reducir el incentivo para medicarlos sería cambiar los criterios utilizados por el jurado en las competencias de salto, dijo Winkel, jurado y presidenta de la comisión de funcionarios de la Asociación de Preparadores de Salto de Estados Unidos [United States Hunter Jumper Association].
Este año, la comisión de Winkel pidió a los jurados que dejasen de premiar a los caballos por su obediencia robótica.
“La gente se está dando cuenta de que está bien si los caballos se muestran un poco espontáneos y son un poco felices”, dijo Winkel, que añadió: “¿Por qué no nos damos un poco más de tiempo y preparamos a esos caballos propiamente y educamos a sus clientes y les proporcionamos mejores habilidades como jinetes, en lugar de sacar una jeringa cada vez que tenemos una competencia”.
[Joe Drape contribuyó al reportaje.]
30 de diciembre de 2012
©new york times
cc traducción @lísperguer

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