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[Perú] [Algunos amarran un cóndor al lomo de un toro y lo llaman tradición, identidad o deporte. ¿Justifica el respeto de la diversidad cultural la indiferencia?]

[Judy Molland] Amarrar a un cóndor gigante al lomo de un toro furioso es parte central del festival andino yawar que se celebra en Perú.
Este festival, que se realiza todos los veranos en cerca de 55 ciudades en el sur del Perú andino, también es conocido como el Festival de la Sangre: una clave sobre lo que en realidad ocurre en el festival.
Mis viajes me han llevado a numerosos festivales –desde el festival de San Simón en Panajachel, cerca del Lago Atítlan, en Guatemala, a las celebraciones de Semana Santa en Madrid, España- pero nunca he presenciado un caso de crueldad animal como este.
El poderoso y majestuoso cóndor es un símbolo venerado en los Andes peruanos, aunque es humillado una vez al año. Con ocasión del festival, primero es capturado y, sujeto con una cuerda alrededor de su cogote, arrastrado en medio de una turba vociferante. Las amarras del cóndor se cosen en un lado del toro, el que por supuesto se agita tremendamente, para no decir que se enfurece por este trato indigno.
El Guardian lo describe de este modo:

Resoplando y levantando polvo cuando patea el suelo, el animal –un toro furioso con un cóndor cosido a su lomo- sobrecoge a la multitud que observa cómo arremete en la plaza y luego la excita cuando trata repetidas veces de cornear al matador. Mientras más cerca está el toro se hacer una conexión letal, más estrepitosos los gritos de “Olé”.

El espectáculo es dramático, cómico y trágico a la vez. Mientras el toro proporciona el sonido y la furia, el cóndor andino en su lomo hace una patética y ridícula figura mientras se sacude de un lado a otro, golpeándose sus alas en sus intentos por conservar el equilibrio en una percha que se mueve frenéticamente.
Aquí se puede ver un vídeo con esta horrorosa “celebración”, pero algunas de las imágenes pueden ser perturbadoras.
Aparentemente, el ritual representa el triunfo de los incas sobre los invasores españoles. Eso es porque el ave, un símbolo inca conocido como “el Rey de los Andes”, monta el símbolo español de la virilidad y es luego liberado, mientras que el toro puede ser sacrificado.
Es difícil ver cómo un magnífico buitre reducido a ser un aterrorizado participante en un espectáculo semejante pueda ser visto como triunfador.
Pero todavía peor: el ave es obligada a soportar actos de hostigamiento antes de la lucha cuando los asistentes al festival, ebrios con chicha de maíz fermentado, intentan desplumar al ave, y el cóndor corre el riesgo de romperse los huesos o de ser matado si el toro lo aplasta contra una muralla o cae de lado. Incluso cuando lo liberan después del ritual, el ave gigante no siempre es capaz de volar.
El cóndor, una de las aves más grandes con una envergadura de tres metros, está protegido por un decreto presidencial de 2004. Pero nadie le presta atención.
Es fácil para un observador extranjero como yo juzgar este maltrato de cóndores y toros, pero ¿qué piensa la gente en Perú? Un proyecto de ley presentado en el Congreso el mes pasado para iniciar un programa de conservación, declara al sagrado cóndor como patrimonio nacional e impone sentencias de cárcel de tres a cinco años por capturar o matar a un cóndor.

¿Cómo Responden los Peruanos?
Según Reuters:
“Esto es producto de creencias conservacionistas exageradas que le faltan el respeto a las tradiciones andinas que son tan vitales para la conservación de nuestra identidad cultural”, dijo Juan Ossio, ex ministro de cultura y antropólogo de la Universidad Católica de Lima.
Pero Perú Antituarino, una organización de derechos animales que trabaja para abolir las lidias de toros, dijo que el festival yawar podría terminar con el ave que es tan central en la cultura andina.
Los cóndores han sido criaturas exaltadas en los Andes desde antes del imperio inca.
Aparte del problema de la crueldad animal, el cóndor también es una especie en peligro de extinción. Rob Williams, que es coordinador en Perú de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, calcula que quedan probablemente entre trescientos y quinientos cóndores silvestres en Perú. También cree que deben ser protegidos, para impedir que sigan reduciéndose.
Si cree que esta cruel práctica de amarrar a un cóndor al lomo de un toro debería ser prohibida, por favor firme nuestra petición al gobierno de Perú, pidiéndole encontrar una alternativa humana para rendir homenaje al cóndor.
24 de febrero de 2013
22 de febrero de 2013
©care2
cc traducción @lisperguer

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