[Rescatista de animales exóticos y amaestrados. La ex adiestradora de animales de Hollywood convertida en activista animalista, y su pareja, Ed Stewart, gestionaban un santuario de 930 hectáreas cerca de Sacramento. En la foto, Pat y Ted Derby muestran su mascota de jaguar, Clyde, en 1973. Pat Derby presidió la Sociedad para el Bienestar de Animales de Espectáculo, una importante organización que difunde la situación de los animales en cautiverio.]
[Christine Mai-Duc] Pat Derby podía persuadir al oso Willie con un puñado de gomitas, hacer que el puma Christopher moviera la cola cuando se lo ordenaba e incluso besar al tigre Rijo.
Pero cuando se trataba de Walt Disney, tenía menos paciencia. Derby, una adiestradora de animales en Hollywood que se convirtió luego en una activista por los derechos animales, se retiró una vez en medio del rodaje de ‘Disney’s Wonderful World of Color’ después de que el productor sometiera a su osezno a dos horas de tomas bajo los candentes focos del estudio.
De todos modos, siempre me llevé mejor con los animales que con los humanos, decía a menudo. “No tengo afinidad con las relaciones públicas”, escribió una vez.
Derby, que más tarde dedicó su vida a proteger y rescatar animales exóticos y amaestrados, murió el viernes después de una larga guerra contra un cáncer a la garganta, informó su pareja de toda la vida, Ed Stewart. Falleció en su casa en San Andreas, al sudeste de Sacramento, donde tenía su extenso santuario animal de 930 hectáreas que fundaron en 2000. Tenía 70 años.
En los años sesenta y setenta, Derby era conocida en círculos en Hollywood como adiestradora de osos hormigueros, tigres y osos pardos. Trabajó en series de televisión como ´Flipper’, ‘Lassie’ y ‘La ley del revólver’ [Gunsmoke], pero más tarde abandonó los estudios y se convirtió en una de las críticas mejor conocidas del maltrato animal en el mundo del espectáculo.
En su libro ‘The Lady and Her Tiger’, de 1976, fue una punzante denuncia de las prácticas de la industria e irritó a gran parte de la elite hollywoodense. Su organización -Performing Animal Welfare Society (Sociedad para el Bienestar de Animales de Espectáculo, o PAWS, por sus siglas en inglés- se convirtió en una importante organización que difundía la situación de los animales en cautiverio y gestionó uno de los primeros santuarios para ex mascotas exóticas y amaestradas en Estados Unidos.
“Era gigante en el movimiento por los derechos animales”, dijo el presentador de televisión, Bob Barker, un amigo de casi treinta años y colega activista cuyas donaciones ayudaron a enviar varios animales al santuario, incluyendo a Ruby, un elefante del Zoológico de Los Angeles. “No tenía límites en lo que podía hacer. Tenía una enorme energía”.
Derby también podía ser formidable a la hora de abordar a alguien que percibía que estaba maltratando animales. Algunos zoológicos se contaban entre sus amigos; en otros, era odiada. Una vez calificó al capítulo de Hollywood de la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos, que certifica películas con animales, de ser poco más que una oficina de relaciones públicas de los estudios cinematográficos. En otra ocasión, vio un vídeo de un elefante de circo en Oregón que era golpeado con una vara. Dos días después, estaba en la puerta de los organizadores del circo con un equipo de cámaras de televisión.
Derby era conocida entre sus amigos simplemente como la “señora de los elefantes”. Los alimentaba para ayudarlos a recuperar la salud, y a menudo dormía junto a los enormes mamíferos en el establo. Luchó contra su uso en espectáculos itinerantes, como el circo, una práctica que consideraba cruel.
“No puedo imaginarme viviendo sin elefantes”, le dijo a Modesto Bee en 2004. “A menos que puedan volver a su territorio natural y vivir allá”.
Patricia Bysshe Shelley nació el 7 de junio de 1942, en East Sussex, Inglaterra, como el segundo hijo de Charles Boswell Shelley, profesor de la Universidad de Cambridge, y Mary, dueña de casa. En su libro escribió que estaba emparentada con el famoso poeta inglés Percy Bysshe Shelley.
A menudo le suplicaba a su padre que la llevara al circo para ver a los elefantes.
El padre de Derby murió cuando ella tenía doce, y a los quince se mudó por cuenta propia a Nueva York. Derby incursionó en ballet y teatro y se matriculó en la Universidad de Columbia –la que dejó para marcharse a California y probar suerte en Hollywood.
Conoció al adiestrador de animales Ted Derby en un club nocturno de San Francisco donde actuaban los dos. Él le mostró fotografías de sí mismo revolcándose con tigres y besando a osos; se casaron en 1964.
La pareja trabajaba como equipo, adiestrando animales silvestres para cine y televisión, pioneros en el uso de “métodos afectivos” que evitaban causar dolor al animal. Primero mantuvieron su reserva en un rancho en Newhall y más tarde en Buellton, donde levantaron un zoológico de carretera para hacer dinero y poder alimentar a los animales. Pero empezaron a reñir por la insistencia de Ted en usar la picana eléctrica como herramienta de adiestramiento y se divorciaron a mediados de los años setenta, repartiéndose los animales.
Sin espacio para cuidarlos, Derby se sintió obligada a someter a eutanasia a muchos de los animales por temor a que terminaran en manos de dueños crueles. Fue una experiencia que la atormentó durante años.
En 1976, Derby trabajaba en un espectáculo de coches en Cleveland, con Christopher, su puma en el anuncio de Lincoln Mercury, cuando conoció a Ed Stewart, cuyo hermano era el encargado de una compañía de coches. Ed nunca había tenido ni perros ni gatos, pero cuando la enérgica y pelirroja Derby le pidió que limpiara el camerino de Christopher, accedió.
Finalmente se mudaron a un rancho en Mendocino, llevándose la docena de animales que Derby aún poseía. Tenían la intención de ocuparse de ellos hasta sus últimos días.
Pero la propiedad finalmente se llenó de elefantes maltratados, tigres comprados como mascotas y bichos de zoológico retirados. La pareja fundó PAWS en 1984, hizo campañas en el estado para aprobar normas más estrictas para animales en cautiverio, ayudó a aprobar una ley relacionada al año siguiente y más tarde abrió su primer santuario animal en Galt, al sur de Sacramento.
En 200, se mudaron a una encantadora propiedad que incluía una montaña, un lago y 32 hectáreas para sus elefantes, y montón de espacio para los leones, tigres y osos en recintos separados.
Siempre dijo que quería un lugar donde “los elefantes pudieran cruzar al otro lado del cerro y tú no pudieras encontrarlos”, dijo Stewart. Desde su ventana durante sus últimos días, eso fue lo Derby vio.
Le sobrevive Stewart, su pareja durante los últimos 37 años.
1 de marzo de 2013
21 de febrero de 2013
©los angeles times
cc traducción @lisperguer