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[Colombia] [ONG colombiana advierte sobre nuevos grupos de paramilitares y narcos. Organismo apunta principalmente a los Urabeños y los Rastrojos, quienes estarían en contacto con autoridades políticas locales, jefes del Ejército, lo que los convierte en el principal peligro para el país.]

Los nuevos grupos de ex paramilitares que se lucran del narcotráfico en alianza con militares y políticos en las regiones son la principal amenaza violenta para Colombia, aún mayor que la de las guerrillas izquierdistas FARC y ELN, según un informe de la organización no gubernamental Corporación Nuevo Arco Iris.
Estos grupos, que no se sumaron a la desmovilización de paramilitares de derecha llevada a cabo en el gobierno del ex Presidente Álvaro Uribe (2002-2010), pasaron de actuar de 209 municipios en 2011 a 337 municipios en 2012, indicó el informe presentado este jueves.
Reunidos en dos grandes organizaciones -los Urabeños y los Rastrojos- tienen actualmente “mayor dominio territorial y un conjunto de actividades ilegales más amplio” que en el pasado, a pesar de la captura de sus cabecillas más emblemáticos, dijo en una rueda de prensa Sofía Oñate, investigadora de esa ONG especializada en el conflicto armado colombiano.
“Los neoparamilitares son en este momento la principal causa de violencia en Colombia”, dijo la investigadora.
Aunque “están por fuera de la estructura formal del Estado, conservan la anuencia de algunos sectores políticos regionales, de miembros de la Fuerza Pública y de algunas instituciones judiciales”, alertó el informe.
En particular, Los Urabeños tienen una “estrecha relación” con integrantes “de alto nivel del Ejército”, y su vinculación con sectores de la clase política y económica regionales “les ha asegurado convertirse en la organización neoparamilitar más poderosa de Colombia”, indicó Nuevo Arco Iris.
Además del narcotráfico, estos grupos han diversificado sus operaciones a la minería ilegal.
“En la actualidad, los grupos neoparamilitares se disputan esta economía ilegal que viene en crecimiento y que les posibilita grandes ganancias, un fácil lavado de activos y no tiene las consecuencias penales del narcotráfico”, según el informe.
Su presencia se da principalmente en los departamentos de Antioquia y Chocó (oeste), Bolívar (norte) y Valle del Cauca (suroeste), precisó.
Las Farc Disminuidas
Respecto a las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se encuentran en medio de un proceso de paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, el informe señala que ha sufrido “una gran derrota estratégica” al perder su presencia en el centro del país por la acción ofensiva del Ejército en los últimos años.
Además, su presencia activa se redujo de 336 municipios a 251 en la última década, cuando la fuerza pública arreció sus ataques con bombardeos aéreos.
Así, las FARC modificaron su estrategia de combate, incrementando los actos de sabotaje a la infraestructura energética.
En 2012 realizaron 300 de esas acciones, reseñó el informe, que afirma además que las guerrillas “exigen el 10% del valor del barril de petróleo como cuota extorsiva”.
Entre enero y octubre de 2012 fueron abatidos 321 miembros de las FARC, mientras que 336 miembros de la fuerza pública murieron en ese mismo periodo por causa del conflicto armado, de acuerdo con el informe.
Auge del ELN
Contrario a lo que ha ocurrido con las FARC, la guerrilla del ELN (Ejército de Liberación Nacional) se ha empezado a recuperar desde 2009, y hoy actúa en siete de los 32 departamentos de Colombia: Chocó y Antioquia (noroeste), Arauca y Casanare, y Norte de Santander (este), Bolívar (norte) y Boyacá (centro).
En 2012, el ELN realizó 273 acciones armadas, frente a 232 que había efectuado en 2011, y un poco más de la mitad ocurrió en el petrolero departamento de Arauca.
Las principales acciones del ELN, que según la Arco Iris cuenta con 2.500 combatientes, son los ataques a la infraestructura energética del país.
El ELN sostiene que estos ataques se dan dentro de su lucha contra las multinacionales y por la soberanía nacional.
El ELN ha manifestado interés en sentarse a negociar la paz con el gobierno, y “aunque no es una amenaza nacional, sí es un factor de perturbación”, dijo el investigador Luis Eduardo Celis.
8 de marzo de 2013
©la nación

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