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[Uno de los conspiradores de la Operación Valkiria, el fallido intento de asesinar a Hitler, organizado por un grupo de oficiales alemanes.]

[Emily Langer] Murió el 8 de marzo en su casa en Munich, Ewald-Heinrich von Kleist, el último sobreviviente de los conspiradores de la Operación Valkiria, el fallido intento de asesinato contra Adolf Hitler de 1944, que se convirtió en un celebrado episodio de la resistencia alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Tenía 90 años.
Su esposa, Gundula von Kleist, confirmó su muerte a la Associated Press. No se informó la causa.
Para sus admiradores en Alemania y el mundo, von Kleist representó un estallido de heroísmo, por fútil que fuera, en uno de los momentos más sombríos de la historia del siglo veinte.
Nació en el seno de una aristocrática familia prusiana que había producido una larga línea de líderes culturales, diplomáticos y militares. Von Kleist siguió sus pasos, convirtiéndose en teniente de la Wehrmacht cuando todavía estaba en la veintena.
Pero como su padre, un reconocido profesional alemán, von Kleist estaba consternado con el liderazgo de Hitler y la brutalidad de los nazis. El padre y el hijo se unieron a un círculo de líderes aristócratas y militares que montaron una oposición contra el Fuehrer.
La Operación Valkiria –el intento, el 20 de julio de 1944, de asesinar a Hitler detonando un maletín lleno de bombas en su cuartel general en el este- se convirtió en su hazaña más famosa y fue popularizada en una película de 2008 protagonizada por Tom Cruise como Claus von Stauffenberg, el cabecilla de la conspiración.
Otros intentos lo precedieron, incluyendo uno a principios de 1944, después de que von Kleist fuera herido en el Frente Oriental. Se estaba recuperando cuando recibió un telegrama llamándolo de vuelta a su unidad. Asumió que le pedirían que reanudara sus tareas, pero cuando llegó recibió una petición inesperada: llevar a cabo una misión suicida para asesinar al Fuehrer.
El telegrama provenía de von Stauffenberg, coronel de ejército. Von Kleist pidió veinticuatro horas para pensarlo. En una entrevista con el Vancouver Sun en 2000, recordó su conversación con su padre: “Mi padre me dijo: ‘Tienes que hacerlo. Si no respondes en un momento como este, nunca volverás a estar contento en esta vida’. Decidí hacerlo. No creo que haya sido una cuestión de coraje. La conciencia existe”.
De acuerdo al plan, von Kleist iba a ser el oficial asignado para presentar un nuevo uniforme en una inspección de Hitler. Sin embargo, su uniforme estaría lleno de explosivos. Antes de que el plan pudiera ser llevado a cabo, el avión de Hitler se desvió y la oportunidad se perdió.
Meses después, von Kleist casi se convirtió en la figura central de la Operación Valkiria. Inicialmente, von Stauffenberg había pedido a von Kleist llevar el maletín a la Guarida del Lobo, como se conocía el cuartel general de Hitler en el este.
En un cambio de último minuto, quizás porque von Kleist tenía un rango demasiado bajo como para aparecerse en semejante situación, von Stauffenberg decidió realizar la operación él mismo.
Llevó el maletín a la sala de reuniones y la colocó estratégicamente cerca de la silla de Hitler. En un movimiento casual que ha engendrado innumerables teorías, alguien empujó el maletín justo lo suficiente como para que cuando la bomba detonara, Hitler no recibiera el embate de la explosión.
La bomba mató a varios de los presentes en la sala, pero –sin que von Stauffenberg lo supiera mientras regresaba a Berlín a toda prisa- Hitler emergió vivo. Von Stauffenberg se reunió con los otros conspiradores, incluyendo a von Kleist, que había seguido adelante con el golpe que debía tomar lugar después de la muerte de Hitler.
En la entrevista con el diario de Vancouver, von Kleist recordó su respuesta cuando se enteró de que Hitler había sobrevivido. “Fui a ver a Stauffenberg y le dije: ‘Vamos a tener algunos problemas’”.
Hitler y sus leales respondieron con brutales represalias, matando a von Stauffenberg, otros conspiradores y decenas de personas percibidas como enemigas. Entre los ejecutados estaba el padre de von Kleist.
Von Kleist fue interrogado por la Gestapo durante semanas después del atentado.
“Pensaba en esa frase de la Divina Comedia: ´Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza’”, dijo von Kleist al entrevistador, refiriéndose al famoso pasaje del ‘Infierno’ de Dante.
Sobrevivió el interrogatorio, contó una vez al London Evening Standard, fingiendo que “era un joven estúpido y apolítico”. Después del interrogatorio, fue internado en el campo de concentración Ravensbruck pero –inexplicablemente- fue liberado meses después para que volviera al frente.

Ewald-Heinrich von Kleist nació el 10 de Julio de 1922 en la hacienda de su familia en Pomerania, una región al nordeste de Alemania que ahora es parte de Polonia. Estudió arquitectura antes de incorporarse al ejército alemán.
Dijo que se distanció del Partido Nazi después de la ‘Noche de los Cuchillos Largos’ en 1934, cuando los nazis salieron a matar a sus enemigos políticos. Su padre casi perdió la vida.
“Estaba absolutamente claro que el estado se había convertido en un ente criminal”, dijo von Kleist al London Evening Standard. “Más tarde muchos dijeron que sabían muy poco o nada de lo que estaba ocurriendo, lo que era en gran parte verdad. Pero esto salió en los diarios”.
Después de la guerra, von Kleist trabajó en una editorial y fundó la Conferencia de Seguridad de Múnich, una reunión anual a la que asisten importantes líderes políticos de todo el mundo. Por orientar la conferencia, recibió la Medalla al Servicio Público Distinguido del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, el más alto reconocimiento que otorga el ministerio a civiles.
Entre sus sobrevivientes se encuentra su esposa, la ex Gundula Freude.
Años más tarde, con la claridad o en algunos casos con la arrogancia de la retrospectiva, los críticos han dicho que la Operación Valkiria fue demasiado poco, demasiado tarde. “Teníamos que intentar algo”, dijo von Kleist al Canadian National Post en 2004. “Las cosas que estaban haciendo esos criminales en nombre de Alemania eran simplemente horribles”.
15 de marzo de 2013
12 de marzo de 2013
©washington post
cc traducción @lisperguer

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