[Estados Unidos] [La única manera de poner fin al nuevo escándalo de la huelga de hambre de los prisioneros de Guantánamo es simplemente terminar con la detención indefinida y cerrar la cárcel. La ilegalidad del sistema que los encierra indefinidamente, sin cargos ni juicio, es intolerable. Editorial NYT].
La huelga de hambre que se ha extendido desde principios de febrero entre los 166 detenidos que todavía están en Bahía Guantánamo, está nuevamente exponiendo la ilegalidad del sistema que los hizo terminar encerrados allá. El gobierno afirma que los detenidos en huelga de hambre no sobrepasan los cuarenta. Abogados de los detenidos informan que sus clientes dicen que en una parte de la prisión los participantes en la huelga son 130.
Sin embargo, el número importa menos que la naturaleza de la protesta: este es un acto de desesperación colectivo. Los prisioneros en huelga de hambre dicen que prefieren morir antes que seguir en el purgatorio de la detención indefinida. Sólo tres prisioneros ahora en Guantánamo han sido encontrados culpables de algún delito; sin embargo, el resto está encerrado, con cada vez menos esperanzas de recuperar la libertad alguna vez.
Desde que se abrieran las instalaciones, los detenidos han recurrido numerosas veces a la huelga de hambre. Una importante huelga en 2005 implicó a más de doscientos detenidos. Pero esas primeras acciones giraron en general sobre los brutales tratos a que eran sometidos los prisioneros. Esta vez la protesta parece girar más sobre asuntos fundamentales. El general John Kelly, de los Infantes de Marina, cuyo Comando Sur supervisa Bahía Guantánamo, explicó la motivación de los detenidos en una sesión parlamentaria el mes pasado, diciendo: “Estaban muy optimistas de que Guantánamo sería cerrado”, basándose en la promesa del presidente Obama en su primera campaña, pero ahora se sienten “devastados” porque nada ha cambiado.
Para 86 detenidos, esto es una salvajada. Un grupo de trabajo del gobierno, que incluyó a agencias civiles y militares responsables de la seguridad nacional, aprobó hace tres años su liberación.
Pero, escandalosamente, el Congreso ha limitado las opciones del presidente para liberarlos, mediante una ley que hace muy difícil usar fondos federales para trasladar a algún lugar a los prisioneros de Guantánamo. Sesenta y seis de los detenidos cuya liberación había sido aprobada son yemeníes. Sin embargo, el gobierno dijo que no liberaría a los yemeníes en ningún “futuro previsible”, aparentemente porque podrían caer bajo la influencia de personas hostiles a Estados Unidos. Esa falsa lógica implicaría que ningún yemení podría viajar nunca a este país, pero este no es el caso.
Los otros treinta detenidos cuya liberación había sido aprobada, son de países diferentes, aunque el gobierno se niega a especificar de dónde provienen. En los últimos diez años, el gobierno envió detenidos al menos a 52 países, determinaron el Times y NPR, de modo que sí puede encontrar países donde enviar a los prisioneros que no pueden volver a casa.
En cuanto a los ochenta detenidos restantes, los tres que han sido condenados y los cerca de treinta que forman parte de casos o investigaciones en curso pueden ser trasladados a una prisión civil o militar. El resto están en detención indefinida –un limbo jurídico en el cual son considerados por el gobierno como muy peligrosos y difíciles de perseguir judicialmente. Esa detención es la esencia de lo que ha estado mal con Guantánamo desde el principio. Los casos de los detenidos deben ser revisados y resueltos de acuerdo al estado de derecho.
El gobierno alimentando forzadamente al menos a diez de los huelguistas. Acuerdos internacionales entre doctores dicen que los doctores deben respetar la decisión de un huelguista si se niega a comer, argumentando de manera instruida y voluntariamente. Pero bajo el régimen estadounidense, los doctores en Guantánamo no pueden adherir a esos principios. El gobierno de Obama justifica la alimentación forzada de los prisioneros diciendo que garantiza su seguridad y bienestar. Pero la respuesta verdaderamente humana a esta crisis es liberar a los prisioneros cuya liberación ya ha sido aprobada, poner fin a la detención indefinida y cerrar la cárcel de Guantánamo.
7 de abril de 2013
6 de abril de 2013
©new york times
cc traducción c. lísperguer