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[Washington, Estados Unidos] [Una guerra entre los críticos que mencionan a Hitler y las realidades de la historia nazi. Las personas que asistieron a una manifestación a favor del derecho de portar armas escuchan a un orador en el Capitolio en Olympia, Washington, el 28 de febrero de 2013.]

Varios cientos de personas se reunieron y expresaron contra la ley propuesta tanto a nivel nacional como estadual con el fin de reducir la violencia por armas. En los meses que han pasado desde la masacre en la escuela Newtown, Connecticut, en diciembre de 2012, algunos partidarios de la tenencia de armas han comparado repetidas veces los intentos de control de armas de Estados Unidos con las restricciones nazis sobre las armas de fuego, argumentando que limitar la posesión de armas podría dejar a los estadounidenses indefensos contra tiranos criados en casa. Pero algunos expertos dicen que ese argumento distorsiona una historia compleja y contradictoria. En realidad, los académicos dicen que Hitler suavizó el estricto control de armas que regía en Alemania después de la Primera Guerra Mundial al mismo tiempo que prohibió que los judíos poseyesen armas y tomó medidas para confiscárselas.
Cuando el presidente de la junta escolar del estado de Ohio hizo pública su oposición al control de armas, usó un poderoso símbolo para dejar en claro su punto: una fotografía de Adolf Hitler. Cuando un conocido comentarista conservador denunció los esfuerzos para restringir las armas, argumentó que si los judíos en Polonia hubiesen estado mejor armados, muchos más habrían sobrevivido el Holocausto.
Comentaristas que citan a Hitler en el actual debate en Estados Unidos pasan por alto que los judíos en Alemania, en los años treinta, eran una población muy pequeña, poseía pocas arma de fuego antes de que los nazis se hicieran con el poder, y vivían en una dictadura que dirigía un abrumador apoyo público y poderío militar, dicen los historiadores. Aunque no se corresponde nítidamente con el actual debate sobre las armas de fuego, dicen, la verdad es que pese a todos los actos incuestionablemente perversos de Hitler, sus leyes sobre las armas de fuego probablemente no hacían ninguna diferencia para las tenues posibilidades de supervivencia de los judíos.
“Objetivamente, podrían haber empeorado las cosas” si los judíos que lucharon contra los nazis en la insurrección del gueto de Varsovia en Polonia hubieran tenido mejores y más armas, dijo el historiador Steve Paulsson, experto en el periodo en que su familia judía sobrevivió la destrucción de la ciudad.
Pero las comparaciones entre la campaña por el control de armas en Estados Unidos y Hitler se han hecho tan comunes –en comentarios online y en cartas al director, en protestas contra las armas y en foros públicos- son a menudo tomados como hechos, antes que como argumentos.
“Las certidumbres absolutas son raras en esta vida, pero una que creo que puede ser considerada colectivamente como un hecho innegable es que el Holocausto no habría ocurrido nunca si los ciudadanos judíos en la Alemania de Hitler hubieran tenido el derecho a portar armas de fuego y a defenderse con esas armas”, escribió en enero en una columna online el ex pitcher de béisbol de la Liga Principal, John Rocker.
Después de que algunos partidarios de las armas se manifestaran en el capitolio de Nueva York en febrero portando letreros que describían al gobernador Andrew Cuomo como Hitler, el presidente de la Asociación Nacional del Rifle, David Keene, dijo que la analogía era apropiada.
“Las personas que conocen la historia, no solamente de Alemania sino de otros países, miran hacia atrás en la historia y dicen que no podemos dejar que esas cosas vuelvan a ocurrir aquí”, dijo Keene, que era el principal orador de la manifestación, a un entrevistador radial en 1 de marzo.
Esas comparaciones entre el control de armas ahora y durante el régimen de Hitler se unen a otras numerosas declaraciones, incluyendo una de la presidenta de la junta escolar de Ohio, Debe Terhar, en su página en Facebook en enero, y por el comentarista conservador Andrew Napolitano, en el Washington Times.
Las comparaciones llevaron hace poco a la Liga contra la Difamación, una organización judía de derechos civiles, a llamar a los críticos del control de armas a dejar a Hitler y los nazis fuera del debate.
La retórica “es tan absurda y ofensiva y simplemente socava cualquier comprensión real de lo que fue el Holocausto”, dijo Ken Jacobson, subdirector nacional de ADL. “Si ellos creen en eso, no están basándose en ningún examen serio de lo que fue el régimen nazi”,
Algunos partidarios de las armas se defienden vehementemente.
“La gente que no logra aprender de la historia está condenada a repetirla”, dijo Charles Heller, director general de Jews for the Preservation of Firearms Ownership, que ha comparado durante largo tiempo el control de armas en Estados Unidos con las tácticas nazis. “Supongo que si eres pro-nazi, ellos tienen razón. Pero si eres pro-libertad, podemos decir que esa gente miente”.
Comparar el activismo del control de armas con Hitler no es nada nuevo. En un libro de 1994, ‘Guns, Crime and Freedom’, el vicepresidente ejecutivo de la NRA, Wayne LaPierre, escribió que “en Alemania, el control de armas ayudó a preparar el Holocausto”.
Pero la historia de la posesión civil de armas durante los nazis, dicen estudiosos, es mucho más complicada que lo que sugiere la retórica.
Después de la Primera Guerra Mundial, Alemania firmó un tratado de paz que implicaba el desmantelamiento de gran parte de su ejército y límites a sus exportaciones e importaciones de armas. Pero muchos del millón de soldados alemanes que volvían a casa se incorporaron a las milicias armadas, incluyendo una fuerza del Partido Nazi que veía a los comunistas como la principal amenaza.
“Técnicamente, las milicias eran ilegales y las armas eran ilegales, pero a un montón de funcionarios de gobierno no les importaba un pepino que los ultraderechistas con armas atacaran a los comunistas”, dijo David Redles, co-autor de ‘Hitler and Nazi Germany: A History’, un popular texto en las universidades. Sin embargo, para 1928 los funcionarios decidieron que tenían que controlar a las milicias y sus armas y aprobaron una ley que exige la inscripción de todas las armas, dijo Redles, que enseña en la Cuyahoga Community College en Cleveland.
Poco después de que Hitler fuera nombrado canciller en 1933, utilizó el incendio del Reichstag como una excusa para aprobar un decreto que permitía la detención de muchos comunistas y la suspensión de derechos civiles, incluyendo garantías contra allanamientos y confiscaciones. Pero a medida que los nazis empezaron a seleccionar crecientemente a los judíos y otros que consideraban enemigos, en 1938 decidieron aflojar las leyes sobre armas para la mayoría local, dijo Bernard Harcourt, profesor de derecho y ciencias políticas de la Universidad de Chicago que ha estudiado el control de armas durante Hitler.
La ley de 1938 es mejor conocida por prohibir la propiedad de armas de fuego a los judíos, después de lo cual los nazis confiscaron las armas halladas en hogares judíos. Pero Harcourt señala que la ley de armas de Hitler por otro lado desreguló completamente la adquisición de rifles, armas largas y municiones. Eximió a muchos grupos de actuar con permisos. La ley bajó la edad legal para poseer armas de fuego, de veinte a dieciocho. Y extendió la validez de los permisos de armas de uno a tres años.
“Sugerir que la selección de los judíos en alguna de las leyes sobre armas o cualquier otra regulación está de algún modo liada con la visión de los nazis de las armas es enteramente engañoso”, dijo Harcourt, “porque los nazis creían en una mayor desregulación de las armas. Para los buenos alemanes, las armas de fuego eran consideradas cosas a las que tenían derecho”.
Con la ley de 1938, los nazis confiscaron armas de hogares judíos. Pero pocos judíos poseían armas y componían apenas el dos por ciento de la población en un país que respaldaba fuertemente a Hitler. Para cuando la ley fue aprobada, los judíos estaban tan marginalizados y dispersos entre tantas ciudades, que no existía ninguna posibilidad de que montaran una resistencia significativa, incluso armada, dijo Robert Gellately, profesor de historia en la Universidad del Estado de Florida y autor de ‘Backing Hitler: Consent and Coercion in Nazi Germany’.
Partidarios de las armas se oponen enérgicamente a esa visión, señalando que la insurrección del gueto de Varsovia en 1943 implicó la participación de cerca de setecientos hombres armados que fueron capaces de resistir una fuerza mucho mayor de tropas alemanas durante días antes de retirarse a los túneles o huir. Los nazis ganaron incendiando sistemáticamente el gueto, casa por casa.
“Una vez que los alemanes empezaron a adoptar esa estrategia realmente no era mucho lo que gente armada con pistolas, o incluso rifles y ametralladoras, podían hacer”, dijo Paulsson, el historiador y autor de ‘Secret City: The Hidden Jews of Warsaw’.
Paulsson dijo que es posible que si los judíos polacos hubiesen limitado su Resistencia, las tropas nazis no habrían destruido el gueto, permitiendo que más judíos pudieran sobrevivir ocultándose o escapando. Cuando judíos armados dispararon contra turbas o soldados en otros momentos en los años treinta y cuarenta en Polonia, incitó más violentos contraataques, dijo.
Pero para Heller, el activista pro-armas, la insurrección de Varsovia es prueba del poder en las armas de fuego. Dar a los judíos más armas pudo no haber evitado el Holocausto, pero les habría dado una oportunidad para luchar, suficiente como para que un tercio de ellos pudieran haber escapado del gueto para evitar ser trasladados a los campos de concentración, dijo.
“¿Podían haber luchado? Lo hicieron (en Varsovia). ¿Sabes por qué los nazis destruyeron el gueto? Porque tenían miedo de que les dispararan”, dijo. “Ahora, ¿pasará eso en Estados Unidos? Dios, espero que no. No si el fiscal general Eric Holder de Estados Unidos no empiece a mandar gente a echar las puertas abajo”.
Pero Paulsson, cuya madre fue liberada del campo de concentración de Auschwitz al final de la guerra, desecha esos argumentos como distorsiones de los hechos.
“Los ideólogos están siempre tratando de hacer calzar la historia en sus propias categorías y leen en el pasado cosas que sirven sus propósitos particulares”, dijo.
21 de abril de 2013
23 de marzo de 2013
©washington post
cc traducción c. lísperguer

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