[Con un 27 por ciento de desempleo, los niños se cuentan entre las primeras víctimas de la recesión. Hambre y malnutrición. Sin embargo, no se ve qué sugiere al articulista una relación entre las dietas sin proteína animal y la malnutrición. Quizá virtud y necesidad puedan volver a encontrarse.]
[Kristina Chew] Los niños griegos están pasando hambre –otra de las consecuencias de la crisis económica que viene golpeando al país desde hace cinco años. Se ve a niños hurgando en contenedores de basura y alumnos pidiendo comida a otros niños. Las escuelas están no solo presenciando a niños doblados por los retorcijones del hambre –el gobierno está informando lo mismo.
La doctora Athena Lipsos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Atenas dijo al New York Times que “cuando se trata de la inseguridad alimentaria, Grecia ha caído al nivel de algunos países africanos”. La inseguridad alimentaria muestra cuando un niño corre el riesgo de sufrir hambre.
De acuerdo a un informe de Unicef de 2012, entre las familias griegas con niños más del veintiséis por ciento tiene un “dieta económica débil”. Las familias de inmigrantes se han visto ciertamente afectadas, pero también los griegos que viven en ciudades y en áreas rurales. Las familias en el campo todavía pueden cultivar parte de sus alimentos, pero no las familias urbanas, y muchos niños dependen de la pasta, el arroz, las lentejas y los repollos. Un padre contó al New York Times que complementa la dieta de su familia con repollo y caracoles.
Las escuelas griegas no ofrecen almuerzos subsidiados a los estudiantes, los que deben llevar su propia comida o comprarla en la cantina. Como hay alumnos que no pueden hacer ninguna de las dos cosas, Prolepsis, una organización de salud pública independiente asociada con Lipsos, empezó el año pasado un programa piloto. En el programa, los niños reciben un bocadillo, una fruta y leche en 34 escuelas públicas; más de la mitad de las 6.400 familias participantes dijeron que había “sufrido hambre en niveles medios a graves”.
Gracias a una subvención de la Fundación Stavros Niarchos, el programa se extenderá para atender a veinte mil niños más en 120 escuelas. El gobierno griego también dice que está recibiendo fondos de la Unión Europea para servir fruta y leche en las escuelas y vales de almuerzo para pan y queso; también está trabajando con la Iglesia Ortodoxa Griega para repartir miles de paquetes.
Este informe sobre los niños griegos evidentemente contrasta fuertemente con los de hace algunos años sobre la obesidad entre los jóvenes del país, ya que la intensificada presencia de la comida rápida y supermercados atiborrados con platos preparados alejaron a los niños de la tradicional dieta mediterránea. En 2008, dos tercios de los niños griegos sufrían sobrepeso y corrían el riesgo de complicaciones de la obesidad, desde alto colesterol hasta diabetes.
Grecia está entrando en su sexto año de recesión y su tasa de desempleo ha continuado aumentando, elevándose ahora al veintisiete por ciento y de más de cincuenta para los mayores de cincuenta. Seis de diez solicitantes de empleo llevan más de un año sin trabajar. El informe de la Unicef de 2012 también observa que 439 mil niños en Grecia viven por debajo de la línea de la pobreza. De estos niños, más del veinte por ciento tiene una dieta que carece de proteína animal, y el 37 por ciento carece de calefacción adecuada en sus casas y más del veinte por ciento vive en las que se definen como “condiciones medioambientales pobres”.
El hambre que están sufriendo ahora muchos niños griegos muestra los continuados efectos de las medidas de austeridad exigidas por los acreedores del país para recibir fondos y terminar con la aplastante deuda. Un estudiante doctoral de la Universidad de Massachusetts Amherst, Thomas Herndon, ha revelado que un famoso estudio de profesores de la Universidad de Harvard que es a menudo utilizado en defensa de las medidas de austeridad contiene errores. Uno podría pensar que esto, junto con tantos niños griegos que pasan hambre y sufren malnutrición, habría llevado a los líderes de gobierno y economistas a repensar las políticas de austeridad que han aumentado los impuestos a la electricidad y reducido el empleo, las pensiones y los servicios.
26 de abril de 2013
22 de abril de 2013
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cc traducción c. lísperguer