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[Maryland, Estados Unidos] [El movimiento contra la pena de muerte. Editorial].

El jueves el gobernador Martin O’Malley, de Maryland, promulgó una ley que hace que la reclusión perpetua sin posibilidad de acceder a la libertad condicional sea la sentencia máxima en el estado, revocando la pena de muerte después de más de trescientos años. Maryland es el sexto estado en seis años y el décimoctavo en el país, en abolir la pena capital.
Los estados han empezado a rechazar la pena capital por buenas y poderosas razones. La pena de muerte es cara de proseguir, innecesaria como medio de retribución y no tiene ningún efecto en la disuasión de los delitos violentos. Además, los estados han sentenciado a muerte a personas que más tarde resultó que eran inocentes. Y la pena ha sido impuesta tanto por gobiernos estaduales como el federal de modos arbitrarios, caprichosos y discriminatorios –en una palabra, inconstitucionalmente.
Por estas y otras razones, una comisión de Maryland constató que entre 1995 y 2007, cuatro de cada cinco sentencias a muerte en el estado fueron anuladas. Encima de los defectos constitucionales, concluyó, la administración del castigo estaba plagada por la corrupción (los fiscales retenían información potencialmente exculpatoria) y coerción (la policía obtenía confesiones falsas).
Pero en demasiados estados el apoyo a la pena capital continúa abrumando el sentido común. Esta semana la Legislatura de Florida aprobó un proyecto de ley que exige que el gobernador firme una orden de muerte dentro de treinta días a partir de una revisión de una condena capital por la Corte Suprema del estado, y el estado para ejecutar al acusado dentro de 180 días de la firmada la orden. Este proyecto de ley para acelerar las ejecuciones ignora irresponsablemente el hecho de que desde 1973, cuando el estado reinstauró la pena de muerte, un reo del corredor de la muerte ha sido exonerado por cada tres ejecutados.
Entretanto, Arkansas anunció planes para usar fenobarbital en las ejecuciones, incluso aunque el barbitúrico no haya sido usado nunca en una inyección letal [contra humanos] en Estados Unidos y su eficacia debe ser demostrada. Y la Legislatura de Georgia aprobó un proyecto que convierte en secreto gran parte de la información implicada en las inyecciones letales del estado, las que podrían obstaculizar los compromisos legales. En general, sin embargo, se está levantando un consenso de que la pena de muerte debería ser abolida, una tendencia que debería ser estimulada. La ejecución es indefendible, una herramienta arcaica de venganza.
27 de mayo de 2013
3 de mayo de 2013
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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