[Quedó terriblemente claro que la Corte Suprema no tiene ningún interés en garantizar el derecho de habeas corpus a detenidos extranjeros. Editorial NYT].
Cuando en 2008 la Corte Suprema falló que el Congreso no podía privar a las cortes federales de jurisdicción para oír recursos de habeas corpus de detenidos de Bahía Guantánamo, la opinión de la mayoría de 5 a 4, escrita por el juez Anthony Kennedy, pareció ser una victoria histórica para los derechos de los detenidos. “Las leyes y la Constitución están ideadas para sobrevivir, y seguir en vigor, en tiempos extraordinarios”, escribió el juez Kennedy en el caso Boumediene v. Bush, y “los padres fundadores decidieron que el habeas corpus, un derecho de primera importancia”, debía formar parte del marco jurídico estadounidense.
Pero esta semana la corte rechazó las apelaciones en siete casos de habeas corpus que implicaban a detenidos que impugnaban la legalidad de su encarcelamiento. (Los jueces también rechazaron una apelación en otra demanda civil entablada por José Padilla, un ciudadano estadounidense, contra el ex ministro de Defensa Donald Rumsfeld y otros funcionarios por maltratos y torturas durante su detención). Sin disidentes, está terriblemente claro que la corte de Roberts no tiene ningún interés en garantizar el derecho de habeas a detenidos extranjeros.
Durante cuatro años los jueces han dejado en manos de las Cortes de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia idear reglas para los casos de recursos de amparo en Guantánamo. Esa corte ha elaborado importantes reglas procedurales y normas probatorias que son injustamente inclinadas a favor del gobierno. En el caso Latif v. Obama, por ejemplo, fallado en octubre pasado, la mayoría de un tribunal de tres jueces recurrieron a tribunales de primera instancia para juzgar la exactitud de evidencias dudosas.
El juez David Tatel, que adoptó una posición disidente en el caso, alegó que “es difícil ver qué queda de la orden de la Corte Suprema” si se permite que la corte de apelaciones repudie a Boumediene y “falle a favor del gobierno”. Se puede decir lo mismo del tratamiento que ha dado la corte a casi todos los otros casos de Guantánamo. En los diecinueve casos que ha resuelto, la corte no ha fallado nunca a favor de los detenidos.
En Boumediene, el juez Kennedy observó que el recurso de habeas corpus gira menos sobre los derechos del detenido que sobre el poder de la judicatura para poner freno al uso indebido de las atribuciones del poder ejecutivo. Al negarse a corregir las desacertadas resoluciones de la corte de apelaciones, los jueces quitaron apoyo a importantes principios proclamados en el caso Boumediene y ahuecaron su propia autoridad.
15 de junio de 2012
13 de junio de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer