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[Víctimas bosnias esperan el juicio por crímenes de guerra contra Ratko Mladic.]

El trato que se brindará al general serbo-bosnio Ratko Mladic en el tribunal por crímenes de guerra de La Haya es demasiado bueno para él a ojos de los que perdieron a sus familiares en las atrocidades de tiempos de guerra por las que será juzgado Mladic este miércoles.
El nacionalista de 69 años, que está acusado de orquestar la masacre de ocho mil hombres y niños musulmanes en Srebrenica en 1995 y la muerte de al menos diez mil habitantes de Sarajevo durante el sitio de cuatro años de la capital bosnia, lleva más de un año en manos de Naciones Unidas. Ha estado cenando con especialidades de los Balcanes en la moderna y climatizada cárcel, recibiendo atención médica para sus presuntos achaques y reuniéndose con abogados para preparar su defensa contra la acusación por genocidio y otros crímenes de guerra.
Desde su captura hace un año después de dieciséis años de eludir la acusación del tribunal de Naciones Unidas, Mladic se ha unido a la docena de acusados de los conflictos que sacudieron a la ex Yugoslavia. Sus casos todavía atraviesan el laborioso proceso judicial mundial.
Él mismo parece no tener ninguna prisa. El lunes su abogado presentó una moción tratando de retrasar el juicio en seis meses, alegando que la fiscalía ignoró la fecha cierre para compartir evidencias. Tres días antes, el equipo de la defensa de Mladic exigió un retraso de dos meses y la inhibición del juez presidente Alphons Orie, acusando al jurista holandés de prejuicios a causa de su participación en otros juicios contra acusados serbios.
Víctimas y sobrevivientes del derramamiento de sangre bosnia de 1992-1995 que costó al menos cien mil vidas y convirtió en refugiados a dos millones de personas, han esperado para que el comandante del ejército serbo-bosnio responda por sus actos. Algunos se alegran de ver a su torturador en el banquillo de los acusados del tribunal internacional. Para otros, un tribunal en la capital administrativa de los Países Bajos, donde la sentencia más severa es reclusión perpetua en una cárcel europea, es de lejos un destino demasiado gentil para el hombre que llamaban el Carnicero de Bosnia.
“Entiendo la democracia, pero hay que hacer excepciones cuando se trata de monstruos”, dijo Delila Lacevic, que presenció cómo sus padres volaban destrozados por un proyectil lanzado desde territorio serbo-bosnio cuando hacían la cola del agua en una fábrica de cerveza de Sarajevo en 1993.
“Ni siquiera dejaron que la gente orara por última vez antes de ser ejecutados”, dijo Lacevic en una entrevista telefónica refiriéndose a Mladic y al líder político de Bosnia en tiempos de guerra, Radovan Karadjic.
Sin embargo, la civilizada justicia otorgada a Mladic le podría dar tiempo para reflexionar sobre sus actos, tan espantosos que empujaron al suicidio a su propia hija en el punto álgido del conflicto, dijo Lacevic. “Estoy segura que el recuerdo de las personas que asesinó lo persigue. Se lo merece. El mejor castigo sería dejarlo en una celda, a merced de los fantasmas que lo acosan”.
Muchas víctimas, como la alianza de Madres de Srebrenica, que reúne a seis mil mujeres, no quieren que el castigo de Mladic quede para el más allá. Una caravana de coches y buses llevaron a cientos de personas a La Haya, aunque sólo una docena de las viudas, madres, hermanas e hijas de los hombres asesinados en la más espeluznante atrocidad de la guerra de Bosnia, que se ha asegurado un lugar en la sala del tribunal para el inicio del juicio el miércoles.
Quieren ver derrotado al antiguamente formidable general, con su cuerpo de forma de barril, marchitado por la edad y su vida como fugitivo, su porte seguro debilitado por achaques no revelados que lo obligaron a aceptar ayuda para organizar su defensa en su comparecencia el año pasado.
Persiste el arrogante desplante exhibido durante los años de guerra. Se negó a pedir clemencia durante la comparecencia de junio, rechazando las acusaciones del tribunal de Naciones Unidas como “odiosas”. Pero a diferencia de Karadzic, el psiquiatra y fanático nacionalista que se defiende a sí mismo, Mladic aceptó la ayuda de un abogado nombrado por el tribunal así como un abogado de Belgrado.
El paso del tiempo ha significado que algunos testigos han muerto, y otros se han mudado y dejado atrás los horrores de Bosnia. Pero todavía hay muchos que ansían que Mladic sea condenado.
“Están dispuestos a contar sus experiencias al tribunal”, dijo sobre los testigos reunidos para declarar contra Mladic el asesor especial de la fiscalía, Frederick Swinnen.
Su juicio será el último antes de que se desmantele el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia en 2014, después de procesar al último fugitivo de los 161 juicios del tribunal, que terminaron en su mayoría en condenas.
“Hemos tenido algunas absoluciones, y algunas muertes, pero si comparas nuestro trabajo con el de otros tribunales, este es un importante logro de todos aquellos acusados que han sido llevados a justicia, que no quedan más fugitivos”, dijo Swinnen.
Se cree que el juicio de Mladic puede tomar más de un año. La fiscalía espera llamar a 411 testigos, aunque gran parte de sus declaraciones ya han sido grabadas y presentadas en los juicios contra otros señores de la guerra de los Balcanes, incluyendo a Karadzic y al difunto presidente serbio Slobodan Milosevic.
El destino de Milosevic, que fue encontrado muerto en su celda en La Haya a causa de una aparente deficiencia cardiaca en 2006, dejó furiosas y frustradas a víctimas y sobrevivientes de sus agresiones por la incapacidad del tribunal de dictar un veredicto sobre el presunto arquitecto e instigador la campaña serbia para ocupar territorios de otras repúblicas cuando Yugoslavia se estaba desintegrando a principios de los años noventa.
Param-Preet Singh, abogado en proyecto de justicia internacional de Human Rights Watch, asistió al juicio contra Karadzic en 2009, asediado de la misma manera por las víctimas que conducían toda una noche con la esperanza –la mayoría de las veces incumplida- de ver al acusado.
“Karadzic no se presentó, estaba saboteando el juicio. Pero era evidente lo mucho que habían invertido las víctimas en su búsqueda de justicia por los crímenes que cometió”, dijo Singh. “Estos dos hombres fueron vistos como fuera del alcance de la ley durante casi dos décadas. Verlos en el banquillo de los acusados es un gran triunfo para las víctimas”.
De los crímenes graves atribuidos a Mladic –la masacre de Srebrenica, el bombardeo de Sarajevo y la “limpieza étnica” que desalojó a musulmanes y croatas de sus casas a punta de pistola-, la fiscalía tendrá que probar la “responsabilidad de mando” en ausencia de testigos que puedan identificar a Mladic en cada sitio del suceso, dijo Singh.
Pero el tribunal ha sido exitoso en juicios previos de importantes militares, como la sentencia de 46 años contra el comandante de Srebrenica, Radoslav Krstic, en 2001, cuando se convirtió en el primer acusado del tribunal en ser condenado por genocidio.
Víctimas como Lacevic estarán observando, pese a la anunciada duración del juicio de Mladic y la sistemática cobertura que se espera.
Lacevic lleva consigo el peso emocional de haber tomado una decisión en cuestión de segundos sobre a quién proteger con su cuerpo cuando un mortífero proyectil zumbando hacia la cola del agua mató a sus padres. Eligió acurrucarse sobre su hermano de doce. Los dos quedaron gravemente heridos, pero sobrevivieron y fueron trasladados a Estados Unidos por agencias de ayuda.
“Tengo 38 años, pero me siento como de setenta, por todo lo que he vivido, por la ansiedad y la depresión y la culpa con la que he vivido por no ser capaz de salvarlos a todos”, dijo Lacevic.
“Me gustaría mirarlo a los ojos y preguntarle por qué hizo esto, por qué mató a personas que nunca había visto antes”, dijo Lacevic, que fue el tema de la periodista del Times, Barbara Demick, en su crónica de tiempos de guerra en Sarajevo, ‘Logavina Street’.
“Me gustaría poder ir a La Haya, para tener alguna forma de clausura”, dijo Lacevic, ahora casada y vecina de Texas. “Quiero decirle: ‘No me has destruido, no me mataste, aunque lo intentaste’. Para ganar, sólo tenía que sobrevivir”.
17 de mayo de 2012
15 de mayo de 2012
©los angeles times
cc traducción c. lísperguer

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