[Nicholas Bakalar] [Algunos estudios han asociado la grasa alimenticia con el desarrollo de la demencia en la vejez. Un nuevo estudio sugiere que el riesgo podría depender del tipo de grasa consumida.]
Los científicos estudiaron a 6.183 mujeres mayores de 65 años, trazando su consumo de grasa y cambios en sus capacidades mentales durante un periodo de cuatro años. Las mujeres rellenaron un cuestionario sobre la alimentación al inicio del estudio, y luego pusieron a prueba periódicamente sus capacidades mentales.
Los investigadores asignaron un “puntaje de cambio” a cada voluntaria, resumiendo los cambios en la memoria y en el pensamiento abstracto en el curso del tiempo: mientras más bajo el puntaje, más alto el deterioro. El estudio apareció online el jueves en la revista Annals of Neurology.
Después de controlar numerosos factores sanitarios y socioeconómicos, los investigadores constataron que las mujeres que consumieron la mayor parte de las grasas saturadas tenían un sesenta por ciento más de probabilidades que las mujeres que consumieron menos grasas, de tener puntajes que las pusieron por debajo del percentil 10. Por otro lado, las mujeres que informaron haber consumido la mayor parte de las grasas no saturadas eran un 44 por ciento menos probable que tuvieran puntajes en el percentil 10 más bajo. El consumo de grasas poliinsaturadas y de grasas trans no estuvo asociado con ningún cambio, como tampoco con las grasas totales.
“La gente debe considerar introducir cambios o substituciones en la dieta, dejando las grasas saturadas a favor de las grasas monoinsaturadas”, dijo la autora jefe, la doctora Olivia I. Okereke, profesora de psiquiatría en la Universidad de Harvard.
30 de mayo de 2012
20 de mayo de 2012
©new york times
cc traducción c. lísperguer
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